Reseña: Lobezno. Sediento de Sangre, de Peter David y Sam Kieth
Cyber llega a Madripur, mientras Lobezno se hace amigo de un lobo en el bosque. Pronto, Wolverine se enfrenta a Cyber fuera de la oficina del General Coy y se queda alucinando…, se recupera en el desierto, mientras Cyber ofrece tanto a Coy como a Tiger Tyger un lote de drogas alucinógenas. Pero Wolverine finalmente reúne el coraje para enfrentarse a Cyber nuevamente, justo cuando Cyber traiciona a Coy y Tyger; y durante su pelea, el amigo lobo de Wolverine muerde a Cyber en el cuello, enviándolo a un barril de drogas. Y mientras alucina salvajemente, Cyber desaparece en el mar…
¿Es spoiler no? Esto es soloa la acción del primer número de este Marvel Comics Presents #85, un arco argumental que duró hasta el #92, es decir, ocho numerazos de una historia que atrapa de lo lindo.
Incluso se podría decir que Sediento de Sangre es un one-shot de sesenta y cuatro páginas digno de estar en cualquier estantería Marvel que se precie. Así que tardáis en aprovechar la oportunidad de tener esta joyita en tapa dura ahora que Panini Cómics vuelve a ponerla en el candelero. Quizás uno de los cómics de Lobezno más recomendables de todos los que existen. Pero la pregunta es: ¿Cómo evitó Marvel reimprimir esto durante tantos años? Los autores son nada más y nada menos que Peter David y Sam Kieth, ¿eh? Además, es una de las historias de MCP que mantuvo en continuidad la introducción de Cyber, el cual apareció ocasionalmente como villano en los años 90 y aparentemente revivió inexplicablemente hace unos años en Wolverine: Origins. La historia realmente no depende de si Wolverine le tiene miedo a Cyber o si solo responde a una orden mental, por lo que, en realidad, no es tan controvertida como hubiera esperado. Es el tipo de historia de Lobezno que hemos visto miles de veces hoy en día (un enemigo misterioso regresa del pasado, se muestran algunos flashbacks poco fiables, se revela un amor previamente desconocido…), pero hay que recordar en que año salió esto por primera vez y entonces sabremos que estamos ante una de las “fuentes” del personaje. Esto era bastante nuevo cuando la historia se publicó en 1991. Por eso casi la mitad de la historia está dedicada a las alucinaciones, que es una forma de utilizar a Sam Kieth de manera efectiva.
El arte de Kieth esplende en cómics así. Un ilustrador que alterna entre una débil impresión de McFarlane y habilidades con el «fotorrealismo combinado de cómic underground de los 70 y algo de Frazetta». Aquí todavía está calentando motores para The Maxx, su mejor trabajo, en mi opinión, obra culmen del ilustrador pese a que me encanta en Lobo.
Es interesante pensar que esta fue la primera miniserie de Wolverine justo después de la fantástica Arma-X. Esta historia de drogas en los 90 impactaba a la vez que molaba leerla. Un cómic que volvía a incluir el famoso Código. Lo prohibido siempre atrae.