Lo primero que me impactó de este álbum fue ver que iba recomendado por la señora maestra de la actuación Whoopi Goldberg. Supongo que como muchos lectores, me asusté un poco y me agradó saber que esta señora lee cómics y de los buenos. Aunque no sea tan raro después de saber lo que trata Queenie: la madrina de Harlem. No obstante, vuelvo a reivindicar que el cómic -si no lo es ya- debe ser de casi obligado un medio de difusión a las masas al igual que pelis, libros y música. La cantidad de historias de historias buenas -madre mía- que se pierden muchos por no leer cómics con sus ideologías sin sentido que lo relacionan con lo infantil. Pero vamos que esto me consta que en pocos sitios pasa ya, pero PASA. Pocas historias más adultas que Queenie: la madrina de Harlem se pueden encontrar en formato cómic. Además de que ya tenemos el ejemplo del cómic como pura inspiración para el cine. Los faltos de ideas de Hollywood por fin se han dado cuenta de la mina de oro que hay en el noveno arte.
A lo que vamos. En Queenie: la madrina de Harlem, descubrí la existencia de una dama y me vi leyendo y disfrutando de la mini biografía de una persona de la que no sabía nada. Queenie (nombre real Stéphanie Saint Clair) lideró un poderoso clan mafioso en Harlem en los años 30 del siglo pasado. Una tipa que se habría logrado hacer un hueco entre otros mafiosos, como hizo Lucky Luciano, por ejemplo. Pero mujer, y además negra, ya me diréis si esto no es impactante por dónde ocurre, cómo y la época. Pero, qué es lo extraño aquí. ¿Por qué a casi ninguno de nosotros nos suena el nombre? ¿No lo véis? Los americanitos yankees de pro nos la tenían borrada de la memoria…
Norma Editorial publica esta chulada de tomo donde Lévy y Colomba recrean en viñetas la vida de Stéphane St Clair, la mujer que se adueñó del juego clandestino en la Nueva York de los años 30. Tras la lectura, pensaréis como yo. ¿Cómo demonios hemos tardado tanto tiempo en no ver peli o serie de la vida de esta señora, tan potente personaje? Se llamaba Stéphane St Clair y fue la dueña de los bajos fondos de Harlem. Controló el juego clandestino, se enfrentó a políticos, policía y poderes gordos de la ciudad más famosa del planeta. Con dos pares de cojones logró abrirse camino en un mundo violento y despiadado. Un volumen que permite saber sobre esta “anomalía” histórica que tenía nombre y alma pura.
Una personalidad fuerte como pocas, traída de los barrios pobres de las Antillas francesas, Queenie: la madrina de Harlem, con un diseño clásico se vuelve rápidamente una historia gustosa de leer. Un trazo fino, bastante lamido, que de lo bien que te lo pasas con el paso de los acontecimientos, deja con hambre. Y más cuando indagas después (que es a lo que incita este tipo de obras) y ves que ciertos aspectos de la vida de Queenie siguen siendo un misterio tras la lectura del volumen; la forma en que montó su negocio, por ejemplo, y los medios necesariamente brutales para mantenerse en el poder frente a los «competidores». Imponerse en Harlem… ¡Joder, quiero saber más de eso! Y no sé si es bueno o malo decir algo así de un cómic que me ha gustado tanto, pero bueno, le van ocurriendo cositas a esta señora y mola ver cómo sale de situaciones en las que otros saldrían corriendo. Que atrape al lector de esa forma, que la historia la devores con ganas y queriendo saber más, mosqueándote por ello… Eso para nada es fácil de conseguir con una trama comiquera.
Una novela gráfica que como os decía próximamente se convertirá en una ambiciosa serie de televisión producida en Hollywood. Queda el descubrimiento de un personaje que tiene su lugar en el «salón de la fama» del bandolerismo, y que también desempeñó un importante papel «social» en esta parte de Nueva York. Lévy y Colomba son dos jóvenes creativas a tener en cuenta. La guionista Aurélie Lévy y la ilustradora Elizabeth Colomba suman fuerzas para contar las peripecias de Stéphane St Clair. Eligieron la viñeta para hacerlo y el resultado es este genial Queenie: la madrina de Harlem. En definitiva, una obra que llega a nuestro país avalada por sendos galardones como el Quais du Polar/Experience/France 3 Auvergne-Rhône-Alpes, el Premio Fetkann! y el Premio Maryse Condé en la categoría juvenil. También fue finalista en los Premios Landerneau BD y resultó seleccionada para el Prix Wolinski du BD du Point y el Prix de la BD Fnac BD en colaboración con France Inter.
Disfrutable como poco.