Reseña: La Estatua de la Libertad. El Sueño de Bartholdi, de Rubio y Ocaña

Si no sabéis nada de este hombre, Auguste Bartholdi (1834-1904) es recordado principalmente por haber diseñado la famosa Estatua de la Libertad de Nueva York. Y para muchos, casi que empiezas a interesarte en él cuando haces un viaje de placer a la ciudad que nunca duerme y coges el ferry hasta Liberty Island y te cuentan su historia. Pero, ¿qué es realmente la Estatua de la Libertad? A groso modo, un monumento originalmente destinado a resaltar la amistad franco-estadounidense por la ayuda de estos en su Independencia contra los ingleses. Pero una obra que se convirtió inmediatamente en un símbolo universal de esperanza, particularmente entre los emigrantes que llegaban a Nueva York por entonces.

También fue una increíble hazaña técnica que llevó casi veinticinco años hacerla desde el diseño hasta la construcción y requirió la experiencia de los mejores ingenieros de la época. Por eso es, ante todo, la realización de un sueño de toda la vida, el de un artista que quería hacerlo tan bien para ser recordado por siempre.

Ni que decir tiene que es un título que tenía que ser reseñado sí o sí por estos lares. Tenemos aquí la historia de un hombre, una visión y una realización emblemática. Pero no un cómic biográfico propiamente dicho de Bartholdi, Más bien un panorama relativamente amplio de una figura destacada de la construcción patrimonial y de su tiempo. Un álbum que publicó Norma Editorial hace nada, uno que correspondería al segundo volumen de la colección Les bâtisseurs (el primero fue La resurrección de Notre Dame: https://www.normaeditorial.com/ficha/comic-europeo/la-resurreccion-de-notre-dame), y es que el arquitecto que renovó la catedral de Notre-Dame también jugó un papel importante en la realización de Lady Liberty y, por supuesto, aparece en las páginas de este álbum.

Salva Rubio toma prestada la pipa del tío Paul y narra primero los orígenes e influencias que llevaron al escultor a plantearse su proyecto, y a continuación se relatan los innumerables pasos, tanto técnicos como administrativos y financieros. Y es que tanto ayer como hoy, el camino está sembrado de obstáculos para aquellos que se atreven a salirse del camino trillado.

Cómic muy bien cuidado y perfectamente documentado, la narración es clara y de fácil acceso. De manera más general, la obra también ofrece un retrato, aunque muy general, del panorama industrial y empresarial del siglo XIX. Ultraclásica y realista, la puesta en escena está ante todo al servicio del escenario. Eduardo Ocaña ilustra con finura y autoridad las “aventuras” de este héroe visionario. La reconstrucción histórica es sólida. Pionero de la fotografía, Bartholdi dejó numerosos archivos, sin duda invaluables para el trabajo del artista. ¡Y los colores de Maz no son demasiado atrevidos!, que lo he leído por ahí…

Un ejemplo perfecto de cómic documental bien pensado y ejecutado con habilidad. Cumple todos los requisitos: informa recordando el pasado y, al mismo tiempo, es entretenido y agradable de leer. Por mi parte, recomendable.

J. J. Castillo nació una fría mañana de invierno en la que el murmullo del viento hizo temer al más valeroso. Enamorado de esa sensación, dedica su tiempo a escribir y leer historias que increpen el alma. En el ámbito de las letras ha ganado premios y ha colaborado con cantidad de editoriales especializadas en los tres grandes géneros.