Nos ha llegado por fin el tercer álbum y último de la saga Champignac. Nuevo Nueve Editores no nos ha dado la espalda y tenemos así un cierre magistral a la trama propuesta desde el primer número (https://www.cronicasliterarias.es/?p=2127). Y es que algunos estamos encantados con lo que va trayendo poquito a poco esta editorial que tan buen ojo pone en el cómic europeo. Una editorial con bastante experiencia en el mundo de la BD y de la que no debe pasar ni un mes en el que no haya que poner atención a sus novedades.
Tras Enigma y El paciente A donde se nos presentaba a un conde de Champignac en sus primeros treinta o cuarenta años, en medio de la Segunda Guerra Mundial, y por el momento lo encontrábamos sonriente y tranquilo, con su lado caprichoso y su pasión por la ciencia y los hongos. Poco después comenzó una trama tremenda en la que tras dejar atrás su castillo, se va a Inglaterra, al sitio de Bletchley Park, donde los intentos ingleses de descifrar las comunicaciones del ejército alemán tienen lugar en secreto. Luego se codea con una parte de la historia, el famoso Alan Turing en particular. Y allí también conocerá a una guapa escocesa, de mente tan vivaz y curiosa como la suya, de la que pronto se enamorará… Pero no voy a contar todo lo que sucede en anteriores álbumes. En Unos átomos de carbono nos vamos concretamente al otoño de 1951 en el que Margaret Sanger, una americana un poco excéntrica, llega al castillo de Champignac. Una señorita investigadora pionera en planificación familiar que teniendo conocimiento de la investigación de Pacome sobre la anticoncepción intenta inmiscuirse en ella. Por otro lado, detrás de su bigote (aquí todavía marrón), encontramos al personaje de las aventuras de Spirou más joven, y es una de las cosas que mola de esta miniserie. Un conde Champignac que decide acompañar a la señortia Sanger a Boston para encontrarse con los responsables de un laboratorio capaz de desarrollar la píldora milagrosa, el objetivo de tan curiosa investigación (para el año que estamos tratando).
Tenemos aventuras y acción al estilo Indiana Jones pero con un objetivo científico mundial tras el cual hay grandes corporaciones y malos-malutos. Muchas trabas en el camino para estos personajes en busca de la verdad, dos pioneros de la ciencia y el estudio libre y legal por el bienestar del ser humano. Una aventura histórico-científica donde el Conde de Champignac demuestra una vez más que estuvo implicado directa o indirectamente en todos los descubrimientos e invenciones del siglo XX, tal como dice la sinopsis editorial.
Champignac es un personaje fascinante, rico en posibilidades y es extraño ver que su pasado ha sido relativamente poco explotado hasta ahora por “la maquinaria” que genera las historias de Spirou. Se debieron de dar cuenta en la BD y por eso se impulsó esta miniserie. Un spin-off de un personaje atractivo que merece más tramas en su haber. Por que el conde es de esos héroes discretos que molan. Y llevarlo al entorno de la Segunda Guerra Mundial fue simplemente una genial idea.
Un diseño de Etien y Beka, trilogía y saga, realmente magnífico.