Se viene la moda de un ramal diferente de Star Wars que como mínimo mola un huevo. Tengo que informarme más pero me da que todo proviene del genial capítulo de Love, Death & Robots (antología animada original de Netflix, relatos de ciencia ficción sobre amor, muerte y robots como su propio nombre indica), un capítulo genial de la tercera temporada que pintaba a Star Wars lo más grande. Bueno, eso sin contar la serie Visions que llegó poco después y que me da que partió de ahí; otra serie de TV súper recomendable de anime creada esta vez para el servicio de streaming Disney+ y producida por Lucasfilm Animation, que constaba con nueve cortometrajes producidos por siete estudios de animación japoneses diferentes. ¡Viva el dólar! Y que cada capítulo contaba sus propias historias originales basadas en el universo Star Wars. Un pasote, una chulada, de la que no conozco a nadie que no le encantara. De ahí quizás que Disney viera un filón para seguir sacando por ese ramal de autovía de cuatro carriles temas de samuráis con jedis y por tanto siths.
En NY Crónicas Literarias hemos tenido la suerte de contar para Planeta Cómic como referente reseñil para esta que se publica este mes de retorno al curro, como es Star Wars: Ronin. Un cuento, una trama de combustión lenta que reparte detalles y hace guiños al fan de toda la vida de La Guerra de las Galaxias, casi de manera constante en cada capítulo hasta los últimos pasajes de la novela. El libro es todo fuerza y poco pelusa, especialmente cuando se trata de las audaces reinvenciones de la tradición Sith y Jedi que hemos llegado a amar en el canon clásico de Star Wars. Porque Ronin trata principalmente de un samurái espacial errante y sin maestro que llega a una parte de la galaxia compuesta por clanes jedi rivales. En esta historia, los sith no son necesariamente los malos y los jedi no son siempre los buenos-bonitos-héroes de siempre. Ronin desafía la moralidad de ambos bandos, desde los «males» cometidos por los jedi al servicio de un Imperio «pacífico» hasta el deseo de libertad y autonomía de los sith. Esto me encantó. Además de que la idea de la Fuerza también se vuelve más un espectro en la novela con duelos y corrientes oscuras complementarias y destellos blancos. No todo es negro o blanco. Gris como la vida misma.
Al eliminar las visiones occidentalizadas de la cultura oriental, Ronin adopta por completo el núcleo cultural japonés de la narración de Star Wars. Aún así, es profundamente una historia de Star Wars que incluye y remezcla los principios básicos de una saga -la más grande de todos los tiempos en cuanto a CF se refiere-, una saga que abarca décadas. Si bien Ronin y el tema japo puede ser un poco difícil de vender para los fans más acérrimos de SW, los fans que disfrutan de la amplitud de la narración que se ve en los libros de Legends (no canónicos) sí que disfrutarán de la escritura vanguardista y, en ocasiones, mística de Emma Mieko Candon, una autora y editora estadounidense de ascendencia japonesa pero nacida en Hawái que aparte de esta novela tuvo participación en el capítulo de Star Wars: Visions llamado El Duelo, con el que obviamente se relaciona Ronin. Como veis una reseña con cero o poco spoilers porque es una novela para disfrutar de pé a pá como se dice por estos lares sureños del Espacio Exterior. Y es que la sinopsis editorial ya cuenta bastante de por donde van los tiros: los jedi son los sirvientes más leales del Imperio. Hace dos décadas, los clanes jedi, al servicio de los señores feudales, se enfrentaron y asqueados de este ciclo sin final, una secta de jedi se rebeló con la intención de recuperar el control de su destino y su poder y de dejar de servir a este o a aquel amo. Se hacían llamar “siths”. La rebelión de los sith fracasó por culpa de las traiciones y de las luchas internas y los señores, que antaño habían sido rivales. Y ahora se han unido para crear otro Imperio. Y ya sabemos que ningún Imperio está libre de violencia.
Lejos de la frontera del Borde Exterior, un antiguo sith viaja acompañado únicamente por un droide leal y el fantasma de una era menos civilizada. Aunque empuña una espada láser, asegura que no pertenece a ningún clan jedi y que no rinde pleitesía a ningún señor… A partir de ahí, una aventura tras otra…
Al igual que Visions, Ronin no se considera parte de la continuidad de Star Wars, pero liberarse de esas restricciones es una de las principales razones por las que la novela brilla tanto. Ronin es abstracta, filosófica y meditativa. No obstante, y a veces, se parece más a Star Wars que al canon de Star Wars. Pero, en general, es un hermoso homenaje y celebración de los jidaigeki (dramas de época) japoneses clásicos, especialmente los de Akira Kurosawa, cuyo trabajo influyó mucho en las historias originales del Star Wars, de George Lucas.
Recuerden eso.