Juzgo un cómic súper bien si es de culto y además logra hacerme viajar mientras estoy tirado en mi sofá de lectura. Y Silencio consiguió esto maravillosamente. Porque Silencio es un hombre un poco limitado. Lo que llamamos alguien “lento” que ha sido esclavizado por el hombre más influyente del pueblo, que además es auténtica escoria. Seguimos la historia a través de los pensamientos de Silencio, quien, se me olvidó decirlo, para colmo de males es mudo.
Silencio fue una de las primeras creaciones de Comès que Ponent Mon ha decidido poner de nuevo en la palestra. Esta chulada en librerías es algo que algunos no esperábamos ver. Un álbum donde el autor logra abordar todos los temas y pensamientos que le son requeridos de una manera singular e inteligible. Inteligible sí, pero no simple. Oníricos, tal vez. Uno puede encontrar una profunda reflexión detrás de esta historia. Silencio no es otra cosa que un clásico que os incito a leer para que tengáis una buena opinión si alguna vez tenéis que debatir «el tema». A mi modo de ver, el enorme punto fuerte de este álbum es hacernos seguir la historia a través de los ojos de un señor simplón, inocente y sinceramente simpático. Aparte de Forrest Gump, esta es la primera vez que un protagonista así, logra ponerme en vilo e incluso emocionarme. Alguna que otra vez he leído viñetaje sobre “idiotas” pero es que aquí te vas dando cuenta que estamos muy lejos de término.
Otro punto positivo es la originalidad de la historia. Cuando has leído cientos, incluso miles de historias diferentes, se vuelve cada vez más difícil encontrar una historia que logre sorprenderte. En Silencio cada uno de los capítulos, sorprenden. Nunca logré adivinar adónde me quería llevar el autor. Y aún en blanco y negro me asombró todo: el diseño, la atmósfera atemporal, el misterio de los orígenes, un escenario que se podría ubicar en Las Ardenas… La intriga, la profundidad de los personajes, la empatía pura que esplende Silencio, eso sin contar el disgusto que tenemos muchos por esa parte de la Humanidad que quiere establecer su dominación de forma egoísta, injusta y cruel sobre el más débil. Porque Silencio es lo opuesto a los protagonistas habituales de una tira cómica. Efectivamente, no es inteligente, y es manipulado por otros personajes que abusan de su bondad. A pesar de todo, destila carisma y una fuerte presencia cuando entra en escena. Y entonces nos sumergimos por completo en la vida de Beausonge, un pueblo rural con una atmósfera poética e inquietante al mismo tiempo que seguimos a Silencio en su vida diaria hasta que el destino le acaba revelando un misterioso pasado, lo que lleva a un drástico cambio de vida. El dibujo en blanco y negro es soberbio y todos los personajes tienen «rostros». Abel Mauvy es la viva imagen de la angustia con su mirada sádica. La bruja es misteriosa y sensual al mismo tiempo. Blancanieves es una enana de aspecto travieso. Aun rio por haber llamado Blancanieves a una persona bajita…
Los rasgos de los personajes reflejan muy bien sus emociones y personalidad. Rápidamente, nos identificamos u odiamos a los protagonistas, las viñetas (algunas) son terriblemente expresivas. Silencio es un trabajo hermoso y cautivador. Y tiene la maestría de hacer interesante un cómic con un personaje mudo.