En mi búsqueda constante de buenas historias de Terror, ya hace tiempo que me di cuenta que por lo menos en nuestro país, se van encontrando cositas pero en formato cómic. Historias de terror escritas recientemente que nos llegan en formato cómic a través de las grandes editoriales como Panini Cómics, la cual, sí que trae obritas muy interesantes de vez en cuando. Y el ejemplo está en RedFork que publicaron este mes de abril que se nos acaba de ir. Un cómic que para el amante del mejor género de todos, recomiendo desde ya, sí, sí, desde ya y sin apenas haberos contado nada. Porque los pueblos pequeños son un escenario común y casi ideal para las historias de terror. Hay una, si no muchas, buenas razones para ello. El escenario más pequeño permite un acercamiento más íntimo a los personajes y en las manos adecuadas, se ofrecen historias que tratan menos sobre sustos y más sobre las personas a las que impactan esos horrores. Lo que conduce a un examen más amplio y escalofriante de los problemas sociales y las cuestiones más allá de la humanidad de los presentes.
RedFork, escrita por Alex Paknadel y a los dibujos Nil Vendrell, es una historia de terror de ese tipo que utiliza su entorno -una comunidad minera pequeña y empobrecida-, no solo para contar una historia genuinamente aterradora, sino también para llevarnos a una trama de horrores del mundo real. Sumando explotación y opresión de clases sociales venidas a menos, por ejemplo. En RedFork, el ex-convicto Noah McGlade regresa a su pueblo, aquel lugar perdido entre las montañas, famoso por su mina de carbón. Pero al regresar no encuentra el mismo lugar que recordaba. Su lugar natal se ha visto arruinado como tantos otros pueblos pequeños de la América profunda por el declive económico y la crisis de los opiáceos. Además, en su caso concreto, hay una amenaza sobrenatural que parece estar drenando la poca vida que queda en el lugar. Un horror latente al que Noah se tendrá que enfrentar para salvar su vida asi como la del pueblo que le vio nacer.
La historia de RedFork es otra de esas historias de horror en lugares apartados que me gustan. Mantiene un terror genuino proponiendo esos temas que, de tan lejos que están, si pasa algo no se entera nadie. Algo cada vez más dificil de conseguir creerse en este nuestro querido mundo actual de sobre-información e internet. Aun asi, Paknadel lleva adelante este guión maravillosamente. Lo que funciona mejor en RedFork es lo bien que se desarrollan los personajes. No hay caricaturas de gente de pueblo pequeño, solo representaciones genuinas de la gente tal como es. Cada personaje en RedFork es tratado como si fuera solo eso: humano. Hay simpatía, incluso por Noah, quien en la vida real muchos descartarían como amigo. Lo que me lleva a pensar que esta historia viene totalmente inspirada por personas que tal vez existan. Paknadel nunca se desvía hacia la «pornografía de la pobreza». Las dificultades en RedFork no se exhiben como forraje de historias viscerales. En cambio, hay una honestidad en ello, tanto en la humanidad de las personas que sufren como en la brutal indiferencia del rico dueño de la mina que aparece en la historia. La escritura de Paknadel convierte una historia de terror en algo inquietante por lo real, algo que siempre hizo muy bien Stephen King.
Trabajando a la perfección con todo esto, están la obra de arte de Vendrell y los colores de Giulia Brusco. Las imágenes de RedFork se sienten crudas y ofrecen una mirada honesta a la pequeña ciudad estadounidense en decadencia mientras inyectan suficiente «maldad» para hacerlo todo aún más incómodo. RedFork es un cómic demoledor, que me ha sorprendido. ¡Guau, cuándo uno se topa con algo así que no espera!
Uno más para la cómicteca.