Siguiendo con lo épico, uno va leyendo por temporadas lo que el cuerpo le pide. Puedo saltar (sin saltar en realidad) de una novela pulp a cómics de Conan, de un clásico superheróico a una biografía histórica, o de una historia de Terror a relatos costumbristas de Virginia Woolf. Topándome entre tantas letras y viñetas con algunas historias similares aunque cada una en su ramal. Y ahora vuelvo a la Wonder Woman de mis amores para poder leer una nueva aventura aprovechando que ECC Ediciones recopila ahora en tomitos sus mejores arcos argumentales. En especial, este Wonder Woman: Las Mentiras sacado del evento DC Renacimiento. Y es que he disfrutado mucho pues todo empezaba bien. En uno de los muchos viajes en metro que hago, me topé una tarde con un chico que leía y disfrutaba de la lectura. Le pregunté si tan buena era la historia y me dijo algo que me alucinó: «Este tomo tiene dos cosas nuevas para mí: es mi primera lectura de Wonder Woman y el primer cómic donde veo una mujer como la protagonista». Aluciné. Como si de un hecho sucedido en los años 50 del pasado siglo se tratara, pensé: ¿A estas alturas? Por todos los dioses, me valía que el joven nunca hubiera leido nunca un cómic de WW pero, ¿el primero dónde una mujer era protagonista? Soy consciente que para cierta gente desconocedora del personaje podrá pensar que las historias de la Chica Maravilla son siempre del mismo tipo: aburridas por exageradas, feministas, con un personaje escrito específicamente para que DC pueda mostrar al mundo que los géneros de sus personajes están equilibrados. Pero los insensatos se equivocan. Wonder Woman: Las Mentiras es un tomo ideal para demostrarlo.
Diana es un personaje fantástico, interesante, imperfecto e intrigante. La historia comienza con la prota pateando traseros antes de irse a casa. Pero Diana anda confundida y comienza a cuestionarse la verdad de todo. Y no está segura de por qué tanta confusión. Pero sucede. Y está claro que ella no es… Así comienza un guión de Greg Rucka que demuestra una vez más, que es uno de los grandes maestros guionistas del noveno arte, vivo. Un personaje icónico expuesto a una perspectiva diferente. Y como fondo un paisaje inusual, la selva tropical de Banakane, muy lejos de lo urbano, de la siempre oscura Gotham City. La Chica Maravilla en un mar de ricas imágenes de bosque verde, entre tonos rojos y marrones, con unos personajes que tienen un pasado claramente ligado a Wonder Woman como son Steve y su equipo o Barbara Ann como Cheetah, uno de los principales adversarios de la superheroína. La conocida como chica-guepardo. Es entonces que a mitad de camino, quizás uno se pueda encontrarse confundido con lo que está sucediendo y se pregunte por qué demonios Diana no puede regresar a casa. Y vi que Greg Rucka ganaba, ese era seguramente el efecto deseado. Lector y prota desubicados…, en resumen, Diana se encuentra incapaz de regresar al Olimpo de Themyscira, y empieza a darse cuenta que tal vez su única esperanza sea esa odiosa chica-guepardo. A cambio de su ayuda, la villana quiere que la princesa amazona mate a Urzkartaga, para quedar libre de la maldición que la hace alimentarse de mortales. Una pata lava a la otra. «Quid pro quo». Y como el destino es así de cachondo, Diana y Steve trabajan en el mismo caso pero desde extremos opuestos. Aun así, el encuentro en la jungla ilustrará aún más ese pensar de que ambos están eternamente unidos. Algo así como Clark Kent y Lois Lane.
Se suele decir que un héroe es tan bueno como sus villanos. Greg Rucka se encarga en Las Mentiras de que la teoría se asiente. Un buen primer arco que vio la luz en la serie Renacimiento y que ahora se puede disfrutar de una sentada. A medida que disfrutaba el tomo me fui dando cuenta de un detalle, con ciertos matices, la historia daba la suficiente información para completar espacios en blanco a todo aquel desconocedor del personaje; como le sucedía al chico del metro. Se disfruta. Y es que seleccionando cualquiera de los títulos que ECC Ediciones está publicando en esta colección, siendo sincero, cada vez que leo uno de ellos me aficiono aún más a un personaje que siempre había visto con otros ojos.