De vez en cuando, tira leer clásicos. Sobre todo, libros conocidos que a día de hoy por una cosa o por otra no he podido leer. Me gusta leer de todo aunque ya sabéis cual es mi principal inclinación. No obstante, hay que leer de todo especialmente si aspiras a ser escritor «publicable» algún día. Porque lo bueno se pega. También lo malo. Pero por esa sencilla razón tienes que reforzar tus baterías de absorción (cada no mucho) con grandes obras literarias. Es bueno para el entrenamiento creativo. Lo tengo muy claro. Por eso pongo el ojo de vez en cuando en editoriales como Alba, que a ritmo ligero y sencillo trae de vuelta a la sección de Novedades títulos indispensables de leer como Norte y Sur, de Elizabeth Gaskell. Al comenzar el libro (casi quinientas páginas), mis pensamientos iniciales fueron: «cómo no sea una trama súper llevadera no creo que lo termine». Mi pila de pendientes me mira con recelo y un libro de romances… Pero no mucho después de empezar, quedó claro que lo bueno es famoso porque lo merece, el estilo de escritura atrapa y me di cuenta de que en el corazón de este libro hay un relato social de la época escrito por alguien que estuvo allí.
Y eso esplende.
Margaret Hale es la hija de un párroco venido a menos. Ha estado viviendo como compañera de su prima adinerada, pero cuando esa prima se casa, ella vuelve a vivir con sus padres. Poco después de la transición, su padre anuncia que sus creencias han cambiado y que ya no puede ser párroco. Entonces mueve a la familia a Milton, una ciudad manufacturera en el norte de Inglaterra, donde trabajará como tutor de hombres ricos (jóvenes y no tan jóvenes) de la ciudad. El Sr. Thornton, quizás el más rico de los propietarios de la fábrica, se convierte en el benefactor, estudiante favorito y amigo del señor Hale. Pasa bastante tiempo con el antiguo párroco y así llega a conocer a Margaret, se enamora de su belleza, inteligencia y gracia, casi desde su primer encuentro. No se puede decir lo mismo de Margaret; ella ve a los comerciantes como una clase inferior, tal vez porque su trabajo es más físico que intelectual. Son tiempos difíciles en Milton. Los trabajadores quieren más dinero en un momento en que los «maestros» ven caer las ganancias y quieren recortar salarios de trabajadores (sí, esos sindicatos que tantas empresas odian, ya dando caña en el pasado). Pero Margaret conoce a algunas familias de trabajadores y se pone de su lado en cualquier desacuerdo que surje. Esto, por supuesto, generará un conflicto entre ella y el señor Thornton de narices…
Realmente me gustó. No me he enamorado de ninguno de los personajes pero me gustan sus historias, lo que representan y lo que llevan detrás. Un mensaje social en base a una historia de amor. ¿O fue la historia de amor la que se convierte en mensaje social en esta historia? No cabe duda que el lenguaje y la trama romántica recuerdan a Jane Austen. De hecho, tiene algunas escenas muy de Orgullo y Prejuicio, en el sentido de que Margaret siente una aversión tan intensa por el Sr. Thornton desde el principio, sin razón más aparente que la de ser un comerciante. El señor Thornton parece ser el dueño de una empresa sin corazón que no se preocupa por cómo viven sus trabajadores. Pero descubrirá que hay más en él que eso. También os digo que hay bastante más acción en Norte y Sur que en cualquier novela de Jane Austen. Y muertes. Una, al menos, incluso violenta.
Elizabeth Gaskell (1810-1865) se basó en gran medida en su propia experiencia cuando creó a su heroína en Norte y Sur. Describe de manera experta la época victoriana con una clase alta protegida que menosprecia al populacho obrero. Cubre la pobreza, pero también reconoce que trabajar en las nuevas fábricas puede dar una vida mejor respecto al trabajo agrícola. Más saludable, al menos. También disfrutamos de una gran cantidad de tramas secundarias, todas las cuales me parecieron agradables y tan digeribles que incitan a querer leer y leer. Por lo que Norte y Sur es recomendable lectura como poco.
El plan salió bien.