Reseña: El Gran Cuando, de Alan Moore

Siempre tendrá un mínimo de atención por mi parte alguien que fue muy grande en su día aunque ahora la gente lo haya dejado un poco de lado. Siempre diré que el que tiene el don, se muere con el don. Y Alan Moore sigue vivo y en su interior (haga las cosas que haga y diga las cosas que diga) se ubica el poder de la creatividad en máxima expresión. Nocturna Ediciones lo sabe y por eso cada poco nos trae algunos de sus títulos fuera del mundo del cómic, obras que son aportación al mundo literario donde el autor tiene mucho que decir aún. Moore es el típico artista al cual la sociedad empezará a encumbrarlo cuando ya no esté.

El Gran Cuando es un libro con un agudo sentido de lo siniestro, tiene una agradable ligereza y cala rápidamente en la psique del lector. Y es que en su fiesta de cumpleaños número 40 (en 1993), Moore anunció lo que después describió palabras que se dicen después de “más cervezas de las que debería haber tomado”, dijo, que iba a convertirse en mago. Y ahora hace más de treinta años de eso y tras muchas ocurrencias, en esta novela se ve como siendo el mismo escritor formalmente atrevido que creó en su día Watchmen, con el artista Dave Gibbons, asestó a los cómics de superhéroes estadounidenses un golpe del que nunca se recuperaron.

¿Tienes un nombre o debería seguir pensando en ti como ‘la carga’?, le pregunta una bella joven llamada Grace al protagonista de este libro. Y así es: nuestro héroe se regocija en el nombre de Dennis Knuckleyard, y ese es el menor de sus problemas. A Dennis, un adolescente miserable que trabaja en una librería para una vieja bruja flemosa llamada Coffin Ada, le han vendido un libro peligroso (Londres Eterno), que no debería existir -fuera de la ficción del escritor de terror Arthur Machen-, pero de alguna manera ha abandonado el mundo de las ideas y ha entrado en su posesión. AHORA debe deshacerse de él adecuadamente o será arrastrado a un mundo mágico ubicado en la ciudad de Londres que existe en paralelo al Shoreditch de 1949 donde Dennis reside habitualmente. Además, al menos algunos de los habitantes de ese lugar poseen la habilidad y posiblemente la inclinación de poner a Dennis de vuelta y media…

El Gran Cuando tiene un tercio de la extensión de Jerusalén (una obra de una ambición y densidad igualmente asombrosa, en parte un estudio histórico de Northampton (su ciudad natal de toda la vida) y en parte una meditación sobre el Más Allá, con toques de homenaje literario y autobiografía); pero ambas tienen un ritmo similar al del tipo de historia de aventuras en la que Moore se destacó tanto en sus guiones de cómic. Está escrita con un tono urbano rico en chistes, nombres memorables y giros de tuerca en sus frases. Humor inglés, negro y cantidad de contestaciones ingeniosas. Pero todo esto en vez de estar en una novela realista sobre las clases altas casaderas, tenemos una fantasía llena de monstruos sobre un triste saco virginal dentro de la clase obrera. Y es que después de esa fatídica fiesta de cumpleaños en 1993, los Moore formaron una sociedad mágica en la tradición hermética (un linaje que incluye a los rosacruces, los teósofos y a Aleister Crowley) a la que llamaron The Moon and Serpent Egyptian Theatre of Marvels. En el teatro, ellos y sus amigos realizaron ceremonias de música y poesía para el público de Northampton.

De un mago, sale magia.

La productora Playground está preparando una serie de televisión basada en está novela.

J. J. Castillo nació una fría mañana de invierno en la que el murmullo del viento hizo temer al más valeroso. Enamorado de esa sensación, dedica su tiempo a escribir y leer historias que increpen el alma. En el ámbito de las letras ha ganado premios y ha colaborado con cantidad de editoriales especializadas en los tres grandes géneros.