Una de las cosas más chulas que he visto últimamente como protección para un cómic lo trae la Edición Deluxe de Promethea, de Alan Moore, que está publicando ECC Ediciones. Lo tenéis que ver con vuestros propios ojos. Respecto al interior, pues qué decir que no se haya dicho ya. Promethea es, en esencia, el mejor homenaje a uno de los iconos de la Trinidad que Moore elaboró por su cuenta. Para los que aún andáis espesos a estas horas… ¿no está claro que Promethea es la mejor Wonder Woman escrita? Y ahora imaginad una Edición Deluxe en tres volúmenes, dibujadas por el maestro de la ilustración J.H. Williams III y con extras inéditos jamás publicados en nuestro país. ¿Pues que queda? Sin duda, uno de los cómics publicados este año que uno/a quiere tener sí o sí en su cómicteca. ¿Me equivoco? En esta hermosa, a menudo brillante serie, ahora completa en una edición imperdible, Moore se señalaba con un regreso a los cómics deconstruccionistas de superhéroes. Por otro lado, os contaré bajito y al oído, que cualquiera que esté interesado en el simbolismo del Tarot, especialmente en el modo Thoth-Crowley, y su conexión con el ocultismo general, encontrará en Promethea, una guía maravillosa para con el simbolismo básico de los Arcanos Mayores y el Árbol de la Vida. De hecho, los poderes particulares de Promethea se basan en los cuatro elementos de ese “traje”.
Allá por finales del pasado siglo, la audiencia general del cómic andaba algo contrariada por lo que para ellos era el pseudo-misticismo de Alan Moore… Y las paparruchadas que decía. Sus paranoias, sus fumadas y su promoción de temas ocultistas básicos está claro que no son para todo el mundo. No todos nos lo tomamos igual. Un ídolo, un maestro, un dios del noveno arte no podía perder la chaveta tan fácilmente. Pasa que, de tan diferente que uno quiere llegar a ser, si eres un personaje conocido, tienes que tener cuidado de no cruzar ciertas líneas, y Moore siempre intentó llegar más allá y lo peor, públicamente. Sin embargo, de vez en cuando anunciaba novela gráfica o miniserie y eso nos volvía a hypear a todos. Y aún más sabiendo que cualquier ilustrador iba a decir “sí” a una propuesta del barbudo de pelo largo. Sólo hay que ver lo soberbio del arte de Williams y Gray en algunas interpretaciones visuales inesperadas de los Sephiroth en este ingenioso cómic que se marcaron. La trama de Promethea se divide en una miniserie de números (en su día grapas) y en Libros (Book 1, Book 2… etc). Todo-todito-todo está aquí. Y con una genial Introducción del propio Moore (Una aventura en el folclore). La historia comienza con un prólogo ambientado en Alejandría en el año 411 d.C. En el que un extraño anciano con poderes místicos salva a su hija de unos malhechores monjes asesinos. Luego saltamos a una Nueva York actual (1999) que tiene taxis sin ruedas, policías en platillos voladores y un exitoso cómic sobre un gorila que a todo el mundo llama la atención (guiño-guiño). Conocemos a Sophie Bangs, una estudiante universitaria normal y corriente amante de las ciencias alternativas que está escribiendo un trabajo para clase de Folclore y visita a Barbara Shelley, la viuda del último tipo que escribió sobre Promethea. Sin embargo, Sophie recibe rechazo y el siguiente consejo de Barbara: «No quieras ir a buscar el folclore. Y tampoco quieras que el folclore venga a ti». Mucha desorientación en este consejo, y bueno, ese ansia que a uno/a le entra cuando le prohíben algo. Hasta que es demasiado tarde para Sophie y se convierte en la nueva «anfitriona» de Promethea…
Alan Moore no estaba escribiendo sobre folclore aquí, sino la creación de una nueva superhéroe femenina. Aporta esa mezcla perfecta de magia, simbolismo y misticismo, que mola. Ignorando la advertencia como hacen los valientes, Sophie Bangs continúa sus estudios y casi muere a manos de una criatura sombría (Smee) cuando descubre el secreto de Promethea. Sophie sobrevive. De pronto, se encuentra transformada en Promethea, historia viva de muchas encarnaciones y ahora encarnación humana que debe sobrellevar. Pero la fusión apenas ha comenzado cuando ya se le exige dominar los secretos de sus predecesores, si no quiere ser destruida por varios de los antiguos enemigos de dicho ente.
Alan Moore, con la ayuda visual del equipo Williams y Gray, forja un mundo dominado por ideas científicas con un guiño a los superhéroes que representan el vigilantismo del cómic clásico. Eso si, cada uno de los arquetipos reforzados y visionados de un modo que engancha. El don de Moore esplende aquí. Y bueno, no voy a olvidar del trabajazo que hace nuestro paisano José Villarrubia en el Book 2.
Cualquiera que lea o ame de algún modo la literatura de ocultismo o mágica, debe ser consciente de que estamos hablando de un cómic atractivo para él o ella. No obstante, cuando Moore se apega a un hilo narrativo real, Promethea se vuelve brillante. Una cosa que me encanta es como el autor de Northampton a veces pone a la protagonista a interpretar el papel humano y otras explora la visión del ente viviente que es en definitiva Promethea. Logra de forma maravillosa la distinción dentro de la percepción. Un cómic con una ideal espléndida y en un formato exuberante. Sobran las palabras.