Reseña: Murdle. La Universidad del Crimen, de G.T. Karber

Con titulo o sin titulo, hay mucha gente que lleva un detective privado dentro. Este que os escribe decidió tenerlo por ser amante de los misterios sin resolver, los casos extraños y por ver qué se enseña realmente en esa rama de la Seguridad Privada en este país. Pero no obviamente para trabajar de ello porque sabía que la salida es nula. No obstante, el que lleva un detective privado dentro desde casi que tiene uso de razón siempre anda buscando nuevos misterios que resolver, y como no, todos aquellos pensamientos laterales que no son otra cosa que un desafío constante para una mente inquieta. Y ahí es donde entran descubrimientos tan chulos ya en librerías como Murdle: La Universidad del Crimen. Un libro que os va a hacer disfrutar de lo lindo si sois amantes de los desafíos mentales y los casos detectivescos.

Por otro lado, tengo que decir que normalmente no calificaría, ni reseñaría, un libro de acertijos como este, pero este es lo suficientemente especial como para que valga la pena destacar sus inesperados desafíos. Y es que Murdle no se trata solo de una colección de esos acertijos de lógica que se resuelven con las cuadrículas convencionales; también hay una trama suelta que conecta casi cien misterios de asesinato, con personajes recurrentes, giros argumentales y todo a lo que ello concierne. Un texto plagado, por supuesto, de cariñosos guiños a Agatha Christie y juegos de palabras con nombres como Earl Grey o Sir Rulean, además de una impresionante queer-normative: un interés romántico del mismo sexo por el héroe. El resultado es mucho más rico de lo que podría haber sido un producto efímero de un solo uso como este, así que mi más sincero agradecimiento al autor G. T. Karber, secretario general de la Hollywood Mystery Society que ha supervisado la puesta en escena de docenas de novelas policíacas inmersivas en el área de Los Ángeles y comenzó Murdle como un juego diario on line.

Murdle: La Universidad del Crimen es una producción magnífica, llevadera y elegantemente organizada con símbolos para cada sospechoso, ubicación, armas y (en las entregas más desafiantes) muchos acontecimientos que si eres avispado/a podrás deducir las pistas que en principio no ves pero sí que están disponibles. Mola porque además el libro está hecho de tal forma que las tareas se complican a medida que avanza el trabajo, y no al revés, como todo el mundo piensa que es llevar un caso detectivesco. La eventual inclusión de declaraciones de testigos que no necesariamente son ciertas, ya que el asesino desconocido en cada novela policíaca siempre miente. Es decir, este tipo de elementos siempre añaden una capa extra de lógica al asunto que no recuerdas haber encontrado nunca en ningún otro lugar y… bueno, en fin, que me pongo demasiado técnico: Murdle es una lectura ligera —sin sangre, a pesar de todas las muertes—, un libro que incluso se puede disfrutar con tus peques al lado si los dispones de asistentes, leyendo las pistas y volviendo a las descripciones de los personajes para recordar quién era zurdo, castaño, capricornio o lo que se tercie.

Muy, muy chulo todo.

J. J. Castillo nació una fría mañana de invierno en la que el murmullo del viento hizo temer al más valeroso. Enamorado de esa sensación, dedica su tiempo a escribir y leer historias que increpen el alma. En el ámbito de las letras ha ganado premios y ha colaborado con cantidad de editoriales especializadas en los tres grandes géneros.