Ayer mismo hablaba de la importancia del rescate editorial de obras perdidas en el tiempo por las cuales la mano del Demonio las había llevado al quinto anillo del Infierno a ese que llaman especulación. Comentaba también la cara de tonto que se le debe estar quedando a más de uno al ver que están volviendo a ser reeditadas grandes novelas y a precio honrado. Pues con los cómics lo mismo. En este caso, Dolmen Editorial publicando entre sus novedades un magnifico volumen (el primero) de una serie de cómics tan original en su día como fue La Decimotercera Planta. Obra que no es moco de pavo, a mano de los maestros ingleses John Wagner y Alan Grant y nuestro paisano el gran José Ortiz, y es que no se puede negar el impresionante catálogo de éxitos que vendrían de las islas, fábrica de ideas como fueron las revistas 2000 AD así como tantas otras que a día de hoy luchan por no quedar en el olvido.
En especial, hoy haré referencia a Scream! y The Eagle porque es de donde parte La Decimotercera Planta en los gloriosos años 80. Inédita hasta la fecha en español y creada por John Wagner y Alan Grant (los co-creadores de Juez Dredd) e ilustrada por el legendario dibujante español José Ortiz, en La Decimotercera Planta tenemos por delante temas de casas encantadas, domótica homicida, monstruos horribles, mucha superstición y las reuniones de vecinos más terroríficas de la historia del cómic. Obra que al ver que se publicaba en nuestro país me dio en el pecho una explosión de absoluta nostalgia. No había leído nada de esto en más de treinta años. Fue aproximadamente en 1984 cuando se vieron impresas por primera vez y mi famoso tío proveedor-mío de lecturas comiqueras, me las proporcionaba. Recuerdo haberle dicho que, por favor, me trajera todo-todito-todo de la revista Scream!; ya sabéis de mi pasión por el género de Terror. Pero aunque parecía demasiado aterrador para un niño de ocho o diez años, atractivo todo era como poco. Y cuando me enteré que después de un tiempo, Scream! se fusionó con The Eagle, pues todo-todito-todo de esta última para poder continuar leyendo las historias de Max y su decimotercer piso. Pero obviamente, las cosas cambiaron y no mucho más de cuatro o cinco revistas pude adquirir. Por lo que como un cosaco, como un poseso, he disfrutado de este primer volumen (¡sólo el primero!) que Dolmen Editorial acaba de poner en el mercado.
Un maravilloso tomo donde leer y disfrutar de las historias clásicas de Max, la computadora, una historia, un argumento totalmente recomendado para los amantes de la narrativa futurista mezclada con el Terror. Max es una computadora diseñada para ayudar a las personas que viven dentro del edificio con sus tareas domésticas. Se preocupa mucho por su bienestar. De hecho, podría simplemente asesinar si determina que uno de ellos está en peligro. Y resulta que ese suele ser el caso y tiene la herramienta perfecta para ello en la decimotercera planta…
Este es el primer volumen que recopila las historias publicadas entre 1984-1985. La esencia de los primeros episodios cortos es que Max se entera de alguien «malo» que quiere lastimar a uno de los inquilinos y luego los atrae a su piso especial para darles un susto de muerte. Nunca mejor dicho. Esto se intensifica rápidamente en Max usando la hipnosis para solicitar ayuda de uno de los residentes y luego la policía se da cuenta de las travesuras mortales de este edificio inteligente. Los sustos en sí mismos son simples y encantadores en el sentido de los cómics de antaño: esqueletos, arañas, etc. De hecho, todo el escenario tiene esa vibra realista, aparte de la maravillosa computadora y el mal que le puede a la hora de impartir justicia. El arte de José Ortiz, aunque no está en su culmen como llegó a estar en la revista 2000 AD, no deja de ser excelente.
Necesito ya el Volumen 2.