¿Otro testimonio sobre el horror de los campos de concentración? Si es un cómic interesante y está bien hecho: SIEMPRE DIRÉ SÍ. Porque con Adiós, Birkenau, debo admitir que, a fuerza de haberlo leído, tengo la impresión de haber creado una especie de caparazón de insensibilidad, de no sentirme particularmente conmovido con una historia más de dolor sobre la IIGM. Pero siempre siendo súper consciente de que estamos ante una nueva historia que no dejará indiferente a nadie. Y ahora os digo más: Adiós, Birkenau consiguió quebrar ese caparazón. La personalidad de Ginette Kolinka y especialmente la forma tan natural en la que cuenta su historia hacen que los hechos sean tan realistas que a mis ojos se volvieron aún más impactantes. Destacaron varios puntos que me llamaron la atención: su descuido antes de darse cuenta de lo que realmente le esperaba, su progresiva deshumanización orquestada por los nazis, su necesidad de transmitir después de un largo período durante el cual nunca quiso hablar de lo que había vivido… La historia se construye en dos momentos, lo que nos permite seguir a Ginette Kolinka, por un lado, mientras acompaña a un grupo de jóvenes estudiantes a Birkenau; y por otro la crudeza de la guerra. Idas y venidas que nos permiten visualizar el horror al tiempo que resaltan la necesidad de transmisión de Ginette. Una forma de proceder que acentúa el aspecto “testimonio” de la historia al tiempo que arroja luz sobre la personalidad del autor. ¿Qué ocurre? Que el dibujo no lo vi muy allá pero con el paso de las hojas empecé a enamorarme de él.
Me gusta todo lo relacionado con la representación de los personajes y también me gusta la idea de estas sombras que los ilustradores representan en la oscuridad de los campos de concentración. Por otro lado, varios de los escenarios me desagradaron mucho porque parecían retocados a partir de una fotografía y esa forma de ilustrar no me mola.
Un tema que no es nuevo y las historias de este tipo son numerosas. Es obvio. Pero os puedo decir que es la primera vez que la historia de Ginette Kolinka se ilustra en un cómic y solo por eso, y por las buenas sensaciones, vengo a recomendaros este título de cómic europeo que publica Norma Editorial y que recientemente ha sido anunciado como uno de los nominados al Prix des Lycées 2025 entre los que está también el magnifico El dios salvaje, de Fabien Vehlmann y Roger Ibáñez, que os reseñé hace no mucho.
En Adiós, Birkenau estamos ante un cómic que me pareció conmovedor y bien pensado. Una obra que, sin duda, contribuye a preservar la memoria del horror que supusieron los campos de concentración nazis. El riesgo de los testimonios sobre la deportación es convertirse en un lector hastiado, volviéndose insensible al horror por haberlos leído varias veces. Un sentimiento casi natural contra el que obviamente debemos luchar, ya que este horror es inolvidable y las palabras de los supervivientes pronto necesitarán las nuestras para continuar este necesario trabajo de memoria. Sobre todo, cuando vemos a los revisionistas de todas las tendencias y a los fascistas de todo tipo de personas que quisieran empezar de nuevo con este tipo de tragedias.
Aquí se exponen dos ideas: saber diferenciar el bien del mal y conocer la vida de Ginette Kolinka. Una persona hermosa, a quien la inmundicia nazi, pese a todo, no logró dañar.