Empezaré esta reseña ya con la recomendación de a quiénes recomiendo obtener/leer, sí o sí, este Batman Especial Detective Comics #1027. Uno: te encantan los cómics antológicos que no son otra cosa que one-shots uno detrás de otro de diversos autores. Dos: disfrutas leyendo todas estas diferentes versiones de Batman y Gotham. Pero hay un tres. Sí, hay un tres: necesitas de vez en cuando un tomito que no requieran muchas neuronas, una colección de historias divertidas donde se aboga por la acción palomitera, algo que también tu cartera agradece. Para los que cumplan al menos dos de las cláusulas que propongo, Especial Detective Cómics Núm.1027 se vuelve un tomo indispensable. Aunque poco más tarde de empezar, sabrás que quieres tenerlo para ti, para siempre, por los siglos de los siglos, amén.
Para la conmemoración de los 1.000 números (se dice pronto) del debut del Caballero Oscuro que lo hizo en el #27 de la colección Detective Comics, en abril de 1939, se editó esta antología como homenaje al personaje. Un homenaje, sobre todo, para el fan, de los que muchos de los cuales llegaron a convertirse en grandes autores del noveno arte no muchos años después… Porque, por supuesto, nuestros abuelos (o bisabuelos) recordarán la primera historia de Batman y como surgió de una reunión de amigos, los conocidos Bob Kane y Bill Finger que decidieron hacer para el Detective Comics #27, algo diferente. ¡Allá por mayo de 1939! Por lo tanto, la reseña que os traigo hoy, realmente va sobre el número #1000 real de Batman en Detective Cómic. ¡El #1000!
Para resumir: once guionistas y trece ilustradores del momento, dándolo todo por un personaje que aman desde que tienen uso de razón. Pin-ups a página completa o lo que también se llama una Galería de Portadas y una portada principal de Andy Kubert más quince relatos donde vais a encontrar más de una originalidad como Legado, de Tom King y Walter Simonson (ahí es nada, trama que habla sobre el cáncer y la muerte y la pérdida de seres queridos) o La Lección Magistral, de Brian Michael Bendis y David Márquez. Quince historias de las que hay algunas realmente geniales y algunas que (para mí) fallan. Pero en las antologías la probabilidad del error siempre existe. Puede haber buenas, muy buenas, obras maestras pero también malas, regulares e historias que ni fu ni fa. Es como ir a buscar oro al río Pecos y pasar la bandejita. Pues con esa bandeja-removedora de madera que es nuestra búsqueda eterna de un buen cómic, Batman Especial Detective Comics #1027 ya os aseguro que contiene algunos pedrolos dorados de los gordos.
Tenemos tramas que son homenajes dentro del homenaje; otras que intentan complacer a los fans, tal vez, presentando cameos de héroes, fragmentos de momentos significativos en la historia del orejas picudas, reminiscencias del pasado, homenajes a anécdotas que alguna vez lo marcaron para siempre… Y es que para nada hay algo malo en que hagamos una pausa en el número #1027 de la clásica Detective Cómics para mirar hacia atrás en un viaje de ochenta años al pasado. Para así deleitarnos con cositas que son cameos convertidos en viñetas y que en films no me cabe duda de que serían un tributo al Óscar. Lo digo: no conseguir este cómic es una oportunidad perdida. Una de las razones es la historia Detective #26, escrita por Grant Morrison e ilustrada por Chris Burnham (colores de Nathan Fairbairn) que es una ráfaga de aire fresco, una toma alternativa, un reinicio directo a la trama que muchos tenemos en la parte posterior de la cabeza, cuando leemos Batman. El What if…? (¿Y si?) que a Morrison le gusta hacer y ahora lo plasma en negro sobre colores. Ver como se nos devuelve a la idea de un justiciero que quiere usar sus habilidad por encima de la fama, de que empiecen a llamarlo como lo llaman y que en su traje contenga publicidad murcielaguista.
Historia cautivadora y divertida como pocas.
¿Entonces? Entonces, para enmarcar el pedrolo. Sinceramente, hay tres o cuatro historias importantes en este número, por las cuales ya vale la pena conseguirlo. Una edición de época para un personaje eterno. Con un arte bueno o muy bueno en porcentaje alto. Así que totalmente recomendable. Ejemplar único. Buenas historias con buenos finales.