Parece que siempre digo lo mismo pero creo que una de mis mejores virtudes es la de saber elegir. Normalmente, me informo, investigo, voy sobre seguro, aunque obviamente el porcentaje de fallo siempre existe. Lo digo bastante a los que me quieren oír. La seguridad al cien por cien no existe. No obstante, la virtud de saber elegir. Entonces… ¿cómo puedo siquiera empezar a hablar de este libro excepcional y sorprendente sin decir que es lo más original y diferente que he leído en mucho tiempo? Podría mostrarles las notas que tomé mientras leía: comienzan con viñetas, claras y ordenadas, personajes fantásticos, perspectivas fascinantes… y autor enamorado de las comas, en cierto modo. Me parece agradable tomar notas, si puedo. Aunque después la mayoría no las traslade a las reseñas, al menos, no con las mismas palabras. Pero con este título, a medida que seguía leyendo, las notas cambiaron. Se llenaron de signos de exclamación, interrogación, acrónimos que ni yo mismo entiendo ahora. El tema era: “no sé realmente qué anotar». Mis notas se quedaron en el camino porque la trama adquiere una velocidad aterradora que tienes que elegir entre disfrutar y no perder detalle o escribir.
Año 1875. Clodius Iremonger es miembro de una familia extraña con un linaje muy extraño, que ocupa un distrito de Londres llamado Forlichingham (o Filching) donde administran cúmulos. Los cúmulos son montones de basura y restos que se han ido acumulando durante décadas, hasta el punto de que han desarrollado su propio clima y una geografía bastante voluble. La familia Iremonger ha evolucionado junto a estos grupos en una relación simbiótica que, a lo largo del libro, va de pintoresca y caprichosa a desgarradora y sombría: cada Iremonger recibe al nacer un objeto que llega a representarlos, y del cual es ES PELIGROSO SEPARARSE. En contraste, está Lucy Pennant, una huérfana de dieciséis años que no tiene muchas ganas de «casarse con un cúmulo», como ocurre con la suerte de los niños desafortunados que alcanzan la mayoría de edad. El abuelo de Clod, Umbitt Iremonger, el patriarca de la familia, acaba de sacarla de la oscuridad y la sumerge en una oscuridad más profunda como sirvienta en Heap House, la mansión de los Iremonger. Una vez allí, los sirvientes dan sus nombres y se conocen entre sí mientras cumplen con sus deberes… Pero la llegada de Lucy Pennant, la nueva sirvienta de la mansión, lo cambiará todo. Porque en el horizonte de Heap House se adivina una gran tempestad. Y los secretos de la familia Iremonger están a punto de saltar por los aires.
Un libro oscuro con ideas muy originales. Un libro que invita o lleva a pensar en las películas de Tim Burton. Tiene esa ambientación de contrastes de casas de colores mezclados con una trama gótica que cambias de acera y de pronto todo lo que tenía color ahora es blanco y negro. Gótico moderno. Los secretos de Heap House alterna entre las narraciones de Clod y Lucy, interrumpidas ocasionalmente por documentos del interior de Heap House: un inventario de la cocina, una declaración post-mortem secreta… Esto me pareció maravilloso. Pero la mayor parte tiene que ver con la creciente conciencia de Clod y Lucy sobre el misterio que se esconde bajo la casa y el trasfondo oscuro que parece tener todo. ¿Por qué los objetos de nacimiento tienen nombres que sólo Clod puede oír? ¿Por qué esos nombres son diferentes a los de los Iremongers? ¿Y quién ha robado el pomo de latón de la puerta de tía Rosamud? No solo Tim Burton, al leer este genial libro publicado en nuestro país por la siempre magnífica editorial Blackie Books; recordé las obras de Edward Gorey, Lemony Snicket y Roald Dahl. Incluso ese toque aún más fantástico que tenía el film Dentro del Laberinto.
Es un mundo sucio con un brillo sepia, un mundo victoriano de desorden malicioso donde nos invitan a caminar por una línea acrobática entre el encanto y las sorprendentemente viscerales ramas dañinas del capitalismo tardío, que me hicieron querer levantarme y gritar mi verdadera vocación. Para la que creo haber nacido pero de la que no puedo vivir en este país. Tenemos un libro inteligente, reflexivo y compasivo, inquebrantable en sus descripciones de crueldad casual y explotación sistemática. Y lo que es mejor, magníficamente escrito. Mi única pega es que estamos ante la primera parte de una trilogía y no soy muy fan de los libros que no se han sabido cerrar en un solo volumen. Además, es algo que pasé por alto mientras me lanzaba precipitadamente hacia un final que parecía prometer cierre y perfección sólo para hacer algo completamente distinto. Sin embargo, una vez me recuperé, decidí que hay que seguir leyendo cuando toque. Esto pinta a tesoro absoluto.