Una criatura elemental, humanoide de forma vegetal, creada por el afamado guionista de cómics y escritor Len Wein y el maestro dios del dibujo Bernie Wrightson. La Cosa del Pantano es uno de los superhéroes, de los anti-héroes más famosos de la historia de DC Cómics. Con una retahíla de grandes autores detrás donde, por supuesto, encabeza la lista la aportación que hizo al personaje el gran Alan Moore. Esta figura renqueante y mugrienta se convirtió rápidamente en uno de los personajes más icónicos de la Edad de Bronce de DC, y sus impactantes historias se han convertido en clásicos del género de terror gótico. Ahora, por primera vez, todas esas queridas primeras aventuras se recopilan en un único tomo. En uno Deluxe como corresponde a uno de mis personajes favoritos. Un volumen que no me iba a perder y que toca recomendar en este especial mes de octubre en el que el entorno y próxima llegada de Halloween se presta totalmente a leerlo. Y un tomo que se inicia con la historia original La Cosa del Pantano que vio la luz en The House of Secrets #92 (una antología de cómics de suspense y misterio que tuvo una colección paralela denominada House of Mystery), cuyo volumen además contiene los diez números de la serie original de La Cosa del Pantano, es decir, toda la etapa original de Wein y Wrightson al mando de la serie.
Estilizada en un glorioso blanco y negro donde los verdaderos detalles de obras así (¡de Terror!) resaltan, en el cementerio tras La Casa de los Secretos, Abel nos invita a unirnos en la caza de un ser resbaladizo mientras su hermano Caín acecha detrás de una lápida riéndose de su credulidad… Todo, para contar poco después que el agente Matthew Cable lleva a sus amigos, los científicos Alec y Linda Holland, a una cabaña remota en el pantano de Luisiana donde los Holland están trabajando en una fórmula bio-restaurativa ultrasecreta diseñada para estimular el crecimiento hormonal en la vida vegetal. Lo que permite, sobre todo, crecer en terrenos imposibles. Pero en plena investigación, escuchan un golpe en la puerta y aparecen un grupo de hombres que representan a una organización conocida como el Cónclave y que expresan un gran interés en el trabajo de los Holland.
El líder, Maxwell Ferrett, ofrece a los científicos un cheque en blanco a cambio de los derechos exclusivos de su trabajo. Alec les dice que su información no está a la venta. Ferrett se prepara para atacarlos, pero uno de ellos percibe que un coche se acerca a la cabaña y se marchan prometiendo volver. Alec y Linda le cuentan a Matt todo lo sucedido. Y vuelven. Los matones dejan inconsciente a Alec y colocan un explosivo debajo de una de las mesas de laboratorio. Alec vuelve en sí e intenta escapar, pero la bomba explota y lo rocía con varias muestras de la fórmula bio-restaurativa. Su cuerpo estalla en llamas y Alec tropieza fuera y cae en el pantano, muerto. Tras el funeral de Alec Holland, nadie percibe que la fórmula bio-restaurativa empieza a regurgitar en el cuerpo del señor Holland, en esa grotesca cosa del pantano que es ahora, y poco después empieza el horror…
Swamp Thing escala por los acantilados, hay zombis en el pantano y seres aberrados que le persiguen, le secundan, y una serie de médicos que se enteraron de lo ocurrido andan por la zona para hacerse con el ser y estudiarlo. Pero La Cosa del Pantano deambula por el bayou, por esa masa de agua formada por antiguos brazos y meandros del río Misisipi, una red navegable de miles de kilómetros en los que seres de formas ineptas, formas infestadas de mosquitos y otros insectos voladores, todo un cúmulo de monstruos crecidos del libre albedrío vegetal. Y viejos cementerios de los anti-hombres.
La Cosa del Pantano quizás encontró su mayor popularidad durante los años 70 y principios de los 90. Pero aquí está la base, la esencia, el perfume, no la colonia. A puro hedor y horror huele. Tres haches que derivan en un tomo indispensable a poco que te llame este personaje tan misterioso como atractivo. Ubicado en el puesto #28 en la lista de «Los 100 Mejores Héroes del Cómic»; un origen de personaje indispensable.