¿Qué más podemos decir de una de las mejores series, puntal de lanza del cómic europeo, como es el Spirou y Fantasio, de Franquin? Cincuenta y cuatro álbumes avalan por el momento a esta musa viva de la Casa Dupuis. Seguir esta colección es casi pertener a un culto. En este cómic nacieron elementos que se han consolidado como auténticos mitos, ya sea a través de sus icónicos personajes (el propio Spirou y su eterno traje, Zorglub, Seccotine, Vito Cortizone, el Marsupilami, Champignac, Spip…) o por los trucos característicos que en ella salen (el «sable de madera» de Champignac, el «houba houba» del Marsu, Spip y sus avellanas, etc…). Son pocas las series franco-belgas que hasta ahora han conseguido convertir sus elementos constitutivos en iconos de la cultura del noveno arte. Riqueza en los personajes, las expresiones, da además lugar a un merchandising muy rentable: el Marsupilami se convirtió en héroe de su propia serie (¿leísteis la reseña de hace unos días?), Spirou fue adaptado en dibujos animados, existe o está en construcción un parque de atracciones centrado en el héroe y sus aventuras pronto en el país vecino… Todo son virtudes en esta serie. Y todo por que Spirou y Fantasio cuenta con bastantes aventuras de muy alta calidad. El que conozca la obra, sabe que los viajes de estos personajes suelen terminar invariablemente en aventuras memorables.
Este gran volumen que publica Dibbuks, Spirou y Fantasio Integral 1958-1959, vuelve a ser una genial y portentosa edición en tapa dura, para disfrutar. Un lugar ideal para comprobar de todas-todas que Franquin sabía elegir a sus asistentes. Encontramos a Greg al guion y a Jidéhem y Roba al dibujo. Todos futuros maestros del cómic. Álbumes, aventuras, casi perfectas, por su intensidad y gran concentración de humor, buena trama, grandes personajes y dibujo. Un sexto volumen que incluye El Prisionero de Buda, donde nos vamos a la mansión del Conde Champiñac donde Spirou y Fantasio encuentran recluido al inventor soviético Nicolas Nicolaievitch Inovskyev, el cual tras su fuga de su “hermoso” país, ha ideado un maravilloso invento por el que las grandes naciones están dispuestas a enfrentarse. No obstante, hay otro científico, el norteamericano Longplaying, que también conoce los secretos del Generador Atómico Gamma, y este ha sido secuestrado por los chinos y encerrado en el inexpugnable valle de los Siete Budas. ¿El camino de la izquierda o la derecha? Spirou y los Hombres Burbuja, no es la secuela de La Guarida de la Morena como muchos se piensan. Más bien es un raro spin-off que únicamente toma protagonistas y su excelente contexto para contar algo más. Recordemos que el objetivo inicial de las aventuras de estos años, era dar a conocer a Spirou en Francia en Le Parisien Libéré, periódico que tenía una gran difusión (¡La editorial Dupuis quería venderles las serie al público francés!). Y Spirou y los Hombres Burbuja se convierte en la mejor de las tres historias proporcionadas con ese objetivo. El ambiente policial es excelente y el guión está particularmente bien elaborado. Comienza con una explosión y la fuga de John Helena, luego regresamos al fondo del mar donde ocurren misteriosos sucesos. No cuento más, es maravillosa.
En 1958, Franquin estaba sobrecargado de trabajo: cada semana tenía que producir dos planchas de Spirou y Fantasio para el periódico, así como sus animaciones y gags de Modeste & Pompon para la Revista Tintín. Es por eso que contrata los servicios de talentosos colaboradores; Tembo Tabou fue creado por Roba y Greg. Es la primera historia escrita en colaboración con otros compañeros (al menos, de este tipo), lo que probablemente explica por qué no resulta del todo convincente. Pero también es la última aventura que publicará el diario parisino y Dupuis esperará hasta la década de 1970 para sacarlo como álbum entre sus aventuras de Fournier, autor oficial de la serie en ese momento. Tembo Tabou cuenta la inverosímil historia de traficantes de oro en África que explotan a la población local nativa y la aterrorizan con elefantes rojos. Una trama alegórica muy buscada entre coleccionistas de aquella época.
André Franquin, una vez más, demostrando su talento y cediendo ideas por acumulación de trabajos. Spirou es un aventurero nato. Con su amigo Fantasio y la ardilla Spip siempre a su lado, luchando contra malos-malutos del mundo. Una maravilla de cómic por siempre. Spirou y Fantasio en su mejor época. Un volumen genial que además aporta historias cortas e inéditas como Las Miniaturas o Spirou descubre Europa. Así como un numeroso material extra formado por bocetos, anuncios y portadas originales.