Recordad que con la editorial Blackie Books estamos teniendo muy buenas opciones de hacernos con toda -o casi toda-, la bibliografía del siempre recomendable Kurt Vonnegut. Un autor que una vez lo descubres, querrás leer todo-todito-todo lo que brotó de una de las mentes satíricas y más brillantes que ha dado el mundo de la Ciencia Ficción. Y en Galápagos lo demuestra una vez más realizando un tributo irónico a lo planteado en su día por Charles Darwin.
Una novela donde sorprendentemente tenemos a un narrador que es un fantasma y que existe desde hace un millón de años y es testigo de todo lo que le va ocurriendo al planeta desde el principio hasta el final. Pero la historia también es una parodia del Arca de Noé que, en lugar de aterrizar en el Monte Ararat, llega a una de las islas del archipiélago de las Galápagos y en lugar de evolución, Kurt Vonnegut describe una involución.
Hay una anécdota sobre el velatorio de Isaac Asimov, en el que Vonnegut, al pronunciar un panegírico, comenzó con el comentario sobre Asimov, que era un ateo declarado: “Bueno, ahora está en el cielo”. Vonnegut, siempre el humanista humorístico, provocó risas entre los queridos presentes pero al hacerlo estaba demostrando su propia irreverencia juguetona hacia el teísmo y la propiedad.
Esta novela sobre la evolución -o la involución-, contiene múltiples referencias bíblicas, así como referencias biológicas a Darwin y a sus muchas teorías las cuales han tenido siempre un gran impacto en nuestra cultura. Por lo tanto, el pilar de esta obra es la premisa de que nuestros “cerebros grandes” fueron un experimento evolutivo que salió mal y un diseño más elegante con un cerebro más pequeño y sin manos funciona mucho mejor. La historia está narrada por el fantasma de Leon Trout, como os decía; el hijo de, nada más y nada menos, que Kilgore Trout, que nos habla desde el otro extremo del túnel oscuro que conduce al Más Allá. El mayor de los Trout advirtió a su difunto hijo que si no atravesaba el túnel y se unía a él en el Más Allá, no volvería a verlo en un millón de años. Y ahora el fantasma de Leon Trout narra esta brillante obra y observa el gran viaje evolutivo de la humanidad a lo largo de este extenso período de tiempo y ve cómo los grandes cerebros realmente arruinaron todas las cosas.
Hoy en día, la gente ya no tiene verdaderas ilusiones. Aprenden muy pronto qué clase de mundo es este en realidad, y es raro que un adulto no haya visto a un hermano o padre descuidado, devorado vivo por una orca o un tiburón (válgame la metáfora). Por otro lado, el consumismo, el conformismo y la hipocresía que nos rodean, los individuos simplemente pierden su verdadera identidad y aquí, en una novela que el año que viene cumplirá cuatro décadas, ya tenemos una anticipación a una involución que probablemente ya hace años que comenzó.
Brillante novela de Vonnegut una vez más.