Con la esperanza de encontrar en formato cómic una obra sobre los Masters del Universo nostálgicos de muchos de nosotros que fuimos niños en los 80, entré en este tomo que publica ECC Ediciones que me pareció tener una pinta tremenda. Toda una ola de rescate nostálgico se abatió no hace mucho sobre esta franquicia y algunas otras, una rama más de ese árbol de la nostalgia (insisto) que los americanos de pro así como las empresas de frikismo especializado se han empezado a dar cuenta qué es, lo que realmente. Porque al adulto de 2022 hay que tenerlo contento, porque paga y porque quizás las juventudes de hoy en día andan algo perdidas entre tanto móvil y tablet. Asi que es obvio pensar que se piense en nosotros… porque ya iban tarde tanto en libros, cómics, pelis y series. Y el momento maravilloso que estamos viviendo lo refleja. Todo o casi todo para ese público maravilloso que tanto reivindico en esta web de reseñas diarias: los niños de los 80.
Respecto a Masters del Universo, He-Man, Skeletor…, los muñecotes, qué decir. Quién de nosotros no tuvo, al menos, uno de esos seres fortachones en plástico duro tan caros pero que tanto nos gustaron junto a la serie de dibujos animados que disfrutábamos muchos en aquellos años (al menos, en mi caso), en vídeos comunitarios. Y no me pararé a explicar qué es eso de “video comunitario”, porque a los que le hablo, lo sabrán. Tan solo diré que sin haber leído todos los otros tantos cómics que se han publicado a estar alturas de esta franquicia, puedo decir que hoy os reseño el mejor de ellos para entrar y disfrutar de nuevo en aquello de lo que una vez disfrutaron. Un primer volumen que acompaña a nuestro héroe en esta nueva edición de He-Man y los Masters del Universo, que recupera las diferentes etapas de la saga publicadas por DC, y que recopila la miniserie original publicada en 1982, obra de Paul Kupperberg y George Tuska, así como las seis entregas del relanzamiento acometido en 2012 por autores de la talla de James Robinson, Keith Giffen, Geoff Johns, Howart Porter, Philip Tan o Pop Mhan.
Sin haber podido encontrar datos, me atrevería a decir que estamos ante una obra inédita en nuestro país. ¿El arco de tres números de 1982? Pues bueno, es lo que es y de la época que es. Aquí, Skeletor amenaza con matar a la Diosa a menos que He-Man lo ayude a obtener lo que necesita para recuperar las mitades rotas de la famosa espada (power sword). Skeletor extorsionando a He-Man fue un concepto novedoso, aunque en realidad no hay muchas formas diferentes de hacerlo. La historia es bastante decente, pero está cargada de una gran cantidad de exposición, lo cual no es inesperado para los años 80. La escritura incorpora el diálogo rígido, formal, del género de la fantasía clásica, y el arte tiene un estilo pulp adecuado que a muchos de nosotros nos resulta molón por su enorme parecido con las historias de los cómics de Conan. Un comienzo prometedor de lectura, eso si, no se lo quita nadie. Y si alguna vez has sentido que «me revelaron unos fabulosos poderes secretos» es una mala excusa para una historia de origen, DC creó el siguiente cómic para ti. Masters of the Universe: The Origin of He-Man arroja luz sobre cómo el príncipe Adam adquirió sus poderes, esa conversión que tiene cuando grita la famosa frasecita con la poderosa espada entre sus manos. Un número que no esperaba y que me ha parecido una delicia. Una historia de origen en toda regla que cuenta de He-Man y los Masters del Universo, lo que muchos llevábamos años preguntándonos.
El guión de Fialkov sobresale cuando se trata de diálogo.
Como dice la sinopsis, los seres más letales de Eternia aguardan en este mundo de aventuras por el que va pasando Adam y sus amigos, gente de un reino que no es para nada tranquilo. Y mejor que no lo sea porque si no Beast Man, Mer-Man, Trap Jaw, Evil-Lyn… y Skeletor, el mismísimo Señor de la Oscuridad, se aburrirían y sería peor. No obstante, está ese chico guapo, rubio, con músculos tras las orejas y su blusa ochentera blanca que esconde algo y grita: ¡Por el poder de Grayskull!
Creía haber olvidado esta máxima y los grandes momentos que en mi infancia me dio. Colección imperdible para nosotros, friends.