Llega una nueva obra indispensable de la Ciencia Ficción, una muy esperada, de las que se comentan una y otra vez su vuelta en RRSS. Sí, se esperaba urgentemente una nueva edición de la multipremiada Los Desposeídos, de Ursula K. Le Guin. Todo un acierto por parte de Minotauro ponerla de nuevo en el candelero.
Minotauro Esenciales es una genial colección de libros a gran tamaño y con tapa semidura, donde se están recuperando joyitas de la Ciencia Ficción y el Terror. Una buena forma de poner en librerías nuevamente todas aquellas joyitas indispensables que nunca deben faltar en una biblioteca que se precie. Pero también para todas esas nuevas generaciones lectoras que llegan ahora a este siempre interesante género. Lo mejor de lo mejor.
Los Desposeídos es un clásico de la CF, y también una de las pocas novelas de cualquier género, que trata honesta y abiertamente las ideas anarquistas. Te guste o no ese tema, es buena idea leer (con mente abierta) esta genialidad de la señora Le Guin. Siendo sincero, no me molestaría en leer esta reseña, si fuera uno de vosotros. Antes, saldría, compraría el libro y lo leería.
Unos setenta años antes del inicio del libro, una revolución anarquista arrasó el mundo de Urras. Revolución y contrarrevolución casi equilibradas, los anarquistas fueron deportados o se exiliaron a la luna del planeta, que llamaron Anarres. En este mundo apenas habitable, se propusieron crear su utopía, una sociedad anarquista basada en los ideales de libertad e igualdad, y ambos gobiernos se independizaron. La novela comienza en el único muro del mundo de Anarres, un muro bajo de piedra que separa el puerto espacial ahora en desuso del resto del planeta. Por primera vez desde la Revolución, alguien va a volver a Urras. Shevek, un físico destacado de Anarres, desea poner fin a su aislamiento y reanudar el diálogo con el resto de la humanidad. A partir de aquí, el libro se divide en dos partes; por un lado, nos cuenta la vida de Shevek en Anarres, mostrándonos lo que condujo a esta decisión, y por otra, se alterna con la historia de sus experiencias en la sociedad capitalista de Urras. Y el efecto que tiene su regreso a esa sociedad.
Lo que hace que Los Desposeídos sea mucho mejor que la mayoría de las novelas utópicas -o distopías como Un Mundo Feliz-, es que es una novela. Me explico: los personajes y sus sociedades, son reales y complejas. No son recortes de cartón que se mueven a través de un escenario pintado, lanzándose teorías políticas entre sí. Shevek es impulsado por lo personal -su investigación, sus amistades, sus amores-, su anarquismo está implícito. Otra diferencia con las utopías convencionales es que Le Guin no teme mostrar defectos en la sociedad que describe. Anarres es un mundo apenas habitable, y sus habitantes deben trabajar duro para producir incluso las cosas más necesarias. Pero esto no se da como una excusa para los problemas que surgen en la sociedad, sino que los enfoca más claramente.
Un tema continuo en el libro es sopesar las demandas del individuo con las necesidades de la sociedad. Un ejemplo de esto aparece al principio: durante un proyecto de forestación a gran escala, uno de los personajes se queja de que el trabajo duro y el ascetismo han ido más allá de la necesidad y se está convirtiendo en virtud. Wow! Además, el trabajo de Shevek como físico no es obviamente útil, y mucho menos el trabajo de sus amigos artistas. Por supuesto, hay quienes no trabajan en absoluto… Obviamente, en una sociedad con recursos limitados, algunos trabajos deben ser reconocidos como más importantes que otros, y debe existir una compensación entre las cosas que se deben ganar y lo que se debe recibir como derecho. La pregunta crítica es ¿quién toma esa decisión? A medida que la revolución se desvanece en el pasado, ya no parece necesario afirmar los principios que fundaron Anarres, o peor aún, los principios se convierten en dogmas muertos. El poder comienza a acumularse en manos de unos pocos, porque la gente ha comenzado a olvidarse de ejercitarlo, y empieza el dilema. La sombra del pasado renace. Por que quizás el ser humano, como especie, está abocado a esa condición de liderar y no puede escapar de ella.
Los Desposeídos es de esas pocas historias a la que volver una y otra vez y descubrir algo nuevo en cada lectura. Puedes encontrar la descripción de Le Guin de una sociedad anarquista intentando salir a flote (algunos pueden encontrarla pesimista), el poder de su escritura, personajes comprensivos y el optimismo básico de su visión. Una lectura inspiradora que merece todos sus premios (Premio Nébula (1974), Premio Hugo (1975), Premio Locus (1975), Premio Gigamesh (1984) y Premio Prometheus (1993).
Ahí es nada.