Uno de los universos de Ciencia Ficción mejor diseñados que existen hoy en día, y uno que siempre me ha traído muchísimo pero con el que nunca me he puesto al cien por cien, es el mundo de Warhammer 40.000. Aunque os aviso que no es del todo desconocido para mí. Ya en los 90s jugué al juego de rol que lleva este titulo. Y una vez probé el juego en unas jornadas de juegos de mesa que se hicieron en Sevilla. No es tan desconocido para mí porque como muchos de vosotros soy consciente que tras esta idea hay un poderoso lore detrás. Novelas y tramas de cada uno de los personajes que se pueden comprar y pintar como figuras para el juego de tablero. O PJs o PNJs que se pueden usar en los juegos de rol. Esos lores que enriquecen aún un «mundo» y que le dan más vida. Mundos amplios por desarrollar al que se prestan cada vez más escritores de renombre también. Seguidos de cierta gente que ha dedicado toda su vida a ello. Pero, ¿una antología? Ay friends, veo una antología y me puede. Es la puerta abierta que necesito para entrar en cualquier nuevo universo.
Nexus y otros relatos comprende toda una colección de historias de esta ambientación y viene escrita por grandes autores del género. Un compendio de relatos de Warhammer 40K, donde autores como Dan Abnett, Guy Haley, Chris Wraight, Rachel Harrison, Mike Brooks, Danie Ware, Steve Parker, Peter McLean, Josh Reynolds, Phil Kelly, Robert Rath, Marc Collins y J C Stearns; se inmiscuyen en esta poderosa temática de ejércitos beligerantes que luchan por conquistar y hacerse con los más diversos mundos y estrellas de la galaxia. Un volumen con el que me topé entre las novedades de Minotauro de este mes y que, sin duda, es una excelente manera de meter el dedo del pie en el enorme lago que hay por delante. Quince relatos más la novela corta llamada Nexus, de Thomas Parrott, que inicia la antología. Pero antes aprovecho para aclarar que Nexus y otros relatos sirve como una buenísima introducción al estado actual del universo de Warhammer 40.000, especialmente la parte centrada en los Necrones, esos que vienen a demostrar en la mayoría de estas historias que representan a uno de los malos-malutos más temibles de la galaxia conocida.
Paso a desglosar los relatos, como siempre, sin spoilers: Nexus, de Thomas Parrott, es una novela corta donde los Ultramarines son empujados a la vanguardia de la batalla contra la fuerza imperecedera de los Necrones. A pesar de la abrumadora diferencia en términos de avance tecnológico entre las dos fuerzas.
Kraken, de Chris Wraight, nos lleva a un mundo acuático que ha sido atacado por una misteriosa criatura submarina. El Administrador del planeta pide ayuda y solo un Lobo Espacial acude.
En Redentor, de Guy Haley, el líder de un escuadrón de los Ángeles Sangrientos tiene la tarea de defender una colonia que es acosada por monstruos que han sucumbido a la Furia Negra y es tarea de Astorath localizarlo y traer la Misericordia del Emperador.
Una prueba de fe, del mencionado ya Thomas Parrott, cuenta la inducción de ciertos Primaris Marines en diferentes capítulos. En uno de los cuales, el nuevo Capellán Primaris ha sido asesinado.
Las horas crepusculares, de Rachel Harrison, habla de la comisaria Severina Raine la cual lidera un equipo asesino de Duskhounds para deshacerse de un psíquico del Caos que había hecho imposible el asalto a un complejo minero.
En Carrera Relámpago, de Peter McLean, sabemos de la piloto de transporte Valkyrie, Salvatoria Grant, que espera ayudar a su gobierno ya que fue adoctrinada bajo el dicho «Todas las mujeres tienen su responsabilidad con el Imperio».
Desaparecidos en combate, Dan Abnett, no cuenta lo mismo que la peli ochentera de Chuck Norris. Aquí el inquisidor Gregor Eisenhorn es convocado para investigar una serie de horripilantes asesinatos… Un relato de final impactante.
En La Catedral de Cristal, de Danie Ware, un escuadrón de Adeptus Sororitas tiene la misión de preservar la seguridad de un Crysta recién abierto en una catedral abandonada hace mil años debido a la infestación de unos seres extraterrestres.
Voces al unísono, de Guy Haley, trata la escolta de un prisionero llevado a los representantes del Primarca Guilliman por parte de un Inquisidor.
En Donde hay disformidad hay un camino, de Mike Brooks, Ufthak Snazzhammer tiene una rara oportunidad de convertirse en el líder de un escuadrón Orko.
Redención en Dal’yth, de Phil Kelly, habla del comandante Sha’kanthas de los Tau y como está enzarzado en combate con un Adeptus Astartes que ha entrado en éxtasis.
Vacío cruzado, de J. C. Stearns, es donde Aeldari (¿o Drukhari? No lo recuerdo) tiene una larga historia en el campo de batalla, donde llega a estar en extremos opuestos.
En La luz del sol de cristal, de Josh Reynolds, Fabius Bile, después de obtener un fragmento de alma de un aeldari moribundo, se dispone a sacar todo el conocimiento para intentar alcanzar la inmortalidad.
Guerra en el museo, de Robert Rath, muestra un caso muy chulo donde un tipo a bordo de la nave de Trazyn anda en peligro cuando uno de los alienígenas que están dentro comienza a despertar.
En Reclutado, de Steve Parker, sabemos de un escuadrón de Marines Espaciales de la Guardia de la Muerte que tienen la tarea de recuperar la cabeza de un líder Orko en una nave Imperial infestada por esta raza.
Cierra la antología, Deber hasta la muerte, de Marc Collins, donde un escuadrón de cinco Adeptus Custodes luchan contra un enjambre de Tiránidos en una última batalla para proteger su preciado cargamento.
Una antología donde se recuerda este futuro lejano, muy lejano, maravillosamente ideado y que contiene CF de la buena e incluso terror. O como dicen en USA, fantasía oscura. Volumen ideal para entrar en esta ambientación.