Reseña: Carmilla, de Antonio Lorente y Sheridan Le Fanu

Contar con este ejemplar en un formato ilustrado chulísimo, el que es para mí el mejor relato de vampiros escrito de toda la historia por uno de mis amados maestros del género de terror, no es otra cosa que motivo de alegría. Porque en el actualidad muy pocos conocen esta historia de la cual procede múltiples inspiraciones y adaptaciones pero sin tener claro de donde procedía la fuente. Y el manantial de sangre brota de una montaña de dolor llamada Carmilla. La que es una considerada la mejor obra del autor irlandés Sheridan Le Fanu que en 1872 creó una de las primeras obras de ficción vampírica, mucho anterior al Drácula, de Bram Stoker (1897). Y es la editorial Edelvives quién trae esta joyita, esta vez ilustrada por Antonio Lorente, en la que es la primera novela de terror dibujada por este autor tan de moda, capaz de crear unos dibujos excelentes para la ocasión. Lorente, conocido por sus exitosos trabajos como Genios (https://www.edelvives.com/es/tienda/genios-el-eco-fantasma-de-sus-voces) y Ana la de Tejas Verdes o la chulada que se publica en breve como es Grandes Amores. (https://www.edelvives.com/es/tienda/grandes-amores-veinte-parejas-inolvidables-de-la-literatura); título que no me pienso perder, por supuesto. Un autor que destaca por su talento creativo capturando la esencia de lo que se ofrece y aportando una experiencia casi única de lectura. Quizás por eso he disfrutado tanto y tanto esta “vuelta” a Carmilla tras el paso de los años.

Una obra que fue publicada por primera vez como serial en The Dark Blue, una historia que es narrada por una joven acosada por una vampiresa, un personaje principal que es el ejemplo prototípico original de la vampiresa lesbiana, que expresa deseos románticos hacia la protagonista, o mejor dicho, que al igual que los antiguos griegos, el deseo, el amor y el sexo es lo que es y no hace distinción de géneros. Porque Le Fanu presenta la historia como parte del libro de casos del Dr. Hesselius, cuyas desviaciones de la ortodoxia médica lo ubican como el primer detective ocultista en la literatura.

Laura, la protagonista adolescente, narra sus inicios de infancia en un castillo «pintoresco y solitario» en medio de un extenso bosque en Estiria, donde vive con su padre, un rico viudo inglés retirado del servicio al Imperio Austríaco. Cuando tenía seis años, Laura tuvo una visión de una visitante muy hermosa en su dormitorio. Más tarde, Laura afirma haber sido perforada en el pecho, aunque no se encuentra ninguna herida. Toda la familia asegura a Laura que fue solo un sueño, pero también refuerza la seguridad que no hay más visiones ni ninguna visita posterior. Doce años después, Laura y su padre están admirando la puesta de sol frente al castillo cuando su padre le cuenta sobre una carta de su amigo, el general Spielsdorf. Se suponía que el General los visitaría con su sobrina, Bertha Rheinfeldt, pero Bertha murió repentinamente en circunstancias misteriosas. El general concluye ambiguamente que discutirá las circunstancias en detalle cuando se encuentren más tarde. Pero Laura, entristecida por la pérdida de una amiga, anhela una compañera. Un accidente de carruaje fuera de la casa de Laura trae inesperadamente a una niña de la edad de Laura al cuidado de la familia. Su nombre es Carmilla. Y ambas niñas se reconocen instantáneamente de aquel «sueño» sufrido años atrás…

Una historia que se incluye a menudo en cantidad de antologías de relatos de Terror, en especial sobre Vampiros, una obra de arte a leer, al menos, una vez en la vida.

Y esta es la genial edición en la que deberíais hacerlo.

Indispensable.

J. J. Castillo nació una fría mañana de invierno en la que el murmullo del viento hizo temer al más valeroso. Enamorado de esa sensación, dedica su tiempo a escribir y leer historias que increpen el alma. En el ámbito de las letras ha ganado premios y ha colaborado con cantidad de editoriales especializadas en los tres grandes géneros.