Reconozco libremente que, en general, desconfiaba del Factor-X, de Louise Simonson, antes de ponerme con la colección. Sus contribuciones a Mutant Massacre fueron la parte más débil del crossover, y no hizo exactamente de Inferno un evento excepcionalmente legible, al menos, para mí. Anticipo y vuelvo a recordar que nunca fui muy de mutantes, no entré en esa amalgama de gente que alucinó en su día con todo lo que llevaba la palabra “mutante”. Pero con los años uno se redime y accede a probar el puchero, ese que tu mamá incesantemente quería que comieras y tú pataleabas y te intentabas escapar como gato frente al agua. Lo cierto es que puedo entender por qué a algunos fans les gusta la escritura de esta guionista, pero centrándome en eso, Factor-X emula demasiado bien los guiones de Chris Claremont y ese mérito no se lo puede quitar nadie. Y reconozco estar impresionado con cómo avanza esta colección ahora que Panini Cómics la está recuperando en sus geniales Marvel Gold. Pues el Factor-X, de Simonson, se siente como una oferta mucho más fuerte a todo lo anterior que haya leído de ella. Realmente, contiene un guión este evento, que funciona a toda máquina.
La Caída de los Mutantes le permitió a Simonson llevar todo tipo de tramas a un punto crítico, uniendo años de acumulación en un final fascinante, emocionante y convincente. No tengo reparos en decir que Factor-X, y en especial, este segundo volumen que recoge La Caída de los Mutantes de forma completa, puede ser uno de los mejores Marvel Gold de toda la colección.
Y eso es decir bastante.
Había algo genial en la idea del X-Factor original, al menos, para un friki de los cómics Marvel. Cuando Chris Claremont se hizo cargo de Uncanny X-Men, después de la introducción del Giant-Sized X-Men, de Len Wein, obtuvimos una serie completamente diferente al X-Men, de Stan Lee y Jack Kirby. Con la excepción del profesor Xavier, Scott Summers y Jean Grey, se trataba de una nueva alineación, repleta de personajes nuevos (y rescatados) étnicamente diversos que posiblemente eclipsaron a la mayoría de sus predecesores en popularidad y fama. Aún así, parece interesante volver a visitar a esos cinco estudiantes originales, especialmente en una franquicia como Marvel, donde los nuevos personajes parecen archivarse por montones y el elenco clave parece cambiar casi todos los años durante la carrera de Claremont. Recurrir a los inicios. A los buenos. Siempre es una idea atractiva. Aunque más fascinante es la premisa básica que en realidad parece años adelantada a su tiempo. De hecho, es divertido mirar hacia atrás en un cómic publicado por primera vez a mediados de los 80 y leerlo como una deconstrucción de la tendencia que hubo hacia argumentos cada vez más oscuros y atrevidos que solo se estaban afianzando en ese momento. Ver como antihéroes como Lobezno o El Castigador se estaban volviendo cada vez más populares y lectores que se morían por leer cómics sobre héroes moralmente ambiguos. Y así, a nivel superficial, os puedo decir que Factor-X tiene ese rollito, ya que seguimos a una organización que caza y captura mutantes peligrosos, nuevas víctimas del Universo Marvel. Una premisa que podría parecer guion para Thunderbolts o Dark Avengers…
Por supuesto, la organización es solo una fachada para que los X-Men originales rescaten y salven a los mutantes de la persecución, parte de una iniciativa publicitaria para garantizar que cualquier humano los contacte antes de formar una horda con antorchas para capturar a un pobre mutante desaliñado. Pero insisto, bajo la tapadera de una organización de caza de mutantes, los miembros de Factor-X son «pequeños hombres buenos», tan buenos como parecen, son como una versión inversa de los Thunderbolts. Y la mayoría de la gente, en su corazoncito, y aunque parezca algo retrogrado, siempre quiere ver que normalmente ganan los buenos. Así que lo dicho: La Caída de los Mutantes es notable se mire por donde se mire. El mejor trabajo de Simonson, leído. Recomendadísimo Marvel Gold.