Reseña: Galápagos, de Kurt Vonnegut

Recordad que con la editorial Blackie Books estamos teniendo muy buenas opciones de hacernos con toda -o casi toda-, la bibliografía del siempre recomendable Kurt Vonnegut. Un autor que una vez lo descubres, querrás leer todo-todito-todo lo que brotó de una de las mentes satíricas y más brillantes que ha dado el mundo de la Ciencia Ficción. Y en Galápagos lo demuestra una vez más realizando un tributo irónico a lo planteado en su día por Charles Darwin.

Una novela donde sorprendentemente tenemos a un narrador que es un fantasma y que existe desde hace un millón de años y es testigo de todo lo que le va ocurriendo al planeta desde el principio hasta el final. Pero la historia también es una parodia del Arca de Noé que, en lugar de aterrizar en el Monte Ararat, llega a una de las islas del archipiélago de las Galápagos y en lugar de evolución, Kurt Vonnegut describe una involución.

Hay una anécdota sobre el velatorio de Isaac Asimov, en el que Vonnegut, al pronunciar un panegírico, comenzó con el comentario sobre Asimov, que era un ateo declarado: “Bueno, ahora está en el cielo”. Vonnegut, siempre el humanista humorístico, provocó risas entre los queridos presentes pero al hacerlo estaba demostrando su propia irreverencia juguetona hacia el teísmo y la propiedad.

Esta novela sobre la evolución -o la involución-, contiene múltiples referencias bíblicas, así como referencias biológicas a Darwin y a sus muchas teorías las cuales han tenido siempre un gran impacto en nuestra cultura. Por lo tanto, el pilar de esta obra es la premisa de que nuestros “cerebros grandes” fueron un experimento evolutivo que salió mal y un diseño más elegante con un cerebro más pequeño y sin manos funciona mucho mejor. La historia está narrada por el fantasma de Leon Trout, como os decía; el hijo de, nada más y nada menos, que Kilgore Trout, que nos habla desde el otro extremo del túnel oscuro que conduce al Más Allá. El mayor de los Trout advirtió a su difunto hijo que si no atravesaba el túnel y se unía a él en el Más Allá, no volvería a verlo en un millón de años. Y ahora el fantasma de Leon Trout narra esta brillante obra y observa el gran viaje evolutivo de la humanidad a lo largo de este extenso período de tiempo y ve cómo los grandes cerebros realmente arruinaron todas las cosas.

Hoy en día, la gente ya no tiene verdaderas ilusiones. Aprenden muy pronto qué clase de mundo es este en realidad, y es raro que un adulto no haya visto a un hermano o padre descuidado, devorado vivo por una orca o un tiburón (válgame la metáfora). Por otro lado, el consumismo, el conformismo y la hipocresía que nos rodean, los individuos simplemente pierden su verdadera identidad y aquí, en una novela que el año que viene cumplirá cuatro décadas, ya tenemos una anticipación a una involución que probablemente ya hace años que comenzó.

Brillante novela de Vonnegut una vez más.

Reseña: Blackwater VI. Lluvia, de Michael McDowell

Después de cinco novelitas, imagino que no pensaréis que no os iba a reseñar la sexta y última de una saga tan poderosa y bien recibida en toda Europa como ha sido la publicación de Blackwater. Una recuperación, un rescate, que ha sido todo un éxito y que espero que sea (ya me han confirmado que sí) solo el principio de la recuperación de más obras de este autor que lo borda con el Terror. Que es el género por el que yo brindo.

Porque yo fui uno de esos que llegó a Michael McDowell por las recomendaciones que hizo Stephen King. Fue fácil entonces, el de Maine describió a McDowell como el mejor escritor de originales de literatura popular de USA; novelas de costumbres como se llama por aquí pero con esa pizquita de sobrenatural, esa pizquita de terror que tanto mola si está bien elaborado. Y como no, disfruté bastante de este volumen final. Pienso en particular en Sister, que poco a poco se parece a su madre, o en Lilah, que toma el modelo de su tía, como lo fue en el cuarto volumen (https://www.cronicasliterarias.es/?p=16070). Imagino que es una manera de mostrar que el bucle está cerrado o que el pasado siempre acaba repitiéndose. Y este es claramente el tema de Lluvia. Repetición, volver a lo malo, volver al horror, pasarlo mal de nuevo, una repetición que nuevamente me lleva a la historias de King. Concretamente a una donde un malévolo de turno comenta a todo un pueblo que:

El Infierno es repetición.

Ay King, como copias y transformas algunas veces, jaja. En fin, qué autor no lo hace. Por otro lado, me ha enamorado por siempre el personaje de Elinor y también me gustó mucho la evolución de Miriam. Claramente, los personajes femeninos son mucho más interesantes que los masculinos en esta saga. Creo que eso está claro. Como en el resto de la saga las relaciones humanas no siempre son las más realistas con relaciones de pareja bastante extrañas y un trato siempre estrafalario a los niños, pero nos estamos empezando a acostumbrar a todo eso y supongo que todo esto viene de toda una serie de autores norteamericanos que abogaron por ello en su momento. Pero lo que mola-mola-mola-mola-mazo de Lluvia es que aquí por fin llega el frontal de terror fantástico que llevas esperando toda la serie. Especialmente con una escena en la casa de Queenie que encontré bastante angustiosa y de la que no contaré nada porque es para “descubrirla” por uno mismo.

Por supuesto, hay misterios que no están exactamente explicados. Pero eso da pie a la imaginación, friends. Deberíais saber algunos que en el Terror, sobre todo, en el género de Terror, no todo tiene que explicarse. Seguramente cometerás el error de decepcionar. De tirar por el retrete toda una ambientación y grandes escenas ganadas anteriormente. A ver si a más de uno o una entiendo esto, que estoy leyendo por ahí cada cosita…

Quedaos con que estáis leyendo una obra costumbrista con tintes de horror fantástico y quedaos con que la conclusión de Blackwater es totalmente satisfactoria. Algunas respuestas hubiesen sido demasiadas. Por eso, mi opinión final es que Blackwater es una saga para el recuerdo. No os arrepentiréis nunca de haberla leído. Y charlar con alguien que haya hecho lo mismo, puede dar a conversaciones muy largas. ¿Es una obra imprescindible que todo el mundo debería leer? Es puro entretenimiento y eso es lo que se estila hoy en día. Creo que ahí está el éxito de su recuperación. Imprescindible, en ese sentido. Pero, por supuesto, obligatoria para todo amante del mejor género del mundo: el que increpa, despierta, impulsa la curiosidad e intriga a seguir al ser humano, como es el siempre maravilloso mundo del género de Terror.

Reseña: Blackwater V. Fortuna, de Michael McDowell

Os dije que os pensaba reseñar toda la saga y aquí estamos. Hoy vamos con The fortune o Fortuna, la quinta entrega de la saga Blackwater, esta historia del gran Michael McDowell que por fin llegó a nuestras tierras gracias a la siempre maravillosa Blackie Books.

Y… ¡sí! La quinta parte de la saga Blackwater tiene lo bueno. Al principio, parece desagradable lo maravilloso que les va a los Caskey, pero al final parece que McDowell está construyendo un castillo solo para poder derribarlo al final. Esa es la sensación o espero que esa sea la dirección en la que se dirige. Si esta es una historia de todos felices y comieron perdices, me decepcionaré. Pero también la inquietud, el ansia, es querer saber cómo termina todo esto. Porque la saga Blackwater es una de las tramas más extrañas y menos convencional que uno se puede echar a la cara. Fantástico del bueno donde el terror subliminal esplende. Novela de algún modo costumbrista donde el miedo a lo desconocido está muy presente. Y personajes plenamente realizados y desarrollados, aunque no dejan de ser o representar gente común de los años 50 del pasado siglo. Unos personajes espeluznantes -cada uno a su modo-, es otra de la tensiones sutiles que aporta esta saga, y cuando crees que sabes algo con certeza viene algo que lo vuelve confuso.

Fortuna tiene un nombre acertado. Tan rico en la fortuna de los Caskey como en revelaciones, tuve un gran placer al ver cómo se desvelan más cositas de la historia de las familias y para colmo tenemos una entrega con cliffanger al final más grande que una casa.

Pero si os habéis dado cuenta apenas he contado nada sobre lo que se cuenta aquí. Es para descubrirlo uno mismo por completo. Solo diré que en el último capítulo de la historia Caskey se presenta una impronta de horror más acentuada y se debe al personaje de Frances. La familia vivió para siempre gracias a la determinación de Miriam y a la intuición de Eleonor…

Sé que Fortuna es para muchos lectores norteamericanos, su parte favorita de toda la serie . Y creo que es por la cantidad de datos que aporta. En una trama con tantos misterios, de pronto, una parte así se agradece. Yo la hubiera llamada Revelaciones o algo así… jajaj. De hecho, a nivel de escritura goza de una inspiración maravillosa. Diría que es la mejor junto con el primer volumen. El poder de enganche es tremendo. Como dice un colega italiano: Da legere tutto de un fiato! (Obra para leer de un tirón).

Loco por meterle mano a la sexta y última entrega. Lluvia, se llama. Y ya sabemos que la lluvia en ciertas historias representa un apoteósis final tremendo. Y en abundancia, en un sitio que recientemente sufrió una riada, debe dar mucho miedito, ¿no?

Reseña: Blackwater IV. La Guerra, de Michael McDowell

Muchos ya lo sabréis, pero como otros quizás no, y habéis llegado a esta reseña por casualidad o por la fama que están teniendo ahora Michael McDowelll y sus novelas en nuestro país; deberíais saber que en 1983, su saga Blackwater se publicó en seis entregas, apareciendo un volumen cada mes, desde enero a junio, como si se tratara de una serie de televisión. Fue un absoluto pionero en esto. El éxito fue inmediato, e inspiró a Stephen King para escribir Rita Hayworth y la redención de Shawshank (La Milla Verde) en este formato, más de una década después.

Tras leer y reseñar los anteriores, hoy os traigo la cuarta entrega de esta genial saga con la que las buenas palabras se me acaban de tanto alabarla. Titulada La Guerra, en ella una nueva era amanece para el clan Caskey: los años de implacabilidad de Elinor finalmente darán sus frutos; los enemigos de ayer están a punto de convertirse en los amigos de mañana; y los cambios surgen de donde nadie los espera. El conflicto en Europa ha traído sangre nueva a Perdido. Ahora los hombres van y vienen como marionetas en la propiedad de los Caskey porque cronológicamente nos situamos entre 1940 y el final de la Segunda Guerra Mundial. Fueron los años en los que el panorama económico y social cambió de manera drástica en USA, y estos personajes casi que no se dan cuenta que sus vidas penden de un hilo.

En esta parte, McDowell se vuelve a centrar en los personajes y en las dinámicas familiares y de poder tras el giro que dio la novela en la tercera entrega La Casa. El ritmo es más pausado que en las anteriores, y el giro final más previsible. Miriam y Frances, las dos hijas de Elinor toman un papel mucho más relevante. Me ha alegrado volver a saber de Grace y conocer algo más de Lucille. Y Óscar y James (muy envejecido), siguen teniendo un papel secundario supeditado al de las mujeres del clan. Y vamos a conocer algo más sobre la naturaleza de Elinor y Frances, cosa que mola.

La Guerra se centra principalmente en los miembros más jóvenes de Caskey y, en general, es menos fascinante que los otros libros, siendo sincero. Pero no está exento de intriga. Hay una escena “deliciosamente” espantosa, aprendemos un poco más sobre la misteriosa Elinor, y sucede el paso del tiempo necesario a medida que la epopeya se intensifica lentamente hacia lo que espero sea un clímax apoteósico e inolvidable. Todo lo que sé es, que  sigo obsesionado con esta saga, con estas lecturas en las que con cada libro me urge a pasar a la página siguiente. Libritos llevaderos, con portadas chulas que se ha marcado en nuestro país la editorial Blackie Books, una saga de terror, folk-horror, novela costumbrista del medio-oeste, una historia que en cuatro volúmenes que llevo funciona terriblemente bien.

Y ya queda menos para el desenlace.

Ya no hay vuelta atrás.

O quizás si.

Para releer toda la saga de nuevo.

Reseña: Blackwater III. La Casa, de Michael McDowell

La casa corresponde a la tercera parte de la saga Blackwater, uno de las sagas literarias más intensas que se pueden leer ahora mismo como novedad en librerías. Y… ¡Nos adentramos cada vez más en la madriguera del conejo! Los hilos argumentales anteriores se están alineando, las tensiones nunca han sido tan altas y hay escalofríos y sucesos extraños en todas partes. La intrigante preparación de La riada (https://www.cronicasliterarias.es/?p=15734) y El dique (https://www.cronicasliterarias.es/?p=15776), los dos libros anteriores, demuestran que vale la pena seguir en este thriller el cual difícilmente podrás parar de leer una vez que empiezas. Pues llegas a La casa en un momento en el que McDowell aprovecha al máximo el enconado del drama familiar y el inquietante entorno para atraparte y situarte como un espectador más dentro de la trama.

Seguimos en el pueblo de Perdido, Alabama, corre el año 1928-1929 en plena depresión económica pero esto será algo secundario comparado con los hechos que se van a relatar, y es que los problemas familiares de los Caskey cobrarán más relevancia que la propia crisis monetaria. Las distintas familias crecen a la par que los resentimientos…

He sentido esta tercera entrega algo más oscura y turbia, donde sigue prevaleciendo ese horror gótico que rodea a la verdadera cuestión de los hechos. La intriga de quién es quién realmente y qué se proponen. Esa lucha de poder entre las mujeres de cada clan que a cada capítulo va ganando en intensidad, dejándote con la boca abierta con unos cuantos giros imprevistos y momentos de mucha acción. Aunque reconozco que me sigue desesperando que las escenas de terror sean tan escasas y que se deje lo mejor para el final, tampoco me extraña que McDowell lo ideara así porque hablamos de una serie narrada en nada más y nada menos que seis entregas. Y no pueden ser escenas terroríficas todas las escenas, una tras otra, o cansaría. Pero teniendo en cuenta que aún me/nos quedan tres entregas más…, esto es pura adicción, un no parar, hay que disfrutarlo a tope. McDowell supo darle el final perfecto a cada novela para que quisieras ir a por el siguiente.

Me parece una lectura perfecta para los que no tenemos mucho tiempo para dedicarle a esta gran pasión que nos une como es leer. Pero para la cual hay que buscar/encontrar momentos donde casi no los hay. Leer y escribir son una pasión conjunta que nunca dejaré hasta que me vaya para los pinos, como dicen por aquí. Porque disfrutar de obras como la saga Blackwater hace que ames esto aún más. Son historias fluidas, cargadas de secretos y dramas familiares junto con elementos sobrenaturales que McDowell supo dosificar a la perfección, pasando de relatar momentos cotidianos del lugar, llegando a describir escenas escabrosas que son capaces de hacerte estremecer y dejarte con una sensación de desasosiego e intranquilidad tremendas. Y saber cuando te dará la siguiente bofetada.

La categoricé en su día de folk-horror y algunos me dijeron que no era completamente eso. Ahora la voy a describir como novela costumbrista de terror, a ver qué me dice la people… jajaj A lo que vamos es que si quieres conocer a esta poderosa familia en una historia llena de secretos, manipulaciones, mentiras, venganzas y todas las incógnitas que rodean a Elinor, McDowell es tu escritor y Blackwater es seguramente una lectura que no olvidarás jamás. Blackwater es mucho más que un drama gótico sureño, tenemos todos los ingredientes de una buena novela de terror: asesinatos, desapariciones, un gran caserón de la época en el que extraños sucesos ocurren al caer la noche, y por supuesto el río Perdido, cuyos efluvios siguen enturbiando al pueblo y a nosotros mismos. Además, no conozco lector aún, que no haya caído rendido ante las bonitas ediciones que Blackie Books ha editado en nuestro país. En librerías, en tus manos, son una gozada; llevaderos, económicos, de lectura fácil y la historia es tremendamente buena. Creo que poco más se puede pedir a un libro.

Y una de las mejores ambientaciones que he visto en años.

Reseña: Cuando el Viento Sopla, de Raymond Briggs

Un cómic que nunca pensaba que iba a leer, que nunca pensaba que iba a llegar a mis manos y que no esperaba ver entre las novedades de este país, es Cuando el viento sopla, de Raymond Briggs. En primer lugar porque no sabía que existía una historia en cómic de esta película que vi tan pequeño y con la que quedé impactado. Yo, y mucha gente como yo. ¡¡No sabía que procedía de un cómic!! Y tras obtener esta edición que Blackie Books acaba de recuperar para todos nosotros, disfruté, entre comillas, de esta historia de Raymond Briggs que demostró que sabía contar con ternura la vida de una pareja inglesa sencilla y sin incidentes, preocupándose más por su pequeña vida doméstica que por el mundo exterior.

Una pareja de personas mayores que se presenta en el cómic en una atmósfera mucho más ambigua. Para empezar, aunque se quieran tanto, estos dos son claramente más ingenuos, incluso dulcemente estúpidos; la mujer es una ama de casa que apenas ve más allá de las paredes de su hogar y la limpieza de sus cortinas. El hombre sólo conoce el mundo exterior leyendo los periódicos, escuchando la radio y charlando en el bar, cuyas informaciones sólo retiene de forma errónea. Y cuando se entera de que pronto puede estallar la Tercera Guerra Mundial…, seguirá las instrucciones de las autoridades para construir su refugio improvisado en el salón de su propia casa, bajo la mirada cautelosa de su esposa que toma esto como un capricho inmaduro de su marido y le sigue preocupando que vaya a ensuciar las cortinas.

La primera parte de la historia juega con este contraste entre la aparente gravedad de la situación y la forma completamente despreocupada e ingenua de prepararse para el tema de la pareja. Confiando ciegamente en los «poderes existentes» y pensando con cierta nostalgia en el sencillo y casi agradable momento de su vida bajo los bombardeos alemanes de la Segunda Guerra Mundial, nos brindan diálogos extravagantes y bastante divertidos dada la situación hasta tal punto.

Y luego llega la segunda parte, tras un hecho clave, y la cosa cambia…, como se espera. Esta parte es menos divertida y ciertos diálogos pueden llegar a dar miedo. Sobre todo, el humor que disipa y va dando paso a algo mucho más oscuro y al final el lector llegará a ese desastrosa sensación agridulce, la puta realidad donde no sabes si reír o llorar.

Tremendo cómic. Conmueve la ternura de esta pareja en una edad a la que todos llegaremos aunque esperemos que no, en la situación de ellos. Pero quién sabe. Un álbum que terminé y no quise hacer la reseña hasta pasados unos días porque no podía parar de pensar en el horror real que había leído. Quería explicarlo concretamente bien y a estas alturas de la reseña aún no sé si lo he hecho.

Reseña: Blackwater II. El Dique, de Michael McDowell

El dique continúa el gran misterio que ofrece la saga Blackwater que por fin ha recalado en nuestro país gracias a Blackie Books que está trayendo estas maravillosas y llevaderas ediciones las cuales ya he visto disfrutar a la people en toda clase de lugares. Y a mí me sigue cautivando y obsesionando. Esta familia…, o familias, saber de ellas, es un gran viaje que inquieta aún más cuando llega al pueblo (o lo que queda de él) esa misteriosa mujer encontrada que, sin duda, es el catalizador perfecto para un desastre épico. O eso parece. Porque todos son misterios sobre ella…

Este segundo volumen, El dique, lo devoré. Todavía hay muy poco horror en la trama pero atrapa y sabes que “lo peor” está por venir. La historia gradualmente se vuelve más interesante con cada página. Cada vez más, me intriga Elinor, uno de los personajes clave que a veces disfruta permaneciendo en las sombras. Quién sabe. lo que nos depararán los próximos capítulos de la historia…, los próximos volúmenes, pero como se dice en esta segunda novela:

«Es mejor no bucear en la confluencia de los dos ríos pues,

las aguas nunca han devuelto los cuerpos de aquellos que han atrapado».

Se me vino a la mente categorizar Blackwater como telenovela gótica sureña. El mejor terror que proponían algunas series de TV de los 80 se puede sentir aquí. Y es eso concretamente. Aquí se decide construir un dique. Un familiar lejano llega para consternación de todos los miembros de la familia. Esa tampoco fue la única incorporación a la familia Caskey. El misterio central continúa en esta entrada y se vuelve aún más profundo a medida que este libro llega a su fin con algunas notas muy gráficas. Se llega a decir:

«Cuando muera, haya o no un dique, esta ciudad y todos sus habitantes

serán borrados de la faz de la tierra…»

Y eso recuerda al mejor Stephen King en su novela Apocalipsis o en su guion para televisión La tormenta del siglo. Se nota que bebió bastante de aquí. Porque Blackwater fue publicada originalmente en la década de 1980 como seis novelas por entregas y se publicó más tarde como una colección completa. Me dijo una amiga que pensaba pillarlas y disfrutar a una por mes. Sinceramente, no sé como podrá aguantar. Porque yo, una tras otra. Una tras otra. No puedo parar. Y eso que la atención de El dique no se centra en los aspectos sobrenaturales, sino en la dinámica en juego entre los habitantes de Perdido y los primeros auxilios, principalmente la propia familia Caskey. Elinor ha empezado a imponerse y es, sin duda, una experta en conseguir lo que quiere de Óscar, aunque no lo consigue todo a su manera debido a la extraña aparecida. El hecho de que Elinor no parezca tener ningún historial o documentación que respalde su identidad no parece importarle a Óscar. Pero a mí sí. Y a muchos de ellos. ¿Quién demonios es esta chica?

Mola mogollón. No me sorprenderá si esta serie termina convirtiéndose en una de mis lecturas favoritas de todos los tiempos.

Reseña: Blackwater I. La Riada, de Michael McDowell

Fui uno de esos que llegó a Michael McDowell por las recomendaciones que hizo Stephen King. El de Maine describió a McDowell como el mejor escritor de originales de literatura popular de USA. De hecho, a su mujer Tabitha King, se le pidió que completara la novela inacabada de McDowell, Candles Burning, que se publicó en 2006 con buenas críticas. Pero en cuanto a su carrera, McDowell nunca intentó ser algo fuera de lo común. Atestiguó que era solamente un escritor comercial e incluso estaba orgulloso de ello. Escribir era un trabajo para él. Lo dice en su libro Faces of Fear: «Escribo cosas para ponerlas en librerías el próximo mes. Creo que es un error intentar escribir para ciertas edades.» Un tío tan sincero como diferente. Y uno que anda por aquí y que ama el género de terror por encima de todas las cosas, tiene en su más alto podio su novela Los Elementales (que rezo porque Blackie Books la rescate). Y es que nunca tuve oportunidad de leer su saga Blackwater pese a que me atraía mogollón toda la trama que había detrás y la forma en que se decidió publicarla (inspiración para La Milla Verde, de Stephen King). Sin embargo, como soy de esos que piensan que las cosas ocurren por una razón, el destino hizo que tuviera la oportunidad de empezar a leerla AHORA en las bonitas ediciones llevaderas y económicas (ideales para clubes de lectura), las mismas que ha colocado en librerías Blackie Books en nuestro país con portadas maravillosas que están haciendo estragos en internet.

Hoy os traigo para reseña el primer volumen, La Riada, pero que sepáis que pienso hacer lo mismo con los seis tomitos que comprenden la saga. Porque pocas atmósferas se pueden crear tan adictivas como la que vais a encontrar aquí. Desde la primera página. Y no sé porqué se le está llamando de todo, ahora tan de moda en su nueva publicación en toda Europa, menos lo que es. Friends, esto es puro folk-horror. Un retrato realista con toques sobrenaturales, sí, pero un pueblo con problemas que ha sufrido una catástrofe donde cuyos habitantes empiezan a desvelar poco a poco (como bien sabe hacer Mc Dowell) su lado más oscuro. Una crónica de una familia sureña atraída por lo sobrenatural. Porque en este primer volumen las oscuras aguas del río Blackwater han inundado Perdido, un pequeño pueblo al sur de Alabama donde los Caskey, un gran clan de ricos terratenientes, intentan hacer frente a los daños causados por la riada. Y comenzando con el rescate de una mujer misteriosa encontrada en un hotel parcialmente inundado y terminando con otra inundación en la misma ciudad, aquí hay una simetría que no se encuentra a menudo en el terror. Y quizás sea porque Blackwater no es realmente una novela de fantasía oscura. Lo describiría más como una telenovela o saga familiar del gótico sureño, con elementos sobrenaturales y terroríficos. ¡Lo que viene a ser folk-horror! ¿Recordáis la primera temporada de True Detective? Pues de ese palo aunque bastantes años antes.

Una de las cosas que adoro de McDowell, y hay muchas de ellas aquí, es cómo trata los horribles eventos sobrenaturales como si no fueran gran cosa. De alguna manera, esto hace que el evento sea aún más horrible, si eso tiene algún sentido. Además de que McDowell escribe sobre dinámicas familiares como nadie, este libro lo demuestra al igual que lo hizo en Los Elementales. Escribe muy bien sobre gente que está en la cima, cae, y viceversa. Y suele repetir con familias de hombres ricos pero con mujeres dominantes detrás. Y con nativos-criados alrededor que tienen una potente personalidad. Pudo ser lo que él mismo vivió en la misma Alabama.

En un porcentaje muy alto, Blackwater no se parecerá a nada que hayas leído o que leerás en mucho tiempo. Aunque está categorizado como gótico sureño y archivado en la sección de terror en USA (cuando no está agotado), desafía el género en casi todos los sentidos. Una epopeya impulsada por personajes que abarcan varias generaciones, haceros una idea de estar leyendo a Harper Lee o William Faulkner cuando de pronto la historia nos recuerda al mejor Stephen King. ¡Estamos enganchadísimos!

McDowell fue un creador de los buenos, además de escribir varios libros proporcionó al cine guiones como el de Beetlejuice y Pesadilla antes de Navidad para Tim Burton.

Arrea.

Reseña: Los Secretos de Heap House, de Edward Carey

Parece que siempre digo lo mismo pero creo que una de mis mejores virtudes es la de saber elegir. Normalmente, me informo, investigo, voy sobre seguro, aunque obviamente el porcentaje de fallo siempre existe. Lo digo bastante a los que me quieren oír. La seguridad al cien por cien no existe. No obstante, la virtud de saber elegir. Entonces… ¿cómo puedo siquiera empezar a hablar de este libro excepcional y sorprendente sin decir que es lo más original y diferente que he leído en mucho tiempo? Podría mostrarles las notas que tomé mientras leía: comienzan con viñetas, claras y ordenadas, personajes fantásticos, perspectivas fascinantes… y autor enamorado de las comas, en cierto modo. Me parece agradable tomar notas, si puedo. Aunque después la mayoría no las traslade a las reseñas, al menos, no con las mismas palabras. Pero con este título, a medida que seguía leyendo, las notas cambiaron. Se llenaron de signos de exclamación, interrogación, acrónimos que ni yo mismo entiendo ahora. El tema era: “no sé realmente qué anotar». Mis notas se quedaron en el camino porque la trama adquiere una velocidad aterradora que tienes que elegir entre disfrutar y no perder detalle o escribir.

Año 1875. Clodius Iremonger es miembro de una familia extraña con un linaje muy extraño, que ocupa un distrito de Londres llamado Forlichingham (o Filching) donde administran cúmulos. Los cúmulos son montones de basura y restos que se han ido acumulando durante décadas, hasta el punto de que han desarrollado su propio clima y una geografía bastante voluble. La familia Iremonger ha evolucionado junto a estos grupos en una relación simbiótica que, a lo largo del libro, va de pintoresca y caprichosa a desgarradora y sombría: cada Iremonger recibe al nacer un objeto que llega a representarlos, y del cual es ES PELIGROSO SEPARARSE. En contraste, está Lucy Pennant, una huérfana de dieciséis años que no tiene muchas ganas de «casarse con un cúmulo», como ocurre con la suerte de los niños desafortunados que alcanzan la mayoría de edad. El abuelo de Clod, Umbitt Iremonger, el patriarca de la familia, acaba de sacarla de la oscuridad y la sumerge en una oscuridad más profunda como sirvienta en Heap House, la mansión de los Iremonger. Una vez allí, los sirvientes dan sus nombres y se conocen entre sí mientras cumplen con sus deberes… Pero la llegada de Lucy Pennant, la nueva sirvienta de la mansión, lo cambiará todo. Porque en el horizonte de Heap House se adivina una gran tempestad. Y los secretos de la familia Iremonger están a punto de saltar por los aires.

Un libro oscuro con ideas muy originales. Un libro que invita o lleva a pensar en las películas de Tim Burton. Tiene esa ambientación de contrastes de casas de colores mezclados con una trama gótica que cambias de acera y de pronto todo lo que tenía color ahora es blanco y negro. Gótico moderno. Los secretos de Heap House alterna entre las narraciones de Clod y Lucy, interrumpidas ocasionalmente por documentos del interior de Heap House: un inventario de la cocina, una declaración post-mortem secreta… Esto me pareció maravilloso. Pero la mayor parte tiene que ver con la creciente conciencia de Clod y Lucy sobre el misterio que se esconde bajo la casa y el trasfondo oscuro que parece tener todo. ¿Por qué los objetos de nacimiento tienen nombres que sólo Clod puede oír? ¿Por qué esos nombres son diferentes a los de los Iremongers? ¿Y quién ha robado el pomo de latón de la puerta de tía Rosamud? No solo Tim Burton, al leer este genial libro publicado en nuestro país por la siempre magnífica editorial Blackie Books; recordé las obras de Edward Gorey, Lemony Snicket y Roald Dahl. Incluso ese toque aún más fantástico que tenía el film Dentro del Laberinto.

Es un mundo sucio con un brillo sepia, un mundo victoriano de desorden malicioso donde nos invitan a caminar por una línea acrobática entre el encanto y las sorprendentemente viscerales ramas dañinas del capitalismo tardío, que me hicieron querer levantarme y gritar mi verdadera vocación. Para la que creo haber nacido pero de la que no puedo vivir en este país. Tenemos un libro inteligente, reflexivo y compasivo, inquebrantable en sus descripciones de crueldad casual y explotación sistemática. Y lo que es mejor, magníficamente escrito. Mi única pega es que estamos ante la primera parte de una trilogía y no soy muy fan de los libros que no se han sabido cerrar en un solo volumen. Además, es algo que pasé por alto mientras me lanzaba precipitadamente hacia un final que parecía prometer cierre y perfección sólo para hacer algo completamente distinto. Sin embargo, una vez me recuperé, decidí que hay que seguir leyendo cuando toque. Esto pinta a tesoro absoluto.

Reseña: Las Sirenas de Titán, de Kurt Vonnegut

Uno de los poderes o dones de Kurt Vonnegut es que sus novelas siguen siendo súper entretenidas, súper interesantes, a pesar de los años. Blackie Books debe saberlo, y cada no mucho, nos publican una joyita de este genial autor, esa misma editorial que tiene, sin duda, las portadas más atractivas que uno puede encontrar en una librería de este país a día de hoy. Aparte de contener ese olor a libro nuevo al que uno le gusta esnifar…

Las sirenas de Titán (1959) fue una de las novelas elegidas como mejor lectura vintage en el último certamen literario de literatura fantástica en el que participé. Yo no la leí entonces, pero sí que la devoré en mis primeros años de instituto en los que tanta CF clásica tragué. Es una novela, una historia, que viene a mi mente cada poco, eso también es cierto, y merecía una revisitación (Blackie Books quizás también sabe leer mi mente). Os digo de que va: Cuando Winston Niles Rumfoord vuela en su nave espacial hacia un infundíbulo cronosinclástico, se convierte en energía pura y solo se materializa cuando sus formas de onda interceptan la Tierra o algún otro planeta. Como resultado, solo regresa a su casa en Newport, Rhode Island, una vez cada cincuenta y nueve días, y solo durante una hora. Pero al menos, como consuelo, ahora sabe todo lo que ha sucedido y lo que sucederá…

El libro de Vonnegut no solo menciona la pregunta de cuál es el sentido de la vida, también responde a dicha cuestión. Por lo general, no prefiero narrar el argumento o sinopsis de una novela tal como se publicita, prefiero reescribirla o difundirla a lo largo de la reseña según me apetezca. Este libro no trata en absoluto de Winston Niles Rumfoord, o al menos no exclusivamente. Va mucho más allá. Y si me hubiesen dejado hacer entonces una redacción o un Comentario de Texto sobre este libro -cosa que propuse a la profesora de Literatura de la extinta B.U.P. allá por 1994-, quizás hubiese podido contar que nuestra verdadera estrella del espectáculo es el encantador pero deplorable Malachi Constant, heredero de una gran fortuna y llamado a ser testigo de una de las materializaciones de Winston. Porque Malachi recibe algunas predicciones sorprendentes sobre su propio futuro altamente improbable, tras lo cual rápidamente intenta desesperadamente dejar atrás su propio destino, con resultados divertidos y depravados. ¿Y qué ocurre? Por supuesto, no hay destino del que uno pueda escapar. Es mentira todo eso que dicen que tu te buscas tu propio destino. Es simple. Está escrito (y en negrita) que TÚ ibas a terminar donde has terminado. En Las sirenas de Titán, el destino es lo que es, y Malachi se ve arrastrado por las predicciones inquietantemente precisas de Rumfoord.

En el camino, Vonnegut se toma el tiempo para explorar temas que se repetirían a lo largo de su obra, como la inutilidad de la guerra y los peligros potenciales de la religión organizada, así como algunas de sus hipocresías innatas. El conocimiento de Rumfoord nos invita a plantearnos preguntas aún mayores, preguntas sobre el significado de la vida; no sólo la pregunta en sí, sino por qué es tan importante para nosotros saber la respuesta en primer lugar. Las cosas se vuelven sorprendentemente épicas para lo que en realidad es un libro bastante compacto y fácil de leer, que realiza un recorrido por la mitad del Sistema Solar y abarca décadas mientras aborda los importantes temas antes mencionados. Es una prueba de la habilidad de Vonnegut el hecho de que sea capaz de acumular tanto y provocar tales cuestionamientos filosóficos sin que las cosas se prolonguen o dejen de entretener. Incluso en las situaciones más sombrías, logrará provocar una sonrisa en el lector, ya sea una sonrisa de «ya veo lo que hiciste allí» o una sonrisa que acompaña a una carcajada total.

Aún tan entretenida como cuando se publicó hace más de cinco décadas, Las sirenas de Titán es puro placer lector. Nunca es duro ni sermonea, ofrece momentos de melancolía en igual medida, y es otro ejemplo más de lo maravilloso que fue este escritor.