Este primero de noviembre laboral no me voy a marchar sin hablaros de un titulo de Terror… ¿Cómo? ¿ De qué? Sí, de ese género que tanto promuevo y que nunca debe faltar en vuestras rutinarias vidas a no ser que os guste nadar en el mar del aburrimiento lector. ¿PeroTerror? ¿Seguro? Que sí, que sí, que Las Máscaras de las Mil Lágrimas se puede considerar fácilmente una historia de horror, lo que a mí también me ha sorprendido también, que conste. Pues con una premisa muy de folclore, muy tradicional, se va creando un mundo, un entorno lúgubre como pocas historias se pueden encontrar en el cómic franco-belga. Ambientada en un Japón medieval de fantasía oscura, esta historia utiliza una leyenda local (esta famosa máscara cuyo uso permitiría a su dueño ir a recuperar el alma de un muerto al Inframundo) para contarnos sobre la búsqueda desesperada de una joven campesina cuyo novio murió en el campo de batalla.
La mayor parte de la historia nos cuenta el viaje de esta joven y su compañero de aventuras, un personaje misterioso que claramente se enamoró de su belleza, pero también de los encuentros y desencuentros que atraviesan juntos para apoderarse de dicha máscara. Esta parte de la historia, cautiva. El guionista David Chauvel conecta los giros y vueltas mientras nos revela gradualmente las motivaciones de los diferentes personajes de una forma muy chula. Cuando lo leáis lo entenderéis. Desde el momento en que la heroína nos cuenta la leyenda original, sabemos que pagará un alto precio por su atrevimiento, y sospechamos que la moraleja de la historia será cruel con ella. Y creo que a partir de ahí había una forma de cerrar la historia muy chula sin tener que recurrir a un final tan fantástico y demostrativo.
Pero mola.
Ponent Mon trae a estos lares este genial titulo del que sinceramente esperaba otra cosa. Aunque insisto, estaba más que seguro que Chauvel trataría, sobre todo, el tema samurái antes que el entorno fantástico y de Terror. De Chauvel, conozco principalmente series de aventuras y algunas cositas de thriller. Aquí crea un universo histórico-exótico que le queda genial a la época. Tras un arranque algo lento y clásico, nos montamos en el vagón con los dos protagonistas que nos guiarán en la historia: Sadakio, que acaba de perder a su marido en la guerra, y Masamua, un campesino saqueador que se une a la búsqueda, que se enamora de ella y que no es correspondido por el momento. Dos personajes cuyos lazos, bruscos y constreñidos al principio, se tensan, se revelan poco a poco y en parte sale a luz el lado más oscuro de ambos.
Otro tema muy conseguido.
En cuanto al dibujo de Roberto Ali, me parece suficiente, es de bastante calidad y se agradecen sus detalles, pero en los pasajes que muestran emociones fuertes, o cuando hay peleas, las líneas tan influenciadas por el manga (sin serlo) no me suelen gustar. Pero lo que hay que agradecer aquí es que Ponent Mon recopila los dos álbumes que comprenden esta historia en un sendo integral que viene ideal por si se desea leer toda la trama del tirón.
No aceptar la muerte de un ser querido y buscarlo más allá de la muerte, me recuerda a ese viejo cuento de Andersen, que en su día me conmovió tanto. Me gustó aquí mucho el concepto pero aún más el desarrollo de esta prometedora historia. Me gusta, sobre todo, porque se centra poco en el pasado y en la historia de amor, y lo hace más en el viaje. Esta bella mujer va a conocer a un granjero de dudoso pasado que la ayudará en esta empresa loca de hacer lo imposible. Y el enamorarse empeorará las cosas.
El final sorprende.
E inspira una cosa mala.