Recuerdo perfectamente que Los Defensores fue el primer cómic de superhéroes que tuve, leí y releí como si no hubiese un mañana. Y amé, durante mucho tiempo. Esto parece que no ha cambiado; cuando un niño se encariña con algo, lo lleva a todos lados, lo utiliza, lo lee, se imagina en él y por si fuera poco, incluso se lo lleva puesto a la hora de dormir. Como oro en paño, guardaba mi ejemplar de Los Defensores. Recuerdo llevar bajo el brazo aquella grapa de Ediciones Zinco a doquiera que mi madre me llevase. Aunque curiosamente no recuerdo cuándo ni dónde me lo compraron o si lo heredé de algún mayor cercano de entonces. Hablo de comienzos de los 80. La memoria no da para tanto. Aunque sí sabréis que el ser humano empieza a marcar muescas en su culata-cerebral muy pronto…
Por esto y mucho más, podría decir que Los Defensores puede ser perfectamente el primer grupo de superhéroes que disfruté, y mi favorito pese al paso de los años. Una serie que oficialmente tiene sus inicios en 1972 pero que, como ocurriría con muchas otras series después, ya en las cabeceras principales se daba a entender la posible afiliación por parte de cada uno de sus miembros. Unos inicios que contó con los más grandes del momento, una enorme variedad de superhéroes como Doctor Extraño, Namor, Hulk, Nighthawk, Gata Infernal, Valkiria y mi siempre amado Silver Surfer, entre muchos otros. Por lo que os obvio que si me entero que Panini Cómics y SD entre sus geniales Marvel Limited Edition -geniales tomos de grandes títulos que parecían irrecuperables-, nos trae un maravilloso volumen con los inicios de Los Defensores, la pregunta es: ¿Quién iba a estar ahí el primero para pillarlo?
El 12 de diciembre del pasado 2019 apareció en librerías el tomo Marvel Limited Edition, Los Defensores: Origen. Casi el día de mi cumpleaños. ¿Serendipia? ¿Creen en eso? Los Defensores: Origen es un volumen con todo lo necesario para conocer a este no-equipo de principio a fin. Las precuelas a la unión (Doctor Strange #183, The Sub-Mariner #22, #34-#35, The Incredible Hulk #126, Marvel Feature #1-#3), seguido de la serie original de Los Defensores, los verdaderos inicios contados en The Defenders #1-#11 e incluso su participación en una batalla inaudita, una guerra, un enfrentamiento de los que molan, contra los mismísimos Vengadores en The Avengers #115-#118.
Recuerdo las presentaciones por que me encantaban, y quizás me sentía algo identificado: «¡Sigue las aventuras de Los Defensores, el mejor no-equipo dentro de los cómics! ¡Misiones y aventuras, un grupo de inadaptados, los más poderosos de Marvel, todos a una!». O algo parecido. Pero sinceramente, cómo demonios no me iban a gustar si en su haber ya contaban con cuatro de mis superhéroes favoritos. ¿Quizás fue a raíz de esto o ya me molaban de antes? Tampoco recuerdo. Lo que sí sé es que el Increíble Hulk, el Submariner (Namor), Estela Plateada y Doctor Extraño eran los ingredientes principales. Así que imaginaos si de la noche a la mañana os encontrárais con un súper grupo con un buen porcentaje de personajes que nos han molado siempre. Los astro alineados.
Y como no hablar de mi enamoramiento por esa rubia de enorme espada como es la desafiante Valkiria, una superheroína imagen y semejanza de la figura mitológica nórdica de Brunnhilda que se convierte en pilar básico del grupo, aliada íntima, un apoyo súper necesario para uno de los mayores momentos de crisis cuando Los Defensores se enfrentan a Dormammu, El Sin Nombre. O a La Encantadora. O a esa oscura amenaza del pasado del Doctor Extraño como es el hechicero Cyrus Black. Importante también el enamoramiento de Valkiria por Thor, en especial, cuando se sucede la épica guerra de Los Defensores contra Los Vengadores. Una potente batalla como pocas veces se ha visto en el mundo de los cómics.
Una de las colecciones más recordadas de La Casa de las Ideas. Con grandes autores del momento, maestros consagrados a día de hoy como Roy Thomas (que abre el volumen con una curiosa Introducción), un Steve Englehart, Sal Buscema y Len Wein a tope, y muchos otros. Indispensable, es poco decir.