En belleza y estética comiquera, ir a lo seguro, es ponerse con un cómic del maestro Esteban Maroto. Capaz de trasladar los más lindos sueños, los bellos paisajes y los más terribles pero a la vez chulísimos monstruos. Todo, directo a nuestras cabezas, a nuestros ojos, y si se puede, a lo grande, que es como se gozan las mejores ilustraciones. En Érase una Vez…, tal como dice la sinopsis editorial, vais a encontrar los cuentos clásicos que pensabas conocer, pero de la forma que nunca te los habían contado. ¡Dibujazos!, añado yo. Enmarcables muchos del maestro Esteban Maroto, láminas, así como historias, versiones de personajes conocidos por todo el mundo con un giro final propio del estilo del dibujante. Planeta Cómic publica esta nueva joya ilustrada, un delirio visual tras pelotazos del autor como lo fueron Vlad Drácula o Los Mitos de Cthulhu, editados hace nada. Ahora, Caperucita Roja, La Bella Durmiente, La Sirenita, El Lago de los Cisnes y algunos más. Pero con otra visual. Una maravillosa con historias independientes como Caza de Lobos o Alas de Venganza.
Un diseñador que forma parte de la generación de maestros como De La Fuente, Ortiz, Brocal o Carlos Giménez; y es cierto que su dibujo es bastante parecido al de este último. Un dibujo que hoy puede asustar a lectores treintañeros, pero que es menos serio como muestran sus historias cortas y una sucesión de secuencias sin demasiada conexión donde recuperar clichés de cuentos populares pero con una alta inclinación hacia la fantasía heroica. Mundos bizarros, semi-medievales, donde los protagonistas se mueven, sufren y son aterrorizados con “coherencia” y no con los finales felices que nuestras abuelitas o madres nos contaron. Relatos que tiran más para el lado original, cuentos más crudos y realistas, donde la diferencia es que Maroto renueva de algún modo las versiones conocidas y les da su toque, su potente estilismo personal. Una Caperucita Roja sensual convenciendo al cazador para que la acompañe a casa de la abuelita donde se lía parda…
¿Negativo? Una vez abres el tomo, descubres que la obra esta en blanco y negro en su totalidad, con la salvedad del manto exótico de Caperucita Roja. En ocasiones, dije que ciertas historias en blanco y negro esplenden. Pero sinceramente la obra de Esteban Maroto suele ganar muchísimo conel color. Creo que en base a su estilo tan detallado. Al igual que en Vlad Drácula, Érase una vez… hubiera sido mucho más recomendable en color. Sólo hay que ver la espectacular portada coloreada por Santi Casas (Red Sonja: La Balada de la Diosa Roja), un cuadro en sí mismo.
Esteban Maroto Torres (Madrid, 1942) es un historietista español, uno de los ilustradores mejor valorados mundialmente del que tenemos que sentirnos orgullosos de tenerlo como paisano. Desde 1955 lleva abocetando a lápiz y en otros muchos estilos series y obras independientes a cual más bellas. Fue amigo del gran Carlos Giménez con el que tuvo estudio propio mientras desarrollaban series como Buck John o El Príncipe de Rodas. En su día, firmó contrato con Seccionas Ilustradas y allí dibujó historietas bélicas y románticas para el mercado inglés. Para colmo, ha trabajado con grandes maestros del noveno arte y a finales de los 60 se hizo famoso con series como La Tumba de los Dioses y Wolff, de gran éxito en USA. Pero, sobre todo, es conocido por bordarlo en los 70 en el mejor género de todos como es el Terror, en los cómics de la Warren Publishing, maravillas como Creepy, Eerie o Vampirella; donde lo conocí yo. Planeta Cómic publicó sendos integrales de estas revistas comiqueras en su día.
Enamorado de su don, lo siento, pero siempre voy a recomendar leer y degustar la pluma del maestro Maroto.
Incluso los bocetos que vienen como extras son enmarcables, friends.