Para los que amáis el actual cine oriental: ¿Sabéis de esas pelis contemplativas qué como joyita emergen cada dos por tres? Si lo seguís, sabréis a que me refiero. Concretamente, al cine coreano y a films como Burning; historias que enredan, que dejan atrapado en el sofá, pero también ensimismado a uno en sus pensamientos. ¡Toma redundancia! Esa sensación, ese nerviosismo, ese poso me deja también a mí, la mayoría de las obras de Jiro Taniguchi. Escribe y dibuja mangas de buen rollo, como diría cierto milenial o youtuber, en comparación con la mayoría de los mangas que tienden a ser lanzados, llenos de acción y emoción, sus volúmenes, sus guiones, sus historias son muchas más simples en principio pero -cómo diría Víctor, el profesor de Filosofía que tuve en el instituto-, al leerlo una parte de ti piensa: ¿Somos caprichosos o es que me están mirando?
Barrio Lejano y El Almanaque de mi Padre, fueron las últimas grandes obras que leí dl señor Jiro Taniguchi. Autor que sabe que el tema de la familia siempre nos hace llorar. Las lágrimas salen con facilidad, los recuerdos afloran y cualquier frase en la que salgan las palabras madre, padre, hijo/a, perrito/gatito… nos ponen el vello de punta. Nos acongojan. Por circunstancias de la vida, uno ve a estos seres «pasar», y con ellos vivimos tan buenos momentos como malos. Seres pequeñitos que solo piden de nosotros cariño y, dependiendo del caso, protección. Por supuesto, estamos hablando de mascotas, y con ese tema tan enternecedor, el maestro del manga contemplativo (como yo lo llamo) nos saca una antología de cinco historias, a cual, más bella. Cinco relatos que vieron la luz alguna vez en una revista y que ahora recoge Ponent Mon en este Mascotas: Un Paseo en Compañía.
Cinco cuentos: Tener un perro (Inu wo Kau), Y… tener un gato (Soshite Neko wo Kau), La vista del jardín (Niwa no Nagame), Los días de los tres (Sannin no Hibi) y Pedigrí Centenario (una quinta narración inédita, que también aborda la fraternal relación que tenemos los seres humanos con nuestras mascotas). Las primeras cuatro historias tratan sobre la vida cotidiana de una pareja que convive con sus mascotas; la primera cuenta la muerte de un perro viejo y el último relato es un poco similar a un trabajo posterior del autor, Kamigami no Itadaki, que recomiendo busquéis y degusteis. Este genial tomo editado por Ponent Mon trae también un texto de Taniguchi titulado Recuerdos, que trata el origen del libro y su experiencia con su perro Tam y un ensayo sobre el autor titulado El arte de pasear.
Sensibilidad y hermosas ilustraciones. Recuerdos. Sin ellos no somos nosotros, somos otros, si nos paramos un momento a pensar en ellos, nos convertimos en los niños que fuimos y es fácil (nuevamente) ponerse a llorar. De todo esto, sabe bastante Jiro Taniguchi. Conocí a Taniguchi en otras obras y me di cuenta que sabe tocar demasiado bien la fibra creando deliciosas historias de lo que en principio nos podría parecer un tema simple. Sinceramente, a mí ya me tenía ganado antes de empezar. Tras leer su Cielos Radiantes, dejó bastante poso en mí como para quererlo todo-todito-todo de él.
Historias que se recuerdan con frecuencia.
Mascotas, ha sido una vivencia dura para mí. Que bonito, que triste, que real ha sido todo. La vida te da cantidad de momentos tristes, y curiosamente, que poco recordamos aquellos momentos en los que fuimos felices. Un autor que goza de un gran poder para dotar sus argumentos de ambiente, temas delicados, tramas que sin necesitar género fantástico, atrapan al lector. Cada vez que leo a Taniguchi, una reflexión acude a mí: «De las cosas que importan, siempre nos damos cuenta tarde».
Una obra ganadora del importante premio Shogakukan Manga Award.