Los Dominantes abre con una máxima de la que yo no tengo ninguna que es cierta: ¿Y si la mayor amenaza para la humanidad fuera ella misma? Aparte de esto, representa muy bien lo que sucedería si una raza alienígena decidiera hacerse con el planeta Tierra. Tres puntos. Hay o habría los que deciden adaptarse y convivir con los invasores. Segundo: los que optan por resistir y reclutar gente para formar la Resistencia. Y por último, los que les rendirían culto como si de dioses o una invasión divina se tratara. Que de estos últimos, sin duda, habría bastantes porque el ser humano parece estar hecho para creer. Al menos, ante el miedo.
A medida que el país más poderoso de la Tierra se acercaba a las elecciones presidenciales de 2020, una terrible epidemia de origen desconocido azota al país y mata a más de ochenta millones de personas. Justo después, el país, el mundo o lo que queda de él, ve aterrizar formas de vida desconocidas, criaturas terrestres o voladoras que no parecen querer entrar en contacto con los seres humanos. Aterrizan en distintos puntos del planeta y trastornan la vida de las personas con su presencia. Aquella mañana, de camino a Los Ángeles, Andrew tuvo que detenerse a un lado de la carretera, sufriendo fuertes náuseas y vómitos. Este es el efecto que provoca el paso de un nauseabundo alienígena si lo tienes en las proximidades.
Ahora… Han pasado más de siete años desde que la vida de todos los supervivientes se transformara por completo. La gente se agrupa en pequeñas comunidades, comparte la comida que escasea y se protegen unos a otros como pueden. Aquellos que iniciaron la Resistencia a la presencia de los aliens se han convertido en terroristas que cobran rescate a su paso, matando indiscriminadamente, provocando más miedo que apoyo. La prensa sólo existe local y artesanalmente, Internet ha dejado de funcionar, nadie sabe en qué se ha convertido el resto del mundo. Sin embargo, las centrales nucleares siguen funcionando, lo que permite la circulación de vehículos eléctricos… Y volviendo a Andrew, este continúa su viaje hacia un museo donde espera encontrar pinturas que representen escenas de la vida familiar. Esta es su forma de aguantar, soportar, sin noticias de su familia desde la llegada de la Gran Cepa.
Runberg sabe cómo capturar el espíritu de los tiempos. Lo que está de moda. Con este virus que ha devastado a la humanidad, muchos recordarán lo recientemente pasado con el coronavirus. Aunque le pone la guinda con el tema de la invasión extraterrestre. Y a los que leemos CF de toda la vida, estos dos ingredientes nos llevan lógicamente a pensar en La guerra de los mundos, de H. G. Wells. Por lo que tenemos una historia, un tomo, un volumen que se disfruta bastante bien pero donde muchos no vais a encontrar originalidad. Los aliens son monstruos enormes con formas diferentes pero siempre tirando «a lo crustáceo». De ellos se sabe bastante poco. Cada especie causa daños diferentes, pero a menudo destructivos, a su entorno o a los humanos cercanos, aunque parece que exploten a estos de ninguna forma (que se sepa). Lo que da lugar a imaginarse cualquier cosa. Eso me gustó.
En cuanto al dibujo de Toledano, es correcto, incluso bueno, pero no me gusta mucho el coloreado, evidentemente, renderizado de ordenador. Llámenme viejo pero donde se ponga la mano -nunca mejor dicho- del hombre… que se quite todo lo demás.
Virus, epidemias, oscurantismo, el mundo que se va a la mierda, aquello recientemente comentado en un tribunal norteamericano sobre lo próximo que tenemos ya una visita extraterrestre… Pocas veces he visto en un cómic, un tema tan premonitorio tan en sintonía con nuestra actualidad.