Un publicación joyita de literatura fantástica que apenas ha tenido repercusión en medios y lo merece es Dioses, Monstruos y el Melocotones de la Suerte. Novela y libro que ha publicado Pulpture Ediciones, historia con la que Kelly Robson ha ganado el Premio Aurora y fue finalista de los premios Hugo, Nebula, Locus y Theoredore Sturgeon Memorial. Se dice pronto. Y cierto es que Dioses, Monstruos y el Melocotones de la Suerte no es una historia sencilla. No hay nada sutil y simple en un científico de mediana edad con prótesis de patas de pulpo, que da lugar a viajes en el tiempo, restauración ecológica y dinámica de cultivo. Tampoco hay nada sutil en un mundo en recuperación que ha sido devastado por el cambio climático, la muerte de las especies y una potente plaga. El mundo en el que vive Minh es complicado y no le queda otra que ir curando sus heridas para tratar de seguir adelante. Dioses, Monstruos y el Melocotones de la Suerte parece que es una historia deprimente, una novela apocalíptica típica, pero al final te das cuenta que no es así. En todo caso, Kelly Robson ha creado un mundo que se recupera y en muchos sentidos empieza a sobresalir. Ya con eso hemos superado la trama esencial que suele asociarse a novelas apocalípticas. Las descripciones de la tecnología y cómo se entrelaza con la vida es maravilloso en el modo que se describe. La humanidad ha cambiado. Para mí, parecía haber un trasfondo de depresión entre los bebés humanos de la plaga (los que sobrevivieron) y la generación del protagonista. Esto está en marcado contraste con la generación de Kiki, pero con ello se marca una caracterización entre dos culturas muy interesante.
La historia se cuenta en tres partes. La primera y más extensa, establece la construcción del mundo y la vida de Minh como una ecologista de clase mundial. Su trabajo es salir y recuperar los hábitats naturales en un intento por encontrar el equilibrio nuevamente con la naturaleza. Conocemos a Kiki, enorme, alta, saludable y de personalidad robusta. Todo lo que quiere es la aprobación y la amistad de Minh. Hace todo lo posible por meterse en su vida, casi hasta un grado incómodo. Pero Minh es una señora mayor bastante cascarrabias, muy recta en sus caminos e incómoda con lo franca que es Kiki. No obstante, ha surgido una nueva propuesta para un proyecto de viaje en el tiempo a la antigua Mesopotamia, una propuesta que Minh desea desesperadamente, y para el que deberá entenderse con Kiki. La segunda parte de la historia es la expedición y el trabajo de restauración ecológica a llevar. Me encantó esta parte. Es fascinante cómo Robson maneja esto. Y la tercera parte de la historia es lo que sucede después de que se realiza la parte inicial de la catalogación, y donde las culturas chocan.
Kelly Robson ha construido una historia rica y matizada en un área tan redicha y explotada de la Ciencia Ficción como son los viajes en el tiempo. Pero la idea tiene en este libro un aire fresco y emocionante en lugar de parecer manido. Eso si, es una historia que requiere concentración y a ser posible, mejora bastante al ser leída casi de un tirón. O de forma muy seguida. Si no, pierdes el hilo fácilmente. La dinámica de los personajes, el corazón de la historia, se realiza de una manera que simpatizará más contigo si no olvidas lo esencial. Mi única queja es que estamos ante un titulo que merecería una buena portada gloriosa como suelen tener en USA todas y cada una de las que tratan la literatura fantástica. Algo muy a mejor en las editoriales de nuestro país y eso que gozamos de grandes ilustradores.
Es obvio el porqué Robson ganó premios y nominaciones con esta historia. En mi radar desde ya esta autora, que comenzó a despuntar en 2015 y continua aglutinando nominaciones y premios.