Vides malvadas, orquídeas odiosas y árboles aterradores se descontrolan en esta colección espeluznante que recién publica Impedimenta en nuestro país. Otros de esos títulos, otra de esas antologías indispensables para los amantes del misterio, la ciencia ficción y, por supuesto, el glorioso género de Terror. Historias casi tan aterradoras como la cantidad de aliteraciones que usé en esta primaria introducción. Pero es que el tema…, su gran título Gótico Botánico, habla concretamente de eso, plantas aterradoras. Hay dieciocho historias en esta colección de muy diversos autores. Solo me desagradaron dos de ellas y, por supuesto, no diré cuales. Ya sabéis, cada uno tiene una raja en el culo, cada uno es de su padre y de su madre, para gusto los colores… Pero en un porcentaje muy alto esta antología es “ganadora”. Me gustaron mucho los dieciséis restantes, tres de ellos inolvidables y solo había leído antes La rosaleda, de mi amado M.R. James, El jardín de Adompha, de Clark Ashton Smith y Un lugar en el bosque, del maestro August Derleth. Pero relatos que en su mayoría datan de fines del siglo XIX hasta principios del XX, lo que les da a la mayoría un auténtico toque gótico, ya sabéis, grandes y agobiantes atmósferas con introducciones que encandilan, relatos donde es muy importante el lugar y a la hora qué decidáis leerlos.
Tengo que advertir que precede a cada relato un muy adecuado avance sobre su autor aunque hay que tener cuidado con algunos de ellos porque aportan mini-spoilers sobre el relato a continuación. La primera historia es simplemente espectacular y tiene tantas capas que se ha convertido en una de mis favoritas. Os hablo de El experimento de Heidigger, del siempre maravilloso Nathaniel Hawthorne, un melodrama de veneno y pasión por las plantas. Otro a destacar es El árbol en la colina. Un relato de Duane W. Rimel, un cuento creado en 1934 y publicado en 1940 en la revista Polaris. Un relato que es habitual verlo atribuido a Lovecraft pero aportar que solamente fue revisado por el maestro de Providence. Una trama que narra el viaje de un fotógrafo por la Reserva del Monte Azul, al sureste de Hampdon, al cual se le retuerce todo cuando encuentra un árbol solitario y decide tumbarse a descansar junto a él… (Este relato alude a la ciudad de Hampdon y al «Año de la Cabra Negra», posible referencia a Shub-Niggurath. Además, la entidad oscura, referida como un ser capaz de adoptar múltiples rostros y enviar sueños parece una referencia a Nyarlathotep). Obrita de arte. Y ahora os hablaré del último relato de la antología llamado Y una niña, el cual deja un malestar increíble tras su lectura. Un relato fantástico de la escritora norteamericana Zenna Henderson (1917-1983), publicado originalmente en la edición de octubre de 1959 de la revista The Magazine of Fantasy and Science Fiction, considerado uno de los mejores cuentos de la autora. Cuenta la historia de Liesle, una niña pequeña que, durante un viaje de campamento, descubre que un grupo de pequeñas colinas cubiertas de hierba son en realidad criaturas de otra dimensión. Magnífico. De esas historias que proclaman que entre los niños existe otra visión, una visión que va más allá del alcance de los ojos adultos.
Y muchas historias más. Una lectura súper interesante que realmente sorprende. Y es que tengo que decir que mi principal afición lectora son las antologías de terror. Con eso “nací” en este mundo. Por eso amo títulos así, donde todas o la mayoría de las historias son increíbles y aportan esa atmósfera gótica, misteriosa y macabra que «remueven» el corazón. El tema de las plantas asesinas además mola. Me muero por leer más títulos con esta temática. Me gustan porque soy consciente que las plantas de este mundo tienen mucho que decir aún en la historia del ser humano (lo que ocurre en el film The Happening, de Shyamalan, podría pasar). Da miedo y a la vez es increíble pensar que que estamos rodeados de esa naturaleza viva que, al mismo tiempo que genera vida, también mata. La historia de un hongo desencadenó una locura sin precedentes en un pueblo de Francia unos siglos atrás. Buscad información sobre eso y alucinaréis… nunca mejor dicho. Y podría poneros muchos más ejemplos. Por eso, Gótico Botánico da miedo. No mirarás a ciertas plantas de la misma forma después de leer este tomo.