La joyita rescatada por Panini Cómics para este mes que ya se fue (aunque salió hace unos días) fue, sin duda, el 100% Marvel HC Longshot. La obra con la que despuntó de forma independiente Ann Nocenti. Bueno, independiente, independiente… Un héroe diferente, aunque mutante, el más afortunado del (de los) Universos, como siempre se le anunció. Un chico sin pasado, en mundos paralelos, un tipo amnésico que huye por su vida, ponerse a salvo de varios monstruos. Recuerdo esta miniserie cuando apareció en kioscos. Era otra de esas que coleccionaba un amigo. Pero en aquel momento en el que todo el mundo buscaba coleccionar una serie diferente a los demás -ora por tener algo único, ora con la idea de poder prestarnos entre amigos títulos no repetidos- en aquel momento que tanto hype mutante existía en nuestro país, yo no la leí. No me atraía. Dejemoslo ahí. Pero sabía que era una miniserie que tenía que molar, que tenía ese toque aventura en solitario a lo Han Solo, y sólo por eso algún día leería.
Han pasado más de treinta años.
Longshot en su huida encuentra un portal dimensional y entra. Los demás lo siguen pero, a diferencia de él, quedan atrapados en una especie de limbo intermedio. El joven termina en Nueva York, donde salva la vida de una mujer con su suerte antinatural. Huyendo de la policía, se hace amigo de un “superviviente” llamado Eliot. Al leer en el periódico sobre un secuestro, el joven y Eliot visitan a la madre del niño y el extraño «lee» una nota que dejaron los secuestradores, que lleva a Eliot y Hester a un extraño sitio donde los monstruos que lo habían seguido ahora tienen intención de sacrificar al niño para crear el camino de regreso a su dimensión. Usando su suerte, el extraño salva al niño, aprendiendo en el camino que su suerte depende de la pureza de ciertos motivos. Ahí es donde entra en escena la pequeña criatura que lo ayuda aunque pertenece al mundo de los demonios. Antes de acabar, Eliot bautiza al chico como Longshot. Y el joven se marcha con la criatura, sin estar muy seguro si puede confiar en ella…
Con un inicio espectacular, ¡en la primera grapa!, muy propio de los mejores años comiqueros de la historia, los benditos 80, por supuesto; ya estamos inmersos en el/los universo/s que Nocenti propone. Aunque creo que en realidad fue Bill Anderson quien escribió el primer número. Me informé y se ve que el problema es que se anticipó a un número de Marvel Age, y hubo algunas alteraciones en el diálogo antes de que saliera el Longshot #1. Una serie de donde partió la pandilla de niños mutantes luego denominada como «la Bratpack» en un New Mutants Annual. Incluso he leído que el ilustrador Arthur Adams (que aquí está soberbio) nombró a Neal Adams como una de sus principales influencias para la serie.Y es que sólo os he contado lo que ocurre en el primer número. En una grapa. En un número de seis que son los que comprenden esta primera serie que se creó para dar a conocer al mundo al mutante Longshot. Seis números que obviamente vienen en este 100% Marvel HC que algo más que indispensable para todos aquellos que degustan de miniseries independientes pero muy importantes dentro de la Casa de las Ideas. Un tomo que trae además cantidad de extras como portadas, bocetos y “la Biblia” creada por Ann Nocenti como base para el personaje.
Una maravilla.
Y han tenido que pasar más de treinta años para que flipara con esta lectura. Para que de gracias a Panini Cómics por haberla rescatado. Y es que Longshot se convirtió en un título increíblemente candente muy rápido. Gustó mucho y todo el mundo la recomendaba así como la ponía por las nubes. Quizás eso hizo que muchos nos alejáramos. Fue donde Arthur Adams se convirtió además en ídolo de muchos que aún no le habían prestado atención. De hecho, se prometió una cabecera, una serie ilimitada del personaja pero nunca sucedió. ¿Veis? Esta es otra prueba de que esa sensación que muchos humanos tenemos de huir de las modas es, en la mayoría de los casos, mala para uno/a mismo/a. Como se decía en el film Jóvenes Ocultos (Lost Boys) sobre el arroz: «Millones de chinos no pueden estar equivocados».