Tras los dos primeros integrales, uno andaba en deseos de leer un nuevo arco o ciclo, como lo llaman aquí, de la genial Djinn. Y es que gracias a Norma Editorial -que no deja ninguna puerta sin cerrar-, nos llega por fin el Ciclo Indio. Llega un nuevo integral de esta bellísimamente ilustrada serie de cómics. Después de cantidad de lecturas, de lecturas diarias que son un no parar, una vorágine de donde ni puedo, ni quiero salir, y porque no hay nada mejor para evadirse…, llega otra vez esa magnífica sensación de poder trasladarse a países que probablemente nunca llegues a visitar. Lo último que dije con el segundo integral fue: El siguiente es el Ciclo Indio. Deseando estoy. Y por fin he podido resolver esa tensión casi sexual… Pues que duda cabe que soy un apasionado de los relatos en los que los más oscuros deseos del ser humano son liberados. Mente, cuerpo y alma mostrados en una trama por desenmarañar que cautivará a todo aquel que se exponga libremente.
Esa es la esencia de Djinn. Cuatro álbumes comprenden este tercer integral y el denominado ciclo de aventuras, dentro de aventuras, muchas de las cuales pueden recordar al modo de actuar de la famosa Mata-Hari; aquel personaje que se hizo tan famoso para las novelitas pulp. Y es que tras un ciclo otomano y otro africano es ahora, en la India, donde Jean Dufaux y Ana Miralles nos llevan a un nuevo escenario exótico en los años 20 (del pasado siglo). Al corazón de Rajasthan. Más precisamente al Palacio de Eschnapur. Donde encontramos a nuestra hermosa y enigmática Djinn. Rani Gaya Bashodra, madre del Maharajá, tiene la intención de encomendarle una misión de mayor importancia. La idea es darle a la futura esposa de su hijo los medios para manipularlo lo mejor posible para que deje de someterse a la dominación británica. La joven Tamila, hija del coronel Radjah Sing, que ha desafiado a los ingleses durante varios años, será introducida en el arte del placer carnal del famoso Pabellón de los Placeres. ¿Qué podría ser más efectivo para una mujer que usar sus encantos para influir en la política? Sensual historia, erotismo, misterio y belleza que os pondrá a mil en ciertos tramos de la historia.
Una Juventud Eterna toca el cielo bellamente presentado por lo colores que Miralles aporta. En este undécimo título de la saga, encontramos a los oscuros protagonistas del álbum anterior, Jade y la rubia Lady Nelson en pleno apogeo luchando porque Inglaterra otorgue la autonomía deseada a la India de 1920. En la corte de un joven Maharajá a punto de casarse con la encantadora Tamila, Jade se oye a sí misma preguntándose si es la favorita del sultán o no. A Jade a quien, como Djinn, ningún hombre o mujer puede resistirse… Pero siempre brindando por la sensualidad y el deseo, nunca lo porno, este cómic hace que suba la temperatura, sobre todo, en este episodio, donde las consecuencias históricas se alternan de forma equilibrada con planos íntimos, hechizantes a voluntad.
En El Honor Recobrado, el Palacio de Eschnapur se calienta cada vez más con una lucha por el poder y la influencia. Hay quienes quisieran que el Maharajá apoyara a los ingleses y otros, que los dejara de apoyar. Y para eso, tendría que sucumbir a los encantos de Miranda. Por lo que se prepara un complot para deshacerse de Lord Nelson. Fuera, la revuelta se está gestando. El oficial Willard, todavía perturbado por su encuentro con Miranda, es enviado por su superior a la guarnición del teniente Bahrens donde cuentan solo con cuatro piezas de artillería…
Kim Nelson es el álbum que cierra el ciclo y el último del tomo. En el que se revela como ha llegado el momento de encontrar a Kim Nelson… para bien o para mal.
Los tres ciclos de esta gran serie forman un bucle fascinante donde el sonido brota de las campanas del deseo. Djinn ha ascendido, en una década, a rango de serie de culto que se va empoderando cada vez más con el boca a boca. Uno de sus puntos fuertes son las inconmensurables ilustraciones de su magnífica dibujante, para mí, la mejor con la que contamos actualmente en nuestro país. Basta ojear páginas de esta última obra para convencerse de la total adecuación y adhesión de Ana Miralles a la historia imaginada por su guionista. Se ve claro que dio lo mejor de sí misma para dar vida a sus personajes, su belleza, su sensualidad, su erotismo… nunca vulgar. Su dominio de la luz y el color confieren a su delicado trazo toda la potencia que un sujeto así podría exigir en escenas la mayoría de las veces evocadoras.
Obra súper recomendable.