Uno de los autores a cuyas obras me gusta enfrentarme siempre sin saber nada de nada, son las creadas por Jodorowsky. Diferentes, especiales, con un toque picante en ocasiones… La vida misma. Un creador curioso que se preocupa por sorprender. De los que me sorprende (valga la redundancia )porqué nunca decidió dedicarse a lo literario más que a la viñeta, ya que en sus obras refleja esa inquietud por crear algo, más para que tú mismo desarrolles tu imaginación, que otra cosa. Por ello, un pensamiento que tengo a menudo sobre él es que Jodorowsky siempre ha sabido (o siempre ha tenido la oportunidad de) rodearse de muy buenos ilustradores. Y Cara de Luna no es una excepción. Aquí coopera con François Boucq, para convertir un guión realmente bueno en perfecto, que retrata el universo delirante fruto de la fértil imaginación del autor chileno.
Una historia urdida por Jodorowsky, de las que a él le mola crear. Da rienda suelta a su imaginación, creando una sociedad totalitaria, mezclando arcaísmos y modernidad (un comentario válido tanto para las ideas como para los objetos); que obviamente se rebela, y por supuesto, un granito de arena, en la personalidad de Cara de Luna, una especie de espíritu sencillo y dichoso con inmensos poderes, que atraviesa el peligro con la misma inofensividad que las balas en su cuerpo. Un mundo de barro, grandilocuente y a veces grotesco (ver los delirios verbosos y paranoicos del dictador, y los fríos cálculos de su madre, ver las orgías en el gran burdel, etc.), un mundo donde la locura a veces se da un aire poético (como la catedral que renace de sus ruinas, por ejemplo), incluso en medio de escenarios que no se prestan fácilmente a ella.
Norma Editorial presenta este portentoso volumen en tapa dura que recoge en formato íntegro, esta genial historia fantástica que supuso el inicio de una larga colaboración entre dos genios del noveno arte. Un cómic absolutamente revolucionario que llega ahora en una edición definitiva repleto de extras donde encontramos en un mundo diferente los temas favoritos del autor. Aquí hablamos más de una lucha por el poder, idea que está muy bien explotada y aunque al principio cuesta un poco hacerse con tantos personajes nuevos, el escenario es cautivador -nunca mejor dicho- y está lleno de ideas originales. Con un dibujo de Boucq muy curioso y atractivo que dan ganas de sumergirte en su trabajo.
¡Es la Ovocracia! Una dictadura insular y sanguinaria a las órdenes de un par de campesinos rudos y advenedizos, antiguos vendedores de huevos. Los oprimidos, los rebeldes, viven en alcantarillas, verdaderas mazmorras llenas de trampas mortales, donde la policía no puede desalojarlos. Incluso el océano ruge, y misteriosas y devastadoras olas descienden cada vez más sobre una isla que está a punto de estallar. En medio de toda esta violencia aparece un ser imposible: Cara de Luna, el Domador de Olas. La dictadura del Kondukator Óscar, líder supremo que gobierna con mano de hierro sobre los habitantes de la isla tendrá que lidiar con la aparición de ese ser misterioso, capaz de controlar las aguas y que quizás sea la esperanza de un pueblo afligido…
En Cara de Luna estamos en manos de Jodorowsky, y por lo tanto no podremos escapar a una buena dosis de religión y de misticismo fusionado. Aquí sí están presentes las clases de religiosos que en realidad son los que dirigen los estados totalitarios. Además, en la faceta artística, aquí todo el mundo es físicamente horrible. Los gráficos de Boucq nos ayudan a reflejar la “belleza”, son magníficos pero no especialmente «agradables» a la vista. Los malos no solo son estúpidos y crueles, son feos. Pero no así los héroes. La inocencia de Cara de Luna no le impide desencadenar gigantescas olas que barren todo a su paso, y ese momento en que se construye la catedral invisible es un instante verdaderamente asombroso y sublime. Bello. Momentazo poético de la historia que amplificaría en intensidad con una buena banda sonora y que sueña con ser película.
En general, una historia original y convincente que merece un vistazo. O dos. Para pillar detalles. No es la mejor serie de Jodorowsky, pero sí una trama original, hermosa y salvaje al mismo tiempo. Donde el guionista se dejó llevar por la poesía y el siempre atractivo que como especie nos produce el mar. Momentos alucinantes a este cómic no le faltan: la matanza del orco (horrible), la cueva de la monstruosa reina madre con ese tipo de gang-bang místico, la pandilla de terroristas punk en las cloacas… Una de la mejores locuras escritas de Alejandro Jodorowsky.