Para hacer esta reseña voy a tener que revelar uno de mis secretos literarios. La mayoría de mis escritos vienen inspirados por canciones. También algunos salieron de alguna imagen o ilustración que vi aquí o allá y lógicamente otros de cosas o anécdotas que me sucedieron a mi o a otras personas. Pero los que más éxitos me han dado (muy cogido con pinzas esto de “éxito”) han sido las historias inspiradas tras dejarme llevar por una canción. De ahí el impacto que ha tenido en mí Blue in Green. Evoca triunfalmente la melancolía nostálgica que describe la letra de la canción «Blue In Green», de Bill Evans. ECC Ediciones publica este tomo que nos da la posibilidad de leer una historia gráfica que transforma el arte en música en cada página, donde recorreremos figurativamente las notas de los pentagramas de partituras con Erik a través del arte trascendente y la diogénesis de terror psicológico que lleva cada uno de los pensamientos del protagonista. Un músico de jazz en apuros que busca tanto su identidad como músico fracasado como las respuestas a un misterio en esta original novela gráfica de terror y crimen.
Blue in Green es una historia sobre la ambición, la obsesión, pero, sobre todo, la búsqueda de la identidad de uno mismo. Ese paso, esos años por los que muchos ya hemos pasado en los que nos preguntábamos quién éramos y si hemos conseguido llegar a ser lo que en realidad queríamos ser. O si nos hemos acercado mucho o poco. Y, ¿quién no lucha con el arrepentimiento y los sentimientos de autocompasión por el pasado inamovible? Poca gente hoy en día puede decir que trabaja o hace lo que le gusta, ¿no?
Erik Dieter, un prometedor músico de jazz que se dedicó a escribir música y enseñar en la escuela dominical, regresa a casa para asistir al funeral de su madre. Después del servicio, Erik se reencuentra con su ex amante y actual restauradora de arte, Vera Carter, en la casa de su difunta madre. Mientras reflexiona sobre la antigua casa de su infancia y contempla el futuro exitoso que nunca logró, Erik se encuentra con una figura demoníaca etérea que sostiene una fotografía. Erik inspecciona la fotografía del difunto músico de jazz que su madre había guardado. Atormentado por la periferia de la grandeza como músico, la disminución de su autoestima y el demonio del que sigue siendo testigo, Erik piensa en la perfección musical y la identidad del hombre de la fotografía. En su esfuerzo por el éxito, Erik luchará por mantener las relaciones con su hermana, Dinah, y su antiguo amor, Vera. La búsqueda de Erik por la «grandeza» que dejó atrás por intentar conseguir algo que al final tampoco consiguió y donde la pregunta es: ¿Erik será recordado por alguien cuando deje este mundo?
Blue in Green toma música de jazz y un protagonista autocrítico con el que muchos nos podemos identificar y cuenta la historia, desafortunadamente, común sobre cómo el viaje hacia la perfección puede destruir la vida de una persona. Si eres músico, reconocerás y analizarás fácilmente las connotaciones musicales que se encuentran en estas páginas. Incluso si no sabes nada de música, Blue in Green te canta su frenética canción de jazz como un poema ecfrástico. Las letras, el arte y el diálogo se pueden comparar tanto con la música como con las imágenes tipográficas de la poesía concreta para que los lectores las analicen en formato cómic. En definitiva, lo que quiero decir es que si amas la música y te has acercado a ella…, cuánto más te hayas acercado a ella y sus instrumentos, más te «afectará» este cómic.
Y funciona porque Ram V combina varios hilos de la trama que se leen como tempos variables de una pieza musical improvisada. Y cuanto te enteras que Ram V escribió el guion después de recibir el viñetaje de Ananda RK, pues mola lo que de ahí brotó en esta mini-novela gráfica que os recomiento leer. Pues Blue in Green es tan complicada como una partitura y tan sencilla como una canción ya producida lista para sacar a la venta. Cuidado con esta lectura que araña el alma.