Cuando algo ha molado tanto en nuestras vidas, está bien que de algún modo nunca se acabe. Con este pensamiento como máxima acudo siempre a la lectura de los cómics de Stranger Things. Chulos ejemplares que gracias a Norma Editorial tenemos en nuestro país. Y esta vez una edición que contiene tres historias diferentes, en tres diferentes épocas del año. Pero con el nexo común -como siempre- de que todas están basadas en esas épocas de vacaciones que tanto disfrutan los niños… y los no tan niños.
Es la noche de Halloween en Hawkins, Indiana, y Will, Mike, Lucas y Dustin se reúnen en el Castillo Byers para comer dulces y asustarse unos a otros con una historia de terror. ¿La historia? Un momento. Y es que cuando Lucas fracasa estrepitosamente en asustar a sus amigos, Will coge el mando y empieza a hablar sobre el devorador de niños que una vez visitó el pueblo…
Un aventura de Michael Moreci que cuenta aquí una historia brillante y hace un uso inteligente de todos los personajes. Y muy buenas ilustraciones de Todor Hristov que ayuda a cuadrar una brillante trama que tiene lugar una semana antes de los acontecimientos que vimos en la primera temporada de Stranger Things. El artista hace un trabajo fantástico al capturar las imágenes de los cuatro niños tal como se veían en aquel entonces. También me encantó el uso inteligente de la sombra durante los momentos en que los niños están sentados alrededor de la fogata. También logra un uso inteligente de la luz y la sombra durante los momentos ambientados dentro de la Biblioteca, lo que proporciona una sensación real de peligro. Mola. Me hubiera encantado leerla el pasado Halloween.
Para muchas familias, el último mes del año está repleto de ofertas especiales navideñas. Historias divertidas y ligeras de la temporada que van desde romances concisos, dibujos animados stop-motion o los cuentos clásicos de siempre. Pero si forman parte de un programa establecido, estos especiales tienden a ser episodios independientes, oportunidades para que los personajes principales se diviertan un poco sin alterar el status-quo. En esta historia navideña, Chris Roberson crea un encantador entorno navideño para nuestros queridos personajes. Pero no demasiado dulce. Donde aprovechan algunos para enseñarle a Once qué significa realmente la Navidad. ¿Qué ocurre? Que las tensiones aumentan cuando Dustin jura que vio algo acechando en el bosque.
Con el último relato nos vamos al veranito, época del año que es, sin duda, punta de lanza en el tema vacaciones. Julio de 1985, justo cuando la cuarta temporada de la serie llega a su explosivo final. En caso de que lo hayas olvidado, la cuarta temporada fue la «temporada de centros comerciales», mi favorita, por cierto. Si necesitabas este recordatorio, probablemente, no tengas problemas. Pero si todavía estás aturdido por la acción ininterrumpida y las muertes en los episodios lanzados anteriormente, este cierre de cómic puede saciar tu sed. Un poco. Porque evitando a los personajes principales, este número se centra en los agentes de policía de Hawkins, Calvin Powell y Phil Callahan, quienes asumen sus responsabilidades de proteger y servir con bastante libertad. No es que sean malos policías. Simplemente no tienen ni idea. Y sus formas de trabajo también deja mucho que desear. Una pareja que normalmente se pierden la acción real de la serie de TV y aquí se encuentran con un Billy Hargrove trastornado, patrullan una protesta contra el alcalde Larry Kline y están cerca del centro comercial Starcourt durante la batalla climática de la temporada antes mencionada. Una historia donde solo los fans acérrimos se percataran de la cantidad de referencias que tiene.
El Especial Vacaciones va directo a la colección.