Reseña: Corto Maltés. La Reina de Babilonia, de Pratt, Vivès y Quenehen

Volviendo a Corto Maltés, uno no sabe que esperar aunque sí tendrá claro, que muy mal lo tienen que hacer para que no guste lo que se pretende. En mi caso, excepto que me gustan especialmente las creaciones gráficas de Bastien Vivès, prefiero anunciar desde ya que estoy feliz de encontrar toda la magnificencia de estas mujeres que ilustra, las cuales suelen desprender mucho misterio y sensualidad. Enamorado de ellas me hallo cuando conozco alguna. Luego, en estas nuevas creaciones que se están haciendo de la mano de Martin Quenehen y Bastien Vivès sobre el personaje más icónico de Hugo Pratt, hay que decir que Corto mantiene su encanto, todavía con clase aunque tiene un nuevo look: espacio para la gorra de bohemio y/o vagabundo, la camisa con el cuello abierto y un aspecto de falsamente descuidado. La verdad es que mola y puede resultar bastante atractivo tanto para chicos como para chicas.

En cuanto al guion, lo pasé bien (una nueva aventura en Europa, actos de piratería, una dosis de CIA y un tesoro). La puesta en escena es apasionante y los numerosos silencios sacan a relucir toda esa multitud de cosas no dichas que permiten a los personajes permanecer tan impenetrables como siempre. La aventura me llenó lo suficiente como para devorar la historia porque Corto no controla los acontecimientos pero sus acciones basadas en el “sentimiento” siempre van acorde a sus principios. Es bueno encontrar eso de nuevo. Puede parecer una historia confusa, pero los planetas se alinean al final y las sensaciones de este nuevo álbum que publica Norma Editorial en nuestro país, resultan buenas. Y eso que la temporalidad de la historia no alcanza el nivel de Hugo Pratt, pero el guionista aún así proporciona todo un contexto histórico y diferentes posiciones para recordarnos que Corto Maltés es ante todo un hombre fundamentalmente independiente, capaz de ser amigo de las personas más rarunas que te puedas encontrar.

Tres puntos buenos de este álbum sería: no estamos en la continuidad temporal de la serie principal, tenemos una versión moderna de nuestro héroe (bienvenidos al siglo XXI). Segundo punto positivo: a pesar de este salto al “futuro” y del cambio de look, el espíritu está intacto (me gustó mucho el enfrentamiento con el móvil). Y por último, el dibujo, dejamos el blanco y negro por un gris/negro/blanco bastante bueno, unas imágenes magníficas de las que suele conseguir Vivès en sus obras. Y añadid un poderoso y simpático personaje femenino.

Tengo que reconocer que cuando Vivès (y Quenehen, a quien conozco poco) anunciaron esta adquisición, me debatí entre la exageración y la preocupación. Pero la curiosidad siempre vence. Por eso sigo interesado en leer posibles nuevas aventuras de este Corto Maltés moderno y sabiendo que es imposible destronar a la saga original (grabadas para siempre en mi mente cada nuevo álbum que devoro y leo, poco a poco, para no quedarme sin caviar), quiero más, porque tengo dudas de hasta donde pueden llevar estos autores al personaje.

Corto Maltés es de esos personajes clásicos que tienes la sensación de que si intentan renovarlo probablemente saldrá algo desagradable. De momento, con La Reina de Babilonia he quedado gratamente sorprendido.