Conocí a Joan Sfar en Vampir, y cuando me enteré que tenía una obra magna y que encima estaba en español, hice todo lo posible por conseguir/leerlo. De esto no hace mucho y para mi alegría, esta búsqueda coincidió con encontrar un tesoro a espuertas, luz al final del túnel, al descubrir que Norma Editorial recién acababa de publicar un integral de dicho tesoro como es La Mazmorra. Una gran serie originalmente imaginada por Joann Sfar y Lewis Trondheim, un enorme cúmulo de historias, un lugar de terror, tesoros, hechizos malignos, poder, gestión, monstruos de todo tipo, guerreros famosos; un sitio donde encontrar buenos momentos de “relajación” y aventura y carne fresca. El corazón de un universo expansionista que dentro de la BD llena hoy en día estanterías con sus más de treinta álbumes en los últimos años. De seguro, uno de los mayores éxitos del cómic europeo que, por supuesto, no nos íbamos a perder en Desde New York – Crónicas Literarias.
Sfar y Trondheim han cohesionado un universo propio de la mejor literatura fantástica. Una ambientación muy digna, rolera, un buen adjetivo que viene a la mente cuando se habla de esta serie y sus personajes. Un cómic donde el pato Herbert y el dragón Marvin están en el centro de divertidas aventuras, siempre rodeados de eternos pero no imprescindibles secundarios. Aquí es donde puedes ingresar al universo de La Mazmorra: si queréis, una caricatura del universo heroico-fantástico, que rápidamente se está convirtiendo en referente del género. Dichos autores -bajo el pretexto de distraer y hacer reír-, han construido en La Mazmorra una serie inteligente a partir de imágenes y estereotipos vinculados al género. ¡Y muy disfrutable a cualquier edad!
Fue en 1998 cuando ambos autores dieron vida a La Mazmorra, una saga, una serie de álbumes con los que vais a alucinar a poco que os guste la Fantasía en todas sus facetas. Norma Editorial reúne en esta colección de integrales la totalidad de esta serie, ya de culto, que supuso un antes y un después en el cómic franco-belga. Una edición definitiva y supervisada por sus propios autores que permitirá descubrir a los lectores de manera inmejorable una de las obras maestras del género. La famosa serie de fantasía humorística surgida de una poderosa imaginación común que vuelve ahora en este tenebroso 2020 con fuerza a nuestro país en un genial formato en tapa dura, indispensable se mire por donde se mire. Si no sabías nada o si te habías escapado de los treinta y siete álbumes anteriores, ya me diréis si no es una grandísima oportunidad ahora para poder haceros con este formato-compendio de un universo tan rico como hilarante.
Si es cierto, que esta serie, si entrabas tarde, te mareaba por su enorme material. Por ello, insisto, en que este integral con su índice por sagas o conjunto de aventuras es maravilloso. Una multitud de seres que gravitan y se cruzan alrededor de cuatro torres oscuras, la más alta de las cuales se puede ver a días de camino. Un lugar donde enfrentarte a tantos monstruos como puedas matar, es sin duda un paraíso para los aventureros, esos que buscan gloria y recompensas voluptuosas en objetos mágicos escondidos; siempre que cuesten encontrarlos en los dungeons maléficos y generosos en curvas y pasillos, claro. Un comienzo de fanfarria… ¡y al lío! Y entonces quedarás atrapado rápidamente en este universo adictivo, del que no pretendo revelar mucho, por culpa de sus maravillosas y variadas aventuras.
Una serie que en la primera década del nuevo siglo, su avalancha de álbumes rozó el delirio superando el millón de copias vendidas. Alcanzando el número récord de 34 álbumes lanzados, incluido un Bonus Dungeon que entregaba las claves del universo y un juego de rol ya para entusiastas totales. Lo dicho, la mejor serie “dungeonera” para mí. Historias increíbles, frescas y llenas de humor. El que me conoce sabe de mi gusto del humor mezclado con la Fantasía al más puro estilo Groo El Errante, del gran Sergio Aragonés. Pero en este caso, personajes excelentes como Marvin, el matón cuya fe le prohíbe golpear a quienes lo insultan… jajaj. De diseño muy acorde gracias a los lápices de Boulet, La Mazmorra encuentra equilibrio entre aventura y humor absurdo, sin que se convierta en parodia.
Realmente imprescindible.
Me he enamorado.
Un flechazo.
Mi cómic favorito del momento.