Uno de los mejores juegos de los últimos años es, sin duda, The Legend of Zelda: Breath of the Wild, de Nintendo de 2017 para Switch. La historia va de la princesa Zelda pidiéndole al aventurero Link que derrote al malvado Ganon con la ayuda de las Cuatro Bestias Divinas, todas las cuales, junto con la tierra de Hyrule, han sido corrompidas por la plaga de Ganon y Link debe curarlas a cada una de ellas para cumplir la misión de tal búsqueda. Estoy especulando, pero supongo que James Stokoe estaba entre los millones de gamers que jugaron y amaron Breath of the Wild. Y, inconscientemente o no, ha replicado a su modo una historia en formato cómic. Para los que conozcan el videojuego, esas serían las sensaciones al leer Huérfana y las cinco bestias, este tomito que publica este mes en nuestro país Planeta Cómic. Un tipo le encarga a la luchadora Huérfana Mo que derrote al malvado Hombre Lobo, así como a las Cinco Bestias, todas las cuales, junto con la tierra misma, han sido corrompidas por el poder demoníaco del Hombre Lobo.
Huérfana Mo debe derrotarlos.
Una Quest en toda regla. Un cómic que, por supuesto, cuenta con el asombroso arte de Stokoe; maravillosamente detallado, coloreado de una manera que complementa perfectamente el estilo dinámico, viñetas barrocas donde cada uno de los huecos se rellenan. Mola el estilo del diseño a lo manga El Puño de la Estrella del Norte o Kamui, de los primeros mangas que llegaron a nuestro país.
Huérfana Mo parte después de que su maestro muera. ¿El objetivo? Destruir a cinco de sus discípulos que amenazan al mundo con sus poderes demoníacos. Básicamente estamos ante una aventura que nos lleva a una serie de batallas contra jefes finales cual videojuego de plataformas que se precie. Pero de los que todos disfrutamos y mira que casi siempre son más de lo mismo. La receta fácil es la receta efectiva, ¿no? Cada Bestia tiene su estilo único, sus armas, sus detalles su historia detrás…, como en un videojuego de artes marciales de los que a tantos de nosotros nos han encantado en algún momento de nuestras vidas.
James Stokoe aporta su ultra-detallado dibujo fantástico de violencia desbocada en un relato de venganza clásico a lo John Wick. Eso cuenta la sinopsis y es eso, concretamente. Y yo que siempre he disfrutado el dibujo de Stokoe, aquí no decepciona. Es un artista talentoso para los cómics de acción. Y aunque es una pena que exista una enorme disparidad entre arte y guion (los malos son muy malos y los buenos son muy buenos), de todos modos, la historia se disfruta por ser palomitera al estilo John Wick o una peli de Statham. Simple pero acción a tope, lo que deriva en diversión.
El arte es magnífico, tanto la violencia gráfica como las expresiones faciales. Realmente, uno de los diseños más detallados que podrás ver en un cómic. Es impresionante. Por eso, feliz de que James Stokoe haya regresado por estos lares con una serie en curso.
Hoy sale.