Reseña: Nobody. Temporada 1, de Christian De Metter

Nobody: Temporada 1, no es otra que un puro thriller de los que realmente enganchan. Y es que desde el principio quedé impresionado porque es un cómic, una historia que no podía dejar de leer, y menos en este genial tomo en tapa dura que ha recorrido a mi lado unos cuantos viajes en metro. Una trama realmente bien hecha porque De Metter nos sumerge rápidamente en una trama construida como si fuera una serie actual de televisión. De hecho, el título de la portada nos indica que planea hacer varias temporadas y con distintos personajes e indagando, es cierto que a este primer volumen le seguirán otros tres para completar la primera temporada. Y sí, os alegrará saber (sobre todo, cuando lo leáis y lo acabéis) que eso es bien, que mola que queden por llegar tres temporadas más con ambientaciones y protagonistas completamente diferentes. Porque esto tienen un aire a True Detective que flipas. Así que espero que Yermo Ediciones siga al quite trayéndonos más joyitas así.

Aquí desde el principio, nos vemos inmediatamente atrapados por el retroceso gracias a un personaje principal que tiene mucha personalidad, y un psicólogo que me recordó suavemente a la joven Clarice Starling de El silencio de los corderos sumándole a todo un flashback sucedido en la USA de finales de los años 60. Todo esto fluye a la perfección y muy rápidamente nos sumergimos en esta historia donde todo parece construirse y gira en torno a la identidad, las apariencias, la confianza, la traición y la desaparición. Y no mucho después (en el Episodio 2), De Metter vuelve a centrar la acción en el pasado de nuestro personaje principal y se centra aquí en una de sus misiones de infiltración dentro de una banda de moteros fascistas sospechosos de robos a bancos. Después, seguimos navegando por el filo de la navaja con la omnipresencia de preguntas sobre la verdad y la confianza. Por un lado, a través de la historia que nuestro acusado le está contando a su psicólogo, el cual, intenta comprender quién es realmente su paciente, y por otro, a través de esta pandilla de moteros que son más desconfiados que cualquier otra cosa y que están sumidos en la paranoia.

Y después de dos episodios súper chulos, Christian De Metter continúa dando lo mejor de sí sin desanimarse. Encontramos a nuestra “pareja” del tolardo/psicólogo quienes, a través de sus encuentros, reconstruyen para nosotros el convulso y complicado pasado de nuestro ex-policía, ahora en la cárcel por un delito del que se le acusa. Retomamos entonces así el hilo de su vida cuando, de pronto, en un pueblo llamado Springboro, se da un doble asesinato de niños con tres meses de diferencia que hiede fuertemente a asesino en serie.

Una trama muy lograda pues en el cuarto episodio encontramos a nuestro prisionero, que va entregándose poco a poco a este joven psicólogo, y conocemos un poco más sobre el resto de su vida tras la resolución de los asesinatos de aquellos niños. Se reencuentra con la policía que sobrevivió a la operación y que llevó a la detención del culpable, pero el susodicho ha sufrido secuelas irreversibles: pues ahora está discapacitada físicamente y tiene secuelas y más cosas que contar…

Si a todo esto le sumamos un dibujo cada vez más dominado y personal que le da al conjunto a toda la atmósfera necesaria para mantenernos en suspense, tenemos en mi opinión una de las mejores series de género negro en formato cómic del momento.

Y una necesidad por ahora.

J. J. Castillo nació una fría mañana de invierno en la que el murmullo del viento hizo temer al más valeroso. Enamorado de esa sensación, dedica su tiempo a escribir y leer historias que increpen el alma. En el ámbito de las letras ha ganado premios y ha colaborado con cantidad de editoriales especializadas en los tres grandes géneros.