Reseña: Outcast (Paria), de Robert Kirkman y Paul Azaceta

Los doce primeros números de Outcast (Paria) te sumergen en una historia de Terror tan atractiva como diferente. Pero solo es el potente inicio de una trama que da para bastante debate. Para mí, en formato cómic, es buena a rabiar y no dejo de entender por qué se habla tan poco de esta serie y eso que tuvo una muy digna serie de TV. Y es que para mí y para muchos no sólo es la última gran serie de Terror creada por Robert Kirkman, es «la única” serie de Terror creada por el gran empresario-guionista. Soy de los que piensan que Los Muertos Vivientes (The Walking Dead) no trata el terror sobrenatural propiamente dicho. Más bien el horror de lo que es la propia supervivencia, un escenario (o muchos) de «Antes que tú, estoy yo». No sé, es otra cosa. Aunque eso no quita que considere Los Muertos Vivientes como el mejor cómic de temática zombie jamás escrito.

La buena noticia para muchos de los que nos quedamos por acabar la colección de Planeta es que ECC Ediciones ha decidido recopilar toda la serie de Outcast (Paria) en cuatro tomos integrales. Un lugar donde el tándem Robert Kirkman (The Walking Dead, Invencible…) con Paul Azaceta (Daredevil, AIDP) funciona al cien por cien. Además, la historia que Kirkman lanza tiene ese toque ideal para los dibujos de Azaceta. Y viceversa. Porque uno en estas cosas no sabe que fue antes, aunque lo obvio es que lo primero en nacer sea el guión. Pero a lo que voy es que la conjunción es perfecta en tiempo, forma y narrativa, y eso se percibe en cuanto se plantea la idea. ¿Y cuál es la idea? Mientras que en The Walking Dead se hacía malabares con un gran elenco de personajes, en Outcast hay un enfoque más estricto. Kyle Barnes vive en soledad y por una buena razón. Desde la infancia, sus seres queridos han sido víctimas de posesión demoníaca. Y ahora no es que esté exactamente contento con su aislamiento, pero al menos está tranquilo. En el fondo piensa que estar solo es su destino. Pero cuando un reverendo ilustrado en el arte de la exfiltración demoníaca, acude a Kyle en busca de ayuda, decide que es hora de buscar una respuesta a las preguntas que le han perseguido siempre: ¿Por qué vivir sufriendo? ¿Por qué él? ¿Por qué sus seres queridos? Y, sobre todo, ¿de dónde parte su poder para disipar fuerzas malignas?

Por qué su don marchita tinieblas.

En algún lugar de la zona más rural de Estados Unidos, un joven está poseído por un demonio peligroso. Llaman al reverendo Anderson para que se ocupe de la situación pero cuando hace acto de presencia se encuentra con una situación difícil de superar. En la misma ciudad vive un joven con problemas llamado Kyle Barnes, que quiere aislarse de todos, a pesar de la insistencia de su hermana. Cuando el reverendo se cruza con Kyle (que también se ve muy solo) quiere que lo ayude con el caso. Después de todo, él pasó por algo similar hace mucho tiempo, ¿no? Una serie que logra entregar un primer número estelar que engancha de todas-todas. Pero solo es una premisa de las potentes secuencias o encuentros que están por venir. Por que no es solo Kyle Barnes. También sus seres queridos, desde su madre, su hija, su esposa, su hermana, su cuñado, cada persona se ve afectada de alguna manera por extrañas posesiones demoníacas. Y Kyle quiere hacer frente a eso ya.

Kyle parece nacido para lidiar con el dolor. En el segundo número se presenta un diálogo brutalmente honesto de Kyle buscando catárticamente algún tipo de absolución para su madre que está en coma en el hospital. Y es que Kirkman dedica unos tres o cuatro primeros números a enseñarnos las relaciones mundanas con los más allegados de Kyle. Solo para después mostrarnos el horror. La calma que precede a la tormenta. Y llegas al cuarto número y te topas con la intensa mezcla de suspense y terror psicológico poderoso por el que brinda esta serie. El tema sobre que los demonios son reales y el exorcismo no siempre es el remedio. Y las cosas empiezan a estancarse. Y el agua estancada huele mal. Y es nido de podredumbre de viles seres que necesitan energía humana para existir. Energía poderosa que brota de la sangre familiar de Kyle… ¿Pero por qué?

Outcast (Paria) es una serie que con cada número sigue contando buenas historias. Los propios personajes también son especialmente buenos (ya sabemos del don de Robert Kirkman). Kyle es un personaje principal encomiable con el que simpatizar fácilmente. A Megan, puedes llamarla Megan, pero os juro que es una Kate Bishop más madura (algunos me entenderán). El ritmo está bien orquestado y permite que las escenas sucedan a la velocidad adecuada; muy importante en una historia sobre exorcismos. Y Paul Azaceta da vida a este horror con su obra de arte. Un ilustrador que me encanta y ya sé porqué: de alguna manera, me recuerda a nuestro paisano David Ajá, uno de mis ilustradores favoritos actualmente. Outcast (Paria) es un cómic espeluznante e inquietante, y lo mejor, potente en atmósfera.

No se puede pedir más en un cómic de Terror.