Los que saben de esto tienen muy claro que El Día de los Trífidos es uno de los grandes clásicos de la Ciencia Ficción que nadie debería perderse. Es una novela fascinante y entretenida que contiene los mejores elementos del género: mima al lector con una experiencia de un mundo tan fantástico como atractivo mientras hace observaciones conmovedoras sobre el nuestro. Su amplia influencia es evidente en nuestra era actual de narración post-apocalíptica. Por eso y por mucho más, que esta joyita se vuelva a reeditar una y otra vez, que esté siempre en librerías, es un hecho más que imprescindible. Y algo de eso deben saber en Alianza Editorial y los coordinares de su sello Runas donde recién se publica esta nueva edición en tapa dura. Y es que… puede… hacer… como mínimo treinta años que la leí por primera y única vez. Así que poco después de comenzar, me di cuenta que apenas recordaba nada. Y comencé El Día de los Trífidos con la expectativa de disfrutarla. Y a pesar de ser una novela corta, se disfruta muchísimo, va al grano, al mismo tiempo que aporta mucho material que invita a la reflexión.
Al leer El Día de los Trífidos es imposible ignorar la fuerte ambientación en la que te sumerges de pronto. Escrita en 1951, poco después de la supervivencia de Inglaterra (y en particular de Londres), a la Segunda Guerra Mundial, te topas con la sensación de que, una vez más, Inglaterra debe encontrar alguna forma de sobrevivir a su total destruccióna. William Masen se despierta en el hospital con vendas cubriendo sus ojos. Acababa de someterse a un procedimiento para salvar su vista. Pero al despertar no oye los sonidos a los que uno está acostumbrado durante su estadía en el hospital: no hay tráfico fuera, no hay médicos o enfermeras dando vueltas, no hay otros pacientes. Aunque inicialmente tiene miedo de quitarse las vendas por miedo a arruinar la restauración de su vista, está demasiado asustado para no correr ese riesgo.
Cuando un día que sabe que es miércoles,
comienza sonando como domingo,
algo anda muy mal en alguna parte.
Lo que Masen encuentra es un mundo nuevo donde todo aquel que se encuentra está ciego. Un médico ciego salta a la muerte desde la ventana del hospital, pacientes ciegos deambulan sin rumbo fijo por los pasillos, cuentan que el día anterior, la órbita de la Tierra pasó por un camino de restos de cometas y se suponía que iba a ser un espectáculo asombroso que Masen no iba a poder presenciar. Bien. Ahora parece que todos los que vieron los cometas están ciegos. No obstante, antes de ingresar en el hospital, el trabajo diario de Masen consistía en trabajar con Trífidos; una extraña especie de planta que surgió espontáneamente cuando Masen era niño y se ha extendido por el mundo. Se desconoce su origen, pero muchos sospechan que son el resultado de experimentos genéticos realizados en la Rusia soviética. Las plantas producen un aceite útil y valioso y el cultivo de Trífidos para obtener aceite se ha convertido en un negocio lucrativo en todo el mundo. Pero los Trífidos también exhiben rasgos que alarman a algunos. Se mueven. Incluso pueden comunicarse entre sí y mostrar signos de lo que algunos podrían interpretar como inteligencia. Y otorgan picaduras peligrosas que incluso pueden matar a un ser humano. Y aunque son insectívoros, también pueden consumir carne. Fue por una picadura trífida que Masen llegó al hospital necesitando un procedimiento para salvar su vista. Uno de los colegas de Masen argumentó que si no fuera por nuestra capacidad de ver, los Trífidos tendrían una ventaja considerable sobre los humanos. Es decir, ahora, en un mundo de ciegos, los Trífidos toman ventaja…
Aunque se publicó en 1951, El Día de los Trífidos es un libro que todavía brilla con fuerza con una historia que atrapa desde la primera página. Un hilo conductor que se vuelve desgarrador con el transcurso de la trama, argumento que se ha llevado a la gran y pequeña pantalla con múltiples variantes. Puedes ver su influencia en gran parte del film 28 Dias Después, de Danny Boyles (desde la cama de hospital hasta el refugio en la casa de campo), Melanie: The Girl with all the Gifts, Soy Leyenda, 12 Monos… etc, etc. Se puede decir que el talento de Wydham vio la luz a través de la actidud de otros, grandes maestros muchos que trasladaron la virtud del inglés en otros formatos, como hizo por ejemplo John Carpenter con su novela Los Cuclillos de Midwich en El Pueblo de los Malditos.
En resumen, si aún no has leído El Día de los Trífidos y te gusta la CF, casi que blasfemas. Novela imaginativa, detallada, tensa y oportuna dada nuestra fascinación actual con un cercano fin de todas las cosas.
Súper recomendable.