Muchos ya lo sabréis, pero como otros quizás no, y habéis llegado a esta reseña por casualidad o por la fama que están teniendo ahora Michael McDowelll y sus novelas en nuestro país; deberíais saber que en 1983, su saga Blackwater se publicó en seis entregas, apareciendo un volumen cada mes, desde enero a junio, como si se tratara de una serie de televisión. Fue un absoluto pionero en esto. El éxito fue inmediato, e inspiró a Stephen King para escribir Rita Hayworth y la redención de Shawshank (La Milla Verde) en este formato, más de una década después.
Tras leer y reseñar los anteriores, hoy os traigo la cuarta entrega de esta genial saga con la que las buenas palabras se me acaban de tanto alabarla. Titulada La Guerra, en ella una nueva era amanece para el clan Caskey: los años de implacabilidad de Elinor finalmente darán sus frutos; los enemigos de ayer están a punto de convertirse en los amigos de mañana; y los cambios surgen de donde nadie los espera. El conflicto en Europa ha traído sangre nueva a Perdido. Ahora los hombres van y vienen como marionetas en la propiedad de los Caskey porque cronológicamente nos situamos entre 1940 y el final de la Segunda Guerra Mundial. Fueron los años en los que el panorama económico y social cambió de manera drástica en USA, y estos personajes casi que no se dan cuenta que sus vidas penden de un hilo.
En esta parte, McDowell se vuelve a centrar en los personajes y en las dinámicas familiares y de poder tras el giro que dio la novela en la tercera entrega La Casa. El ritmo es más pausado que en las anteriores, y el giro final más previsible. Miriam y Frances, las dos hijas de Elinor toman un papel mucho más relevante. Me ha alegrado volver a saber de Grace y conocer algo más de Lucille. Y Óscar y James (muy envejecido), siguen teniendo un papel secundario supeditado al de las mujeres del clan. Y vamos a conocer algo más sobre la naturaleza de Elinor y Frances, cosa que mola.
La Guerra se centra principalmente en los miembros más jóvenes de Caskey y, en general, es menos fascinante que los otros libros, siendo sincero. Pero no está exento de intriga. Hay una escena “deliciosamente” espantosa, aprendemos un poco más sobre la misteriosa Elinor, y sucede el paso del tiempo necesario a medida que la epopeya se intensifica lentamente hacia lo que espero sea un clímax apoteósico e inolvidable. Todo lo que sé es, que sigo obsesionado con esta saga, con estas lecturas en las que con cada libro me urge a pasar a la página siguiente. Libritos llevaderos, con portadas chulas que se ha marcado en nuestro país la editorial Blackie Books, una saga de terror, folk-horror, novela costumbrista del medio-oeste, una historia que en cuatro volúmenes que llevo funciona terriblemente bien.
Y ya queda menos para el desenlace.
Ya no hay vuelta atrás.
O quizás si.
Para releer toda la saga de nuevo.