Reseña: Mercaderes del Espacio, de Frederik Pohl y C.M. Kornbluth

En algún momento, la novela distópica se convirtió en tradición dentro de la Ciencia Ficción. Y es fácil ver por qué: las facetas que separan el género del resto de la literatura conducen a manifestar sociedades e ideologías en desacuerdo con la realidad social. Un Mundo Feliz, presentaba una sociedad en la que casi toda la humanidad se drenaba de “propia humanidad”; Fahrenheit 451, le arrebataba libros a la sociedad; 1984, imaginaba un mundo en el que la libertad personal se perdía por control del Gobierno, además de presentar un escenario donde el individualismo es aplastado bajo la esterilidad de la conformidad. Pero hay más porqués. Todos sobre Zanzíbar, Orbita Inestable o La Oveja Mira hacia Arriba, de John Brunner, son novelas distópicas que presentan diferentes facetas de permitir que la influencia corporativa usurpe las preocupaciones políticas y sociales. Congreso de Futurología, de Stanislaw Lem, mostraba una sociedad bloqueada por productos químicos. Y Mercaderes del Espacio, enseña como comercializar dentro de un escenario aterrador que estratifica a la sociedad de manera poco saludable. En definitiva, novelas con una potente carga social, con más de cincuenta años respecto a nuestra realidad, pero cuyos argumentos están demasiado cercanos. Historias de Anticipación, haciendo una fuerza honrada del significado de sus palabras.

Y es que la sociedad que Kornbluth y Pohl imaginan en Mercaderes del Espacio, se vuelve demasiado realista. Establecida nominalmente en el «futuro», las corporaciones han ganado suficiente poder para forzar los límites políticos para cambiar de lo geográfico a lo comercial. Estados que ya no están representados en el gobierno, los conglomerados empresariales y los mega-corporaciones compiten y cabildean ferozmente en su etapa más alta para garantizar que los productos se consuman y las ganancias sean súper elevadas. Y jugando el papel más importante en ello, están las Agencias de Publicidad. Capaces de usar cualquier método, el que deseen sin límites y poniendo los cinco sentidos recurridos en folletos, carteles…, y otros asuntos más turbios. ¿Un ejemplo? Productos que contienen en sí mismos altos elementos adictivos. Por lo que la riqueza se canaliza hacia la cima, la clase baja crece mientras que los ricos prosperan. Todos los servicios privatizados, incluso la capacidad de una persona para recibir protección civil se deriva a su capacidad de pago, incluyendo la propia policía. Los pobres consumen solo ingredientes de baja calidad, los países del Tercer Mundo suministran mano de obra a muy bajo precio a las potencias ricas, me cago en todo… Si es que esta novela de 1954 habla de nuestra sociedad actual.

Una sátira del capitalismo y del mundo de la publicidad que casi setenta años después se hace realidad. Y así nos topamos con la historia de Mitchell Courtenay, el mejor publicista de la Sociedad Schoken, y el encargado de elaborar la campaña publicitaria de un poderoso proyecto. El besar culos (por no ser más borde), emplear trucos del oficio y una capacidad instintiva para explotar las lagunas legales, lo han colocado como uno de los favoritos de Schocken. Y es así cuando llega un gran contrato, uno obtenido de manera cuestionable, en el que es elegido para encabezarlo. El Proyecto Venus. La humanidad está enviando a sus primeros humanos a colonizar a nuestro vecino verde-oscuro, y depende de Courtenay asegurarse de que contenga personas esa nave. Después de elegir a mano a su equipo, investigar la demografía y entrevistar al único astronauta que realmente ha puesto un pie en Venus, pone en marcha sus ideas. Pero tras una sucia maniobra de sus competidores en el que hay un intento de asesinato, el mundo de Courtenay se desmorona. Se verá relegado a los más bajos niveles de la sociedad, desde donde deberá ascender de nuevo acercándose (tal vez demasiado) al mundo del terrorismo y el sabotaje.

Mercaderes del Espacio no deja de ser una novela fascinante, llena de ideas, a pesar de los años. Un titulo indispensable de leer y que, por supuesto, aparece en la lista de Science Fiction: The 100 Best Novels, así como en la muy seguida Ciencia ficción: Guía de lectura del gran Miquel Barceló.

Reseña: Soy Leyenda, de Richard Matheson

Minotauro Esenciales es una genial colección de libros a gran tamaño y con tapa semidura, donde se están recuperando joyitas de la Ciencia Ficción y el Terror. Una buena forma de poner en librerías nuevamente todas aquellas joyitas indispensables que nunca deben faltar en biblioteca de cualquier lector que se precie. Pero también, que tengan a mano (y a muy buen precio), todas esas nuevas generaciones lectoras que llegan, lo mejor de lo mejor.

Soy Leyenda es la historia de Robert Neville. El único superviviente a un apocalípsis vampiro-zombi, que vive en una casa cercada a las afueras de los suburbios de Inglewood. Mirando el reloj todos los días, debe estar en casa antes del atardecer o esos remanentes sobrenaturales de la humanidad aparecerán en la oscuridad buscando sangre fresca, para asaltar su hogar y conciencia durante toda la noche. Amenazando no solo con volverlo loco, sino con matarlo queriendo introducir sus dulces colmillos en su cuerpo. Neville, a golpe de estacas en ocasiones, también recolecta alimentos y suministros a la luz del día como buena hormiguita, sin embargo, el significado y el propósito de la vida se deterioran con cada puesta de sol, lo que lo lleva a beber y a la depresión. N obstante, la llegada de un perrito callejero a su puerta un día lo cambiará todo…

Novela apocalíptica pionera en su género, Soy Leyenda utiliza un concepto muy simple para crear una enorme historia con una ambientación increíble. Recordad que esta novela fue publicada de la mano del genial Richard Matheson, nada más y nada menos, que en 1954. Es decir, cuando muchos de los que son abuelos hoy en día, nacieron. Y el concepto, poco tiene que ver con la película que hiciera Will Smith hace unos años. En mi opinión, ahí se tergiversa todo. Richard Matheson (que nos dejó en 2013) demuestra el buen momento creativo en el que estaba y maneja la historia con una narrativa bien enfocada y una prosa seria. Nunca se atasca en el tedio de un apocalípsis zombie. Un hombre abandonado en una isla de cemento. Un Robinson Crusoe que no está atrapado, no está bajo tierra, ni en ninguno de los lugares típicos donde la gente se esconde ante el Terror; está en su casa, hace vida en soledad y tiene libertad de movimiento durante el día. Todos los días se despierta, escucha música, tiene más que una buena cantidad de bebidas alcohólicas, realiza una variedad de diligencias y recolecta comida antes de acomodarse para la noche. No tiene ninguna presión, más que la de salvar su vida ante la oscuridad. Y tiene una ciudad entera a su disposición.

A través de Robert Neville, Matheson plantea preguntas pertinentes que nunca dejan al lector indiferente: ¿Quién de nosotros podría ser lo suficientemente fuerte como para llevar voluntariamente los cuerpos de sus seres queridos a un pozo de fuego comunitario, donde quemar a los muertos-muertos? ¿Quién quiere vivir para siempre solo? ¿Quién no ha deseado matar al vecino? El viaje en Soy Leyenda junto a Robert Neville es intenso y satisfactorio. Se vive. Tiene escenas que os marcarán para todo la vida, da igual el momento o el sitio donde estéis al leerlo por primera vez. Eso sí, con un final brusco, cierto tipo de lectores pueden quedar con ganas de más y por ello molestarse con la obra. Pero con el tiempo sabrán valorarla como lo que es: una obra de arte. Una historia fantástica e intemporal de horror y supervivencia. Un clásico del fantástico en tan sólo ciento sesenta y ocho páginas.

Un novela que manifiesta una máxima. El libro siempre será mejor.

Reseña: ¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio!, de Harry Harrison

Minotauro Esenciales es una colección que, en definitiva, representa eso: libros indispensables de leer dentro del campo de la CF, aunque también algunos títulos publicados tocan muy de cerca el género de Terror. En efecto, una colección para no perderse a poco que te guste leer grandes historias creadas por maestros del fantástico. Y no podía falta una historia tan chula como es ¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio!, de Harry Harrison. Una novela diferente y referente de la sci-fi norteamericana donde se explora las consecuencias tanto del crecimiento poblacional desenfrenado en la sociedad, como del acaparamiento de recursos por parte de una minoría rica. Una novela publicada originalmente por entregas en la revista Impulse que ambientada en el “futuro” agosto de 1999, nos muestra las tendencias en la proporción de los recursos mundiales utilizados por USA y otros países en comparación con el crecimiento de la población, y describe un mundo donde la población global es de siete mil millones de personas; plagado de hacinamiento, escasez de recursos y una infraestructura en ruinas.

La trama salta de un personaje a otro, contando las vidas de personas de diversos ámbitos sociales en la ciudad de Nueva York, con una población de 35 millones. Una forma de contar algo muy chula, muy cinematográfica, diría que actual y que me gustó tanto en su día que la utilicé para una de mis novelas. Pero lo que importa es, que en ¡Hagan sitio ¡Hagan sitio! conocemos al detective de policía Andy Rusch, de 30 años, que vive en media habitación y la comparte con Sun, un ingeniero jubilado que ha adaptado una bicicleta para generar energía para un viejo televisor y un frigorífico. Y cuando Andy hace cola para recibir su ración de agua cada vez más reducida, es testigo de un discurso público de los «Ancianos», personas mayores retiradas a la fuerza del trabajo. Entonces se desata un motín después de que en una tienda de alimentos cercana se ofrezca una oferta sorpresa de filetes «soylent» (soja y lentejas) y la tienda sea saqueada por la mafia.

Por otro lado, Billy Chung, un taiwanés-estadounidense de dieciocho años, roba una bandeja de filetes, se come algunos y vende el resto para recaudar suficiente dinero y conseguir trabajo como mensajero de Western Union. Su primera entrega lo lleva a un bloque de apartamentos fortificado, con los raros lujos de aire acondicionado y agua corriente para las duchas, le entrega su mensaje a un rico mafioso llamado «Big Mike» O’Brien y ve a Shirl, la amante de Mike, de veintitrés años. Billy sale del apartamento pero lo arregla para poder volver al edificio más tarde. Irrumpe en la casa de Mike, pero cuando Mike lo atrapa en el acto, Billy lo mata accidentalmente y huye. Una evidencia que conectará a Andy con los demás personajes pues durante su investigación, se enamorará de Shirl.

Una historia que tiene un final descorazonador.

La novela fue la base para la película Soylent Green, de 1973, que a muchos nos encantó. Aunque aquel guion cambió gran parte de la trama y el tema e introdujo el canibalismo como una solución para alimentar a las personas.

Harry Harrison afirmó que la idea surgió de un tipo hindú que conoció después de la guerra, en 1946, que le habló sobre el tema de la súper población en el planeta. Y hasta el momento, no había oído hablar a nadie de ese tema. Le dijo dijo también:

-¿Quieres ganar mucho dinero, Harry? Tienes que importar anticonceptivos a la India.

Pero Harry se negó a ser el rey de los preservativos en el país del curry.

Reseña: 1984, de George Orwell

Retomar una de las obras que más te han marcado, siempre es bien. 1984, de George Orwell, fue uno de los libros que recuerdo leer por primera vez en el instituto, en aquella ansia febril que me dio por leer los mejores clásicos de Ciencia Ficción. Es curioso pero con este libro maté dos pájaros de un tiro porque la profesora de Literatura aunque le sorprendió mi elección, sí que me lo dejó leer como objetivo del trabajo de ese año para comentario de textos y tarea de lectura del curso. Yo era así, mientras los demás leían La Celestina o El Sombrero de Tres Picos, yo intentaba hacer ver a los profesores que había otros argumentos más atractivos para un alumno, dentro de novelas igualmente dignas de ser analizadas. Y 1984 me cautivó como pocos libros de aquella época. Tenía quince años, leí 1984 entre idas y venidas e incluso a la hora del recreo del instituto. Fue uno de esos libros que siempre llevas encima y que parece que si te alejas, lo podrías perder para siempre. La descripción clásica de George Orwell era un mundo en el que la propaganda y la intrusión del gobierno impregnaban la sociedad. ¿Ciencia Ficción? Sí, de la buena y absorbente como pocas. Pero había mucho más. Bastante más…

En palabras de adultos, 1984 es una novela distópica que fue publicada en 1949. Seguimos con ella la vida de Winston Smith, un miembro de bajo rango de «El Partido», que se siente frustrado por los ojos omnipresentes del movimiento al que pertenece y su ominoso gobernante, el denominado Gran Hermano. Sí, Gran Hermano, dos palabras que aún a día de hoy son muy conocidas gracias a Telecinco, aunque fuera del mensaje o la metáfora que supone el titulo, no sé si debiéramos dar la gracias a un canal de televisión que brinda tanto por la vulgaridad y la ordinariez. En fin. Fuera de eso. En esta gran novela que tanto inspiró a otros y que es lo que nos atañe, el Gran Hermano controla todos los aspectos de la vida de las personas. Ha inventado un nuevo lenguaje en un intento de eliminar por completo la rebelión política verbal, crea un sistema para evitar que la gente piense en cosas consideradas rebeldes y El Partido controla lo que la gente lee, habla, dice y hace, con la amenaza de que si desobedecen, serán enviados a la temida Habitación 101. Con el castigo correspondiente, por supuesto. ¿Qué ocurre? Que como es de prever cuando un ser vivo se siente acosado hasta la saciedad, algo se rompe en la mente de Winston Smith, el cual comienza una rebelión sutil contra El Partido al llevar encima un diario de sus pensamientos secretos. Hecho que se considera un crimen, por supuesto. Winston, con su amante Julia, comienza una lucha predestinada por la libertad y la justicia, en un mundo donde nadie más parece ver lo terrible del asunto, o no gustarle, la acción que se propone el protagonista.

Quizás la noción más poderosa, efectiva y aterradora de 1984 es que el control completo de una nación entera bajo un estado totalitario es perfectamente posible. Se huele el miedo y sabemos que ¡En 2021! esto podría suceder. De hecho, existe algo muy parecido en algún que otro país que ya sabemos, ¿no? También sabemos, de algún modo, que solo hay que analizar la historia del ser humano reciente para ver que, si el mundo cayera bajo el control de uno o incluso varios dictadores como el Gran Hermano, el futuro podría convertirse fácilmente en un mundo retorcido y cruel como el que aparece en 1984. Donde cada movimiento, palabra y respiración es examinado por un poder omnipotente y omnipresente que nadie puede detener. Y las posibilidades de «desaparecer», aumentan.

Orwell hace una exploración eficaz sobre el control. Nos avisa de la capaz infinita a la que se puede llegar a través de los medios de comunicación, la vigilancia del gobierno, el totalitarismo y cómo un dictador puede manipular y controlar la historia, los pensamientos e incluso influir en nuestras vidas de tal modo que nadie puede escapar. Os cuento más. Se reescribieron libros y artículos para convertir los hechos en los que el gobierno quería que los ciudadanos creyeran. Gran Hermano estaba en todas partes, dictando incluso cómo había que pensar. Winston Smith lideró una lucha por la libertad y la justicia… Aun asi, 1984 envía un poderoso mensaje sobre los peligros de una manipulación excesiva sobre la sociedad y la intromisión en la vida privada de las personas. A día de hoy este tema sigue vigente pues es obvio pensar que internet es una herramienta poderosa para el «proyecto». Además, la política actual, a través de noticias falsas o ciertas (poco se puede saber ya), hacen uso de este sistema de forma subliminal. Se puede ver, por ejemplo, a ciertos países utilizando acusaciones mutuas de intromisiones en su país por parte de rusos o chinos…, etc, etc. Cualquier cosa vale con tal de manipular al pueblo en su beneficio. Nos lo enseñó la antigua Roma, ¿no?

Sin duda, estamos ante uno de los títulos a los que más referencia se hace a la hora de hablar de censura y de sentirnos vigilados. La novela de Orwell es una advertencia para la raza humana. Dentro de la genial Minotauro Clásicos se vuelve a publicar.

Reseña: El Nombre del Mundo es Bosque, de Ursula K. Le Guin

Si quieres leer una novela de Ciencia Ficción que te empuje a cuestionar el mundo y la sociedad que te rodea, no puedo pensar en mejor sugerencia que El Nombre del Mundo es Bosque, de Ursula K. Le Guin. Con el paso de los años me estoy convirtiendo en firme partidario de la escritura de Le Guin y sus ideas. Todo lo que ha escrito parece tan relevante en la actualidad, que da miedo. Creo que su tipo de CF tiene el don de no envejecer. Permanecen, siendo válidas las historias, sus teorías y filosofías, pese al tiempo. Es literatura breve y nítida y se resume mejor, simplemente, por sus títulos. Exempli gratia: El Nombre del Mundo es Bosque (The Word for World is Forest); novela que enfatiza el hecho de que los habitantes del planeta Atshe son uno con la naturaleza que los rodea. Seres que no ven distinción entre bosque y mundo natural. Civilizaciones que se han desarrollado con el tiempo para coexistir con la vida silvestre. Al compararlos con los colonos, es fácil ver los puntos de vista opuestos. Todo queda al descubierto en la superficie, pero eso no lo hace menos efectivo.

Y es que ha pasado bastantes años desde que en Secundaria (fueron los años que más CF clásica leí) me topé por primera vez con El Nombre del Mundo es Bosque. Y ahora pensé que con esta reedición que acaba de hacer Minotauro Esenciales en su genial colección, era el momento ideal para volver. Volver a un mensaje que todavía podía recordar. Le Guin no trata de ocultar el punto subyacente de la historia. Esta novela cuenta una historia trágica de colonización y opresión proponiendo la eterna pregunta sobre sacrificios que se requieren hacer para prosperar. Es una crítica a la sociedad, a los seres humanos, pero también una historia que te lleva a la empatía y revela el lado feo y cruel de lo que somos. La cara fea con la que quizás estamos demasiado familiarizados. Muestra un mundo pacífico siendo conquistado por una colonia terrestre sedienta de sangre, que alterarán la existencia de los athstianos (seres humanos evolucionados a partir de una antigua colonización humana); obligados a la servidumbre y a la merced de sus brutales amos. Pero la desesperación hace que los athstianos, liderados por Selver (uno de los nativos que desarrolla una insólita inclinación a la violencia, y contagia esa inclinación al resto de la población originaria), tomen represalias contra sus captores, abandonando sus restricciones contra la violencia. No obstante, al defender sus vidas, han puesto en peligro los cimientos de su sociedad. Porque cada golpe contra los invasores es un golpe a esa humanidad con la que nacen los seres nacidos en dicho planeta. Y una vez que comienza la matanza, no hay vuelta atrás.

Hablamos de un planeta cubierto de bosque. El objetivo comercial de la colonia humana (yumana) es la exportación de madera de este planeta hacia la Tierra. Un planeta que, para colmo, y pese a estar todavía en sus inicios, ya ha provocado una deforestación completa de parte de una de las grandes islas del planeta. El Nombre del Mundo es Bosque puede ser difícil de leer a veces para un jovenzuelo de catorce años, como podía tener yo la primera vez que la leí. Sin embargo, ahora entra de lujo, se entiende y mola de verdad. El problema es que Le Guin se agarra al antagonista principal, Davidson, para simbolizar el prontuario de una muy dura colonización por parte de la humanidad. Su opinión es que este nuevo mundo no es más que un lienzo para la expansión humana. Davidson es malvado hasta la médula y tiene una total indiferencia por la vida de los nativos del planeta. Y es cierto que al principio todo esto se hace muy fácil para Davidson, y para aquellos como él, por el hecho de que los athstianos son por naturaleza una especie dócil y pacífica. Para ellos, causar dolor es sacrificar quiénes son.

La escritura de Le Guin es extremadamente eficaz para transmitir esta idea. Nunca hay una sensación de victoria en ningún momento del libro:

«La ecología forestal es delicada. Si el bosque perece, su fauna (nosotros) puede irse con él. La palabra de estos seres para su mundo debe ser también la palabra para nuestros bosques». – Ursula K. Le Guin.

No hay más palabras, señoría.

Reseña: Marte Verde, de Kim Stanley Robinson

El primer volumen de la trilogía denominado Marte Rojo culminó con un punto de inflexión en 2061, asentados en el planeta e intentando ganar la suficiente autonomía para no querer responder a la Tierra, o a las corporativas visiones de Marte desde la Tierra, mejor dicho. Ahora todo un poco más calmado, pero dos fuerzas opuestas pues las Corporaciones Transnacionales siguen empeñadas en explotar y controlar el planeta rojo, y aquellas que quieren seguir un camino marciano independiente, todavía están en conflicto con tanto mandato. Un malestar ferviente que se extiende por gran parte del paisaje grana. No obstante, los poderosos de la Tierra mantienen el control, y hay una gran oposición en Marte que va a dar mucho… que hablar. Por no decirlo de otra forma mas ordinaria.

La Trilogía Marciana comprende los títulos Marte Rojo, Marte Verde y Marte Azul. La editorial Minotauro, y en especial la colección Minotauro Esenciales, recupera esta obra magna del escritor Kim Stanley Robinson (Antártida, Tiempos de Arroz y Sal, El sueño de Galileo, 2312…), una obra que toca aspectos muy diversos. Yendo más allá de la simple acción y entrando en temas de política, economía, psicología y, por supuesto, ciencia y tecnología, tenemos una trama interesante e innovadora como pocas de las novelas actuales de Ciencia Ficción. Por que además trata un tema que tenemos “aquí al lado”. Se centra en una hipotética colonización de Marte por el ser humano que comienza en 2026 y que abrirá guerras de todos los colores entre las potencias de la Tierra, pero también dará paso a un foco diferente y que nadie espera, los Primeros Cien, la primera expedición que llega para quedarse en el planeta. Y con la cura milagrosa de la longevidad que el señor Robinson proponía en el anterior volumen, en Marte Verde continuamos sabiendo de los Primeros Cien, los que quedan activos, porque algunos quedaron eliminados para dejar un grupo central manejable (convenientemente extendido también), para permitir que la acción nunca decaiga).

Pero ha pasado suficiente tiempo para que una primera generación de nacidos en Marte también juegue un papel importante. Y uno de ellos, Nirgal, se convierte en uno de los personajes principales. Otro personaje nuevo muy molón es Art Randolph; un terrícola que es enviado como representante de Praxis, una de las Transnacionales más notorias que ahora dominan la economía y la política mundial. Una mente más abierta que las demás, ansiosa por trabajar junto con los marcianos en lugar de simplemente reclamarles recursos por doquier. Con Nirgal y Art, Kim Stanley Robinson nos presenta y describe de manera efectiva la vida y las condiciones en Marte a través de otros ojos: la mirada del niño que crece allí y que apenas sabe de qué va todo esto, y la del recién llegado que nunca antes ha estado en el planeta rojo. La situación en la Tierra es terrible. Con una guerra mundial en 2061 que consolida el poder Corporativo Transnacional (y en última instancia metanacional). Los ricos reciben el tratamiento de longevidad descubierto, pero muchos de los pobres no. «Mortales”, se les llama. Uff. Un tema de división y potente conflicto entre pobres y ricos. De hecho, podría deciros que Marte Verde trata tanto del continuo colapso de la Tierra como de la alternativa marciana. El colapso de una parte de la Antártida eleva el nivel del mar en seis metros en todo el mundo, lo que requiere evacuaciones masivas de zonas costeras. Mientras, se realizan esfuerzos para «terraformar» Marte. La Tierra misma experimentando cambios físicos drásticos que la hunden y las potencias no hacen nada por salvar a Madre Tierra.

Aparte de las posibilidades técnicas de formar un planeta según los deseos de uno, las preocupaciones y a lo que da interés Kim Stanley Robinson en la Trilogía Marciana, siguen siendo las teorías económicas y políticas. Parece particularmente plausible, pero con algo más de novela de aventuras esta obra ganaría muchísimo. Quizás ocurra en Marte Azul. Aun asi, es otra de las novelas de Robinson que goza del poder de atracción y abstracción con una historia que gusta e interesa con poco que sepas de ella. Pues Marte es el edén. La oportunidad de comenzar de nuevo, la ambición, la independencia, una colonia que reivindica la separación de sociedades que están de vuelta desde hace años…

Marte Verde cubre un período relativamente largo, de una revolución en 2061 hasta la siguiente 2127, lo que permite tanto un cambio físico significativo en Marte como una cierta extensión de la historia que en mi caso leí en nada. Con un ritmo bastante bueno, la novela sigue una variedad de personajes y en esta novela vivimos juntos a ellos una buena combinación de pequeñas situaciones curiosas. Pero debe leerse como parte de una historia más grande. Debe leerse como parte de la trilogía y no de forma independiente.

Segunda parte de una de las mejores trilogías de Ciencia Ficción que se pueden leer ahora mismo. Galardonada con los premios Nebula y Hugo, una obra que se podría decir que está a un paso de cumplirse.

Reseña: Los Desposeídos, de Ursula K. Le Guin

Llega una nueva obra indispensable de la Ciencia Ficción, una muy esperada, de las que se comentan una y otra vez su vuelta en RRSS. Sí, se esperaba urgentemente una nueva edición de la multipremiada Los Desposeídos, de Ursula K. Le Guin. Todo un acierto por parte de Minotauro ponerla de nuevo en el candelero.

Minotauro Esenciales es una genial colección de libros a gran tamaño y con tapa semidura, donde se están recuperando joyitas de la Ciencia Ficción y el Terror. Una buena forma de poner en librerías nuevamente todas aquellas joyitas indispensables que nunca deben faltar en una biblioteca que se precie. Pero también para todas esas nuevas generaciones lectoras que llegan ahora a este siempre interesante género. Lo mejor de lo mejor.

Los Desposeídos es un clásico de la CF, y también una de las pocas novelas de cualquier género, que trata honesta y abiertamente las ideas anarquistas. Te guste o no ese tema, es buena idea leer (con mente abierta) esta genialidad de la señora Le Guin. Siendo sincero, no me molestaría en leer esta reseña, si fuera uno de vosotros. Antes, saldría, compraría el libro y lo leería.

Unos setenta años antes del inicio del libro, una revolución anarquista arrasó el mundo de Urras. Revolución y contrarrevolución casi equilibradas, los anarquistas fueron deportados o se exiliaron a la luna del planeta, que llamaron Anarres. En este mundo apenas habitable, se propusieron crear su utopía, una sociedad anarquista basada en los ideales de libertad e igualdad, y ambos gobiernos se independizaron. La novela comienza en el único muro del mundo de Anarres, un muro bajo de piedra que separa el puerto espacial ahora en desuso del resto del planeta. Por primera vez desde la Revolución, alguien va a volver a Urras. Shevek, un físico destacado de Anarres, desea poner fin a su aislamiento y reanudar el diálogo con el resto de la humanidad. A partir de aquí, el libro se divide en dos partes; por un lado, nos cuenta la vida de Shevek en Anarres, mostrándonos lo que condujo a esta decisión, y por otra, se alterna con la historia de sus experiencias en la sociedad capitalista de Urras. Y el efecto que tiene su regreso a esa sociedad.

Lo que hace que Los Desposeídos sea mucho mejor que la mayoría de las novelas utópicas -o distopías como Un Mundo Feliz-, es que es una novela. Me explico: los personajes y sus sociedades, son reales y complejas. No son recortes de cartón que se mueven a través de un escenario pintado, lanzándose teorías políticas entre sí. Shevek es impulsado por lo personal -su investigación, sus amistades, sus amores-, su anarquismo está implícito. Otra diferencia con las utopías convencionales es que Le Guin no teme mostrar defectos en la sociedad que describe. Anarres es un mundo apenas habitable, y sus habitantes deben trabajar duro para producir incluso las cosas más necesarias. Pero esto no se da como una excusa para los problemas que surgen en la sociedad, sino que los enfoca más claramente.

Un tema continuo en el libro es sopesar las demandas del individuo con las necesidades de la sociedad. Un ejemplo de esto aparece al principio: durante un proyecto de forestación a gran escala, uno de los personajes se queja de que el trabajo duro y el ascetismo han ido más allá de la necesidad y se está convirtiendo en virtud. Wow! Además, el trabajo de Shevek como físico no es obviamente útil, y mucho menos el trabajo de sus amigos artistas. Por supuesto, hay quienes no trabajan en absoluto… Obviamente, en una sociedad con recursos limitados, algunos trabajos deben ser reconocidos como más importantes que otros, y debe existir una compensación entre las cosas que se deben ganar y lo que se debe recibir como derecho. La pregunta crítica es ¿quién toma esa decisión? A medida que la revolución se desvanece en el pasado, ya no parece necesario afirmar los principios que fundaron Anarres, o peor aún, los principios se convierten en dogmas muertos. El poder comienza a acumularse en manos de unos pocos, porque la gente ha comenzado a olvidarse de ejercitarlo, y empieza el dilema. La sombra del pasado renace. Por que quizás el ser humano, como especie, está abocado a esa condición de liderar y no puede escapar de ella.

Los Desposeídos es de esas pocas historias a la que volver una y otra vez y descubrir algo nuevo en cada lectura. Puedes encontrar la descripción de Le Guin de una sociedad anarquista intentando salir a flote (algunos pueden encontrarla pesimista), el poder de su escritura, personajes comprensivos y el optimismo básico de su visión. Una lectura inspiradora que merece todos sus premios (Premio Nébula (1974), Premio Hugo (1975), Premio Locus (1975), Premio Gigamesh (1984) y Premio Prometheus (1993).

Ahí es nada.

Reseña: El Hombre Ilustrado, de Ray Bradbury

El Hombre Ilustrado es una de esas antologías legendarias que muestran la poderosa creatividad y originalidad de un maestro escritor como fue Ray Bradbury. ¿Qué pasaría si tu cuerpo estuviera cubierto de tatuajes con cada historia que has visto en tu vida? Así es El Hombre Ilustrado, uno de los personajes más famosos creados por Ray Bradbury para este clásico de la Ciencia Ficción. Aunque en realidad, los tatuajes del Hombre Ilustrado cuentan historias de múltiples géneros. Cada historia, cada tatuaje, oculta un secreto; una relación de cuentos que se vuelven más y más interesantes con el paso de las páginas. Tramas, historias aleatorias e interesantes desde la perspectiva de un extraño. Historias fantásticas que ilustra el maestro Bradbury llenas de asombro, suspense y moral, con la fuerza de una fogata que a veces acaba en incendio. Dieciocho relatos, más una Introducción, un Prólogo y Epílogo la mar de interesantes.

La Pradera es la primera historia. Una familia vive lujosamente en el futuro en una casa con todos los beneficios, básicamente, lo hace todo por ti. Pero la atracción principal de la casa es una pradera, una especie de extenso campo, un cine en vivo y realista que reproduce lo que quieres. Los niños de esta familia se obsesionan con esta habitación y pasan horas allí. Sus padres no tienen idea de lo que hacen, hasta que un día deciden visitarlos… Calidoscopio puede ser uno de los relatos más famosos de Bradbury. Habla de una tripulación que sobrevuela el Cosmos después de que su nave haya sido golpeada por un asteroide. Hollis, el narrador y también miembro del equipo de lanzamiento, reflexiona sobre su vida mientras espera llegar a la atmósfera de la Tierra. Una historia para cavilar en qué piensas de los demás y cómo te ves a ti mismo.

Bradbury tejió una historia maravillosa en El Otro Pie, donde hombres y mujeres negros ahora tienen su propia sociedad en Marte. Han estado allí durante tres generaciones y han llegado a odiar a los blancos por enviarlos allí y no regresar. La historia comienza con rumores de un hombre blanco que viajaba en un cohete camino a la ciudad. Las cosas se vuelven hostiles y los negros en Marte preparan su ciudad para segregar a hombres blancos. Con armas cargadas, hablan con el visitante y escuchan una historia impactante sobre un lugar que una vez conocieron…

Pero el relato más corto y con más impacto es La Carretera, y habla de un viejo granjero que labra su tierra junto a una carretera solitaria, donde apenas pasan automóviles. Aunque tiene recuerdos e historias de algunos que pasaron, un día aparece un coche cargado de gente. Decide preguntarles el porqué de tanta carga y los viajeros le cuentan que la guerra nuclear ha comenzado.

Misioneros en Marte, atrapados en Venus un pelotón de soldados que soporta la tremenda lluvia del planeta, un niño que alaba a su padre y espera impacientemente la vuelta de su padre astronauta. Nativos que deciden construir un templo o iglesia en el planeta rojo, dos recién casados reflexionando sobre lo que harían si fuera su última noche en el mundo, hombres que cuestionan la existencia de todo lo que tienen frente a sus ojos; joyitas como El Zorro y el Bosque, historia donde un hombre y su esposa usan los viajes en el tiempo para escapar de la guerra y también de sus vidas en particular. Un sistema inventado para la defensa de la Tierra contra invasores sin ningún tipo de uso militar… Y más. Muchas más historias sinceras, pues ese es para mí el fuerte de Ray Bradbury. Sus relatos pese a contener tramas o ideas fantásticas, sientes que en no mucho tiempo podrían ser realidad ¿Algúna vez escuchásteis a alguien decir que la inocencia de los niños los protege? Bradbury lo pone en práctica con un cuento.

Diseñado con elegancia y un potencial suspense y atractivo para casi todas las edades, El Hombre Ilustrado no es solo un libro, también es un hombre extraño que conoció una vez, con eventos en su vida que no quiere volver a vivir. Un antología donde el tema se centra en que todas las cosas buenas tienen fin. Incluso, demasiado de lo bueno, puede llegar a resultar malo. Metáfora que podríamos incluso llegar a trasladar al propio ejemplar físico.

Súper recomendado para lectores que quieran perderse en historias no muy extensas, pero con una enorme profundidad. Una maravilla.