Reseña: La Carretera, de Manu Larcenet

Que me diga alguien que no se siente atraído por ver en formato cómic (y más en cómic europeo) una enorme historia como fue la novela de Cormac McCarthy o la película que protagonizó Vigo Mortensen. Y más aún cuando lo entendidos de los BD vean que el encargo de tal adaptación ha ido de la mano del siempre genial Manu Larcenet, y porque además de los ademases este podría ser uno de los mejores cómics y de los más esperados del año.

Al adaptar esta oscura obra del maestro McCarthy, Manu Larcenet ha vuelto a conseguir una hazaña. Con Blast me asombró con su talento narrativo, y aquí repite la hazaña de Los combates cotidianos con sus magníficos gráficos. Un anterior álbum (El Informe Brodeck) que también se basó en el blanco y negro para sacar lo mejor de la trama, quizás la fuente inspiradora gráfica para La carretera.

Larcenet nos ofrece toda una tonalidad de grises, propia de la atmósfera de la novela, con sus incesantes lluvias de cenizas y nos ofrece además numerosas viñetas mudas que nos trasladan a la soledad absoluta de un mundo donde ya no queda ruido alguno. Un dibujo tal que merece nuestra atención, que aisla, que evoca la muerte cercana.

Se consigue toda la atmósfera pesada y lúgubre de McCarthy en este cómic. Si no la conocéis aún, esta es una de las mejores post-apocalípticas escritas. Largos años después de un apocalipsis global, el mundo sigue en ruinas; el aire es gélido, llueve ceniza y la tierra está contaminada. En medio de la devastación, un niño y su padre recorren una autopista interminable cruzándose con los últimos restos de la civilización humana: locos, caníbales, desesperados… Y ahí se van a topar con todo lo malo del ser vivo, lo peor de este planeta como siempre la propia raza humana.

¿Qué queda? A un Manu Larcenet sabiendo permanecer fiel a la obra original, que no la distorsiona sino que la sublima añadiendo su toque personal. Conmovedora, terrorífica, brillante, insuperable, etc… Me voy a quedar ahí con los superlativos porque podría ensartarlos uno a uno como perlas.

Larcenet cumplió totalmente su reto, incluso me dio ganas de releer el libro nuevamente, cosa que haré seguramente este verano. Estamos ante una obra maestra absoluta, una historia inspiradora como pocas. Al otro lado de los Pirineos ya lo categorizan como el cómic del año.