Reseña: Canary, de Scott Snyder y Dan Panosian

En busca de un buen cómic para este inicio de año, me topé con algo que jamás esperaba encontrar. Un cómic que no sólo trata el tema western sino que encima viene sazonado de mi amado género de Terror. Y de dos grandes autores como son Scott Snyder (American Vampire, Batman: El tribunal de los búhos, Superman Desencadenado, La Cosa del Pantano para DC…) y el ilustrador Dan Panosian. Un título definido por todos como “el cruce perfecto entre ambos géneros”. Así que me tocó la lotería. Pues pocas veces le apetece a uno tanto algo y lo encuentra tan a la perfección.

Tenemos aquí una genial historia del Oeste y sobrenatural. Una trama que se me hizo bastante corta por tanto, porque se disfruta cada página lo más grande. Snyder combina una de vaqueros con el horror cósmico. Una historia cruda y desconcertante que se vuelve emocionante que publicada durante dos años.

Canary está ambientado en 1891, durante los últimos días de la fiebre del oro, donde una empresa minera en Colorado llega a extraer uranio radiactivo, lo que provoca que una mina colapse. Entonces un famoso alguacil federal llamado Azrael William Holt (conocido por su máscara y las novelas que relatan sus hazañas) es llamado para investigar una serie de asesinatos que empiezan a darse en dicho pueblo. En especial, uno cuyo culpable parece ser un niño, uno que suele rondar la mina que algunos habitantes del pueblo consideran maldita.

Que duda cabe que Scott Snyder se apoya bastante en el arte brillantemente detallado de Dan Panosian para crear esta maravilla. Esplende totalmente la atmósfera que se pretende. Además, Panosian también hace los colores y elige sus sombras y reflejos de manera efectiva, lo que ayuda a crear ese ambiente del Viejo Oeste tan difícil de conseguir por algunos.

Snyder aporta personajes atractivos, diálogos sutiles como corresponde a esa época y un misterio espeluznante con el que me mantuvo enganchado.

Tras el tercer capítulo, las amenazas aumentan y Canary pasa de ser un western típico a un cómic de horror en toda regla.

Aderezado con elementos lovecraftianos.

Maravilloso.

J. J. Castillo nació una fría mañana de invierno en la que el murmullo del viento hizo temer al más valeroso. Enamorado de esa sensación, dedica su tiempo a escribir y leer historias que increpen el alma. En el ámbito de las letras ha ganado premios y ha colaborado con cantidad de editoriales especializadas en los tres grandes géneros.