Si tuviera que destacar una obra, por todo lo que lleva detrás, referente, y súper recomendable si eres fan del medievalismo y mismamente de esa era en el Japón medieval (por lo que mi opinión, sin duda, es subjetiva), podéis encontrar una obra llamada Samurái, en Yermo Ediciones, ques cuando menos reseñable. Cómic europeo que despliega en vista y contenido un mundo emocionante, además, en ediciones tochas, amplias, que recogen varios álbumes, y que ya han sobrepasado de largo la primera edición. Varios motivos de diversión asegurados.
Pero hay más. Mucho más. El escenario nos lleva a un marco clásico, ambientación pura y dura del Japón de antaño pero con ciertos toques fantásticos también. Por supuesto, tratados morales que apuntan al héroe a alcanzar la excelencia y el honor. De esto, sabemos. Pero aquí un joven héroe llamado Takeo (que recuerda al famoso Miyamoto Musashi y su tratado), embellecido con un toque algo más oscuro, un misterioso y fantástico El Decimotercer Profeta y una secta dotada de guerreras inmortales a su servicio. Una «secta» que se habría unido al hermano del guerrero y que Takeo, misteriosamente tatuado, quiere encontrar. Todo-todito-todo mola como está conjuntado. Un cúmulo de tramas mezcladas de forma genial que engancha a la lectura, pues todo empieza de forma atractiva, peliculera: un samurái y su discípulo interrumpen su viaje para ayudar a un grupo de campesinos atacados por bandidos… sin saber que una de las niñas de este grupo es la elegida para ser sacrificada en un terrible ritual sectari.
No digáis que no mola.
Vais a encontrar a un autor de renombre aquí, llamado Jean-François Di Giorgio, que esplende amor hacia el universo medieval japonés. Le descubrí en otra de sus obras llamada Senséi, publicada en Norma Editorial. Con permiso de aquel buen cómic, me ha gustado más el tono y lo que el guionista consigue en Samurái. Tiene una vibra diferente. Los personajes tienen personalidades menos detalladas pero se percibe a leguas que aquí lo importante es el «in crescendo», la trama y como todo se va tornando en desgracia. A veces, juega con lo fantástico para reavivar el interés, pero en mi opinión no le hace falta, aunque se dispusiera de bastante esoterismo en la época. Tiene una simple idea de secuestro y ritual que abre el cómic, que funciona mucho mejor.
¿Y por qué es buena su recopilación en varios volúmenes? No solo por la pasta que te ahorras (los que compramos cómic europeo sabemos de esto), en este caso, por que El Corazón del Profeta es un primer ciclo que comprende cuatro álbumes. Y dicen los que ya van por el tercer tomo (salió hace nada), que con menos seriedad, que su continuación. Uff…, me pone de los nervios no saber nada de nada de los siguientes.
Sinceramente, me preocupaba que Samurái, de Di Giorgio y Gênet, fuera un guión más de rivalidades interminables entre shoguns (shōgun: lit. «comandante del ejército») y samuráis. Pero este primer ciclo evoluciona hacia un lado más misterioso con una pizca de fantasía, una especie de búsqueda donde los personajes principales deben escapar de los enemigos que los acechan. Y un enigma donde el suspense se cuela en ti como vía intravenosa. La historia comienza con un prólogo misterioso, cuyo significado aprenderemos más adelante (en el segundo álbum), un inicio trepidante que hasta el inicio del volumen tres, va a tope. El dibujo es bueno. Descubrí que Frédéric Genêt abusa de los recortes y marcos «deconstruidos». Pero no es demasiado para mi gusto. No es el estilo pulido y fluido lo que me gusta en este tipo de historias. Me recordó un poco al dibujo de Robert Gigi en Ugaki; mismo estilo gráfico. Por lo demás el punto positivo, son las grandes imágenes de paisajes y ambientaciones japonesas muy acertadas, con un trazado dinámico, múltiples encuadres y diferentes formas que logran detallar escenas de combate que no siempre son fáciles de describir. Me dicen por el audífono que el dibujo hace un progreso sublime a partir del volumen siete…
Un cómic más que recomendable. Una serie, mejor dicho, porque la trama da para mucho más y por lo visto, viene en camino. Camino a mi casa, digo, jajaj. Un buen samaritano, ayudará a un grupo de individuos perseguidos por jinetes de la sombra que parecen inmortales. Toques de humor, lectura de la buena, para un buen rato de soa y mantita. Trasladarnos a una época donde la incertidumbre, el mañana, casi era un deseo de superación.
El que ame el dibujo en bruto, los bocetos, encontrará unos extras maravillosos al final.