Tierra Muerta es otro portentoso tomo en tapa dura de la tan destacada colección Ediciones Deluxe que ECC Ediciones está publicando en nuestro país. Portentoso no por tamaño, mas bien por lo de su maravilloso contenido donde el guionista e ilustrador Daniel Warren Johnson junto a Mike Spicer y Rus Wooton, hacen un cómic tan diferente como extraño. La premisa es sencilla: la princesa Diana de Themyscira se despierta en un páramo post-apocalíptico y tiene que descubrir el misterio de lo que salió mal e intentar proteger a los pocos humanos vivos que quedan. Así por encima, el gancho no es muy diferente a El Último Caballero de la Tierra, de Scott Snyder y Greg Capullo, que publicó ECC hace unos años, pero lo que realmente distingue de todo lo demás a Wonder Woman: Tierra Muerta es el trabajazo de Daniel Warren Johnson. Y empiezo por lo obvio.
Tierra Muerta es un cómic visualmente impresionante y encaja perfectamente con el don que tiene Johnson como artista. La historia y trama es algo más complicada de analizar. En esencia, es una historia en torno a la noción de segundas oportunidades contada de manera realmente efectiva. Pero sus problemas surgen cuando la historia se coloca dentro del contexto de la fascinación para siempre introducir otros elementos de DC Comics. No solo personajes que tienen que hacer su cameo sí o sí, como si eso estuviera en alguna cláusula de contrato, también por los escenarios demasiado sombríos y la mitología más amplia de Wonder Woman que siempre-siempre parece que se debe mencionar. La mujer, sus temas y el contexto sexual de la que es icono. Una cosa que, en mi opinión, ya cansa. Fuera de esto, insisto, el arte de este volumen es impresionante. Más de un crítico lo ha mencionado y es cierto: el manga japonés (Shonen) es una clara influencia para Daniel Warren Johnson y es increíblemente evidente esto en el modo en cómo aborda cualquier tipo de escena de acción. Hay una forma específica en la que transmite movimiento al difuminar el contorno de una parte del cuerpo de alguien en líneas de movimiento, lo que constantemente hace que todo lo que Johnson está dibujando sea un poco más genial de lo que ya era. Además, hace uso de proporciones sesgadas y perspectivas diferentes, para acentuar realmente una serie de acciones y hacerlas aún más dinámicas. Gran parte de la acción se siente como un solo fotograma. Muy anime de acción todo.
También hay mucha libertad en los diseños de página y el ritmo. Johnson dedica casi las cincuenta páginas de cada número a construir épicos momentos: Diana emergiendo de la cápsula, los Haedra atacando el asentamiento y, oh, hermosas splash-pages que nos meten en primera línea de batalla y el impacto de sus eventos. Cómics así, son una bendición para los ojos. Y también os digo que si elimináis todos los temas y el contexto y solo quieres leer a «una Wonder Woman apocalíptica luchando contra kaijus», este es tu cómic. Porque aunque mis palabras puedan dar a entender que no, también hay un poco de profundidad decente en la historia.
Dejadme deciros que en el guion hay algunos giros chulos. La premisa de que Diana se despierta en un mundo post-apocalíptico y trata de ayudar a la humanidad sobreviviente conlleva la mayor parte de los problemas, sí, pero todo se complica con la revelación al final del segundo número con esas criaturas mutadas que atacan humanos con la intención de comérselos. Pero aún más complicado se vuelve todo con la revelación del capítulo siguiente donde sucede el misterioso Gran Incendio…
El Universo DC está repleto de universos alternativos oscuros y arenosos (oh Dios, hay tantos) y, sin embargo, Wonder Woman: Tierra Muerta se siente diferente, se siente joyita. Johnson crea un cómic lleno de imágenes emocionantes y funciona completamente a ese nivel. Tras Murder Falcon y Extremity, este reputado creador lleva al personaje a una trama de Ciencia Ficción que no se parece en nada a lo que yo haya visto jamás con la Chica Maravilla como protagonista.