Puedo decir honestamente y con sinceridad que Sam Kieth tiene una de las mentes más retorcidas y únicas que jamás vais a encontrar en una historia de Batman. En serio, no se me viene a la mente -aunque quizás otro tocado del ala pueda ser Alan Moore o H.R. Giger-, gente ida de olla actualmente a la que se le pueda ocurrir una historia tan grotescamente fascinante como Sueños de Arkham (Arkham Dreams).
Como con gran parte del trabajo de Sam Kieth, te puede explotar la cabeza si llegar de nuevas a leer cómics y das con Sueños de Arkham. Pero en el buen sentido. Esta miniserie de cinco números te lleva a eso, al mundo de los sueños que ha creado donde casi te sientes extraño de estar leyendo lo que podría ser perfectamente la pesadilla de otro. Rostros alargados y exagerados de tus propios miedos los tienes enfrente, en página, en formato viñeta; por eso digo que puede explotarle la chorla a alguien que no conozca a Kieth pues este enfoque es el que ayudó a que su arte coincidiera tan bien con la grotesca belleza que uno puede encontrar en la obra magna de Sandman, por ejemplo. Y también la razón por la que ofrece un retrato tan memorable del Cruzado de la Capa.
The Maxx fue un personaje creado por Sam Kieth en 1993. Un superhéroe raruno y enmascarado que se debate entre el mundo real y una especie de mundo ensueño (Pangea), donde viaja de vez en cuando para proteger a una joven. Esta joven en el mundo real se llama Julie Winters y es la trabajadora social que ayuda a Maxx a salir de la cárcel bajo fianza. En el mundo de Pangea es la Reina Leopardo, a la cual The Maxx debe proteger.
En Sueños de Arkham nos encontramos con Maxx mientras nos habla de su tierra natal, de su entorno, de una tierra misteriosa en otra dimensión que rápidamente ha caído en la desesperación. La jungla que alguna vez fue próspera es ahora un páramo yermo, muchos de sus habitantes mueren de hambre, y su amo y Reina han desaparecido repentinamente sin dejar rastro. Entonces, sin previo aviso ni explicación, Maxx se encuentra en nuestro mundo, gritando y sin trapos que le vistan. Sin hogar. El orejas picudas que por ese momento patrulla la zona descubre a este extraño ser y lo escolta a Arkham, donde el verdadero ser que esconde ese sujeto saldrá para poner en peligro a todo lo que se mueva a su alrededor.
Incluso El Joker lo va a sufrir.
Kieth se aleja de la visión ampliamente aceptada de Batman como un héroe que lleva la capacidad humana al límite. Una vez le oí decir que los murciélagos y los criminales son grupos cobardes a la vez que supersticiosos. Y es por eso que quiere dar esa visión «aterradora» de Batman al mundo. Entonces, eligió la simbología que Batman lleva detrás para mostrarlo como un demonio aterrador de la noche, algo a lo que tener miedo, algo que te persigue. Esa sombra que se aparece en los sueños de los hombres para que elijan hacer el bien cuando toca. Es exactamente por eso que me encanta esta yuxtaposición del Caballero Oscuro con The Maxx y como el autor la elabora.
Probar cosas nuevas es un regusto en mi vida y si tengo que ver a Batman convirtiéndose en el sueño, la pesadilla, poseyendo al hombre de ciencia y fuerza mental y emparejándolo con The Maxx; convirtiéndolo en el compañero inconsciente de esta extraña serie de eventos… Firmo en el acto. Y firmé, leí y disfruté después de consumar. ¡Y qué personaje es The Maxx! Wow! Prometo leer mucho más de esta locura personificada tanto en acciones como en miradas. Esa extraña mezcla púrpura de Spawn, Lobezno y el Tío Creepy, con una sobremordida gruñona y de naturaleza impredecible que contrasta con el orejas picudas que conocemos de otros tiempos.
Regálate una lectura así lo antes posible.