Van ya cuatro volúmenes publicados de esta maravilla del cómic como es el Tarzán, de Hogarth, las tiras de prensa que se publicaron en el Sunday Pages en los años 40 del pasado siglo. Una reimpresión con un alto nivel de calidad y que da primor tanto a Dolmen Editorial como a cualquier comprador que se precie a poco que te guste el género pulp, de donde Tarzán en novela fue una de las obras más representativas. Tenéis que recordar que Tarzán fue creado por Edgar Rice Burroughs, el portentoso escritor de novelas de aventuras, creador además de grandes personajes e historias de principios de siglo XX.
La primera aparición de Tarzán fue en la revista pulpera All Story Magazine en octubre de 1912. Historia que no mucho después fue trasladada a la primera novela del personaje (Tarzán de los Monos) y a la que sucedieron veintitrés secuelas, aparte de los famosos cómics y películas que le dieron un empujón enorme al personaje. Algo muy parecido a lo que pasó con Conan El Bárbaro que vino algunos años después. Y como alguien que admira enormemente el arte de Burne Hogarth y los mini-guiones (como yo los llamo) de Don Garden, me emociono siempre que me puedo poner con una de estas maravillas ilustradas que está publicando o rescatando Dolmen Editorial. Volúmenes poderosos solo ideados para el disfrute del mejor amante del cómic clásico, donde ya se hacía ver la calidad y suministro que el noveno arte podría dar de sí.
Aquí Tarzán avanza en sus viajes y aventuras por ese entorno mágico que es la jungla donde se crió. Donde aprendió a ponerse firme él solito. ¿Sabéis de dónde viene? No pasa nada, con apenas un par de viñetas, los que no hayan leído los anteriores volúmenes podrán hacerse una idea de dónde podría haber estado y los tejemanejes a los que han querido someterle ciertos tipos. Aquí es un no parar. Pueblos en peligro que están cerca de un volcán activo, verás a Tarzán cruzar un enorme desierto o atravesar esa jungla mística que pocos occidentales han visitado y donde se esconden seres que muy pocos pueden imaginar. Donde incluso los simios no se parecen en nada a los primates con los que estamos familiarizados. La agresividad es tremenda. Tambores de guerra pero con más árabes y alemanes nazis que tribus en disputa. Tormentas de arena, donde muere gente y donde Tarzán encuentra un uso diferente para su taparrabos. ¿Más datos? Como máscara facial para mantener la arena fuera de sus pulmones. Obviamente, aventuras también donde rescata a doncellas en peligro, y nos enseña como el agua, la falta de ella y la abundancia, son dos males para el hombre si no sabe como mantenerlas en equilibrio.
Y muchas historietas más. Donde sin querer revelar nada más, solo diré que hay aparición de un nazi conocido en una de estas tramas. Sorpresa, sorpresa, ¿no? Mirando el arte, te deshaces en halagos. Al menos, a mí me encanta Hogarth y sus primeros planos de personajes. Siempre me preguntaré si usó como modelo para estos casi retratos a Cornel Wilde. Ese actor clásico de cejas curvadas que tanto se parece a este Tarzán. Y es que Hogarth hace una exhibición de todo su don, de su arte, añadiendo acción interesante con sus lápices. En ocasiones, coloca viñetas de mayor tamaño para poder explayarse. Aunque no hay ángulos de visión elaborados, hay que tener en cuenta que esta era la norma para ese período de tiempo, especialmente cuando había tantas viñetas por página para poder desarrollar la trama.
De Tarzán: disfruto siguiendo las historias encantadoramente fechadas y examinando el crecimiento artístico de las habilidades de los autores. Ni que decir tiene que para aquellos que están recopilando las mejores historias de Tarzán (conozco unos cuantos) son súper indispensables estas ediciones. Un personaje que puede presumir de haber gozado de artistas legendarios que le definieron gráficamente en tiras diarias y que tienen una clara evolución, maestros como Burne Hogarth, Russ Manning, Jesse Marsh, Joe Kubert y Hal Foster. Ahí es nada. Aquí hay suficiente material para apaciguar tanto a los fans del personaje como a los de Hogarth.
Lectura veraniega al cien por cien.